La gesta de Carlos Mas la logró colaborando de forma estrecha con el departamento de competición de la marca catalana para desarrollar una nueva motocicleta, basada en la 360 H6 lanzada al mercado un año antes. A ella se le adaptó el chasis utilizado por Fernando Muñoz esa misma temporada en su Cappra 250 VE oficial. Un bastidor con nuevas geometrías, un centro de gravedad más bajo y ligeramente adelantado y con una dirección más cerrada.
Los amortiguadores estaban más avanzados e inclinados, logrando este conjunto que la moto fuera más ágil y estable. También son de destacar los tirantes que sujetan la culata, dos por la parte delantera y otros dos por la trasera, como en las Cota de trial. Un bastidor que acabaría siendo, prácticamente sin modificaciones, el que utilizarían las futuras Cappra VG de motocross, así como las Enduro H7.
El motor estaba basado en el 360 H6 de serie, con unas relaciones de cambio más cerradas, carburador Bing 54 de 36 mm y un tubo de escape cuyo recorrido no pasaba por debajo del asiento, sino que salía totalmente por el lado izquierdo, con un silencioso minuciosamente estudiado que daba 99 decibelios, uno menos que el máximo permitido.
La suspensión delantera se confiaba a una horquilla Marzocchi de eje centrado con 250 mm de recorrido y la trasera a unos amortiguadores Corte & Cosso, sin variaciones en el apartado de frenos. Por lo que se refiere a la carrocería, se mantenía el depósito y asiento de la primera serie de 360 H6, mientras que el guardabarros y la mascarilla de faro estaban firmados por los italianos de Nonfango.
Con esta configuración, absolutamente profesional y exclusiva, Carlos Mas disputó los Seis Días de todo terreno en Alemania en 1979, consiguiendo una exitosa y meritoria medalla de oro. Una carrera que no se caracterizó por una excesiva dureza en los que se refiere al recorrido, pero sí en el barro de la «selva negra» alemana, que hizo sufrir a muchos pilotos, especialmente a los españoles, poco acostumbrados a este tipo de terreno y en el que Mas conseguiría pulir su técnica en esta difícil superficie.
La réplica
La motocicleta que ilustra este reportaje es una fiel réplica de la H6 que pilotó Carlos Mas en los ISDT ´79, creada artesanalmente por Tin Fornons y que ganó el trofeo Pere Permanyer a la mejor Montesa en la Montesada de 2011.
Para poder llevar a cabo esta obra de arte han hecho falta casi tres años para poder ir localizando todas las piezas, algunas incluso en el extranjero, así como construir otras a mano en el torno, fresa, soldando y mediante corte por plasma. Para la base se ha partido de un chasis de enduro 360 H7, modificando las partes necesarias, como la cola trasera, para adaptar la carrocería de una 360 H6, así como las adaptaciones para los anclajes del motor.
Por lo demás se han montado casi todas las mismas piezas, a nivel de suspensiones, guardabarros y frenos utilizados en la moto oficial, dando lugar a una original montura que no deja a nadie indiferente.