Antes de los sesenta, el trial era tan solo conocido en las islas británicas. Allí nació a principios del siglo XX esta modalidad como una de las primeras variantes lúdicas del motociclismo.
Cuenta la leyenda que partió de un reto entre aficionados, acerca de quién sería capaz de subir con su moto hasta lo más alto de una cima campo a través, un poco al estilo de las «subidas imposibles» que se siguen practicando en la actualidad.
Las motos se preparaban lo mejor que se podía para adaptarse al mal terreno y los pilotos le echaban todo el valor de que eran capaces. Conforme fue avanzando la tecnología y la experiencia, el reto ya no era coronar la cima, sino hacerlo de la forma más hábil posible, es decir, sin poner los pies en el suelo. Había nacido el trial, una palabra inglesa que significa «intento» y que define a la perfección aquel nuevo deporte que se acababan de inventar aquellos pioneros.

Británica
Como es lógico, las motos utilizadas durante mucho tiempo eran exclusivamente británicas. La mayoría de ellas fruto de modificaciones hechas a partir de modelos de asfalto y en algún caso y, ya bien entrado el medio siglo XX, diseñadas específicamente para este uso. Pero todas ellas con el hándicap de contar con unos motores excesivamente pesados, de 4T y que condicionaban enormemente el resto de la moto.
Por ello no os ha de sorprender que el modelo que hoy traemos hasta estas páginas sea una genuina moto de trial, pese a su tamaño y peso.
Norton, una de las firmas de mayor prestigio en la historia de la motocicleta y nacida en 1902, basó todo su éxito en el asfalto, logrando innumerables éxitos deportivos y marcando en más de una ocasión el camino a seguir por otros fabricantes, especialmente en el apartado de la parte ciclo. Pero ello no quita para que no prestara una mínima atención al motociclismo de fuera carretera, especialmente cuando este empezaba a cobrar un gran auge a nivel popular.

La primera noticia que tenemos que relaciona a Norton con el trial data de 1939, cuando el equipo del ejército británico participó en los Seis Días de Escocia con sendas Norton modificadas. A partir de ahí y, hasta 1949, la firma británica fue fabricando una serie de prototipos para sus pilotos oficiales, que servían a su vez de inspiración para que algunos particulares hicieran lo mismo.
Pero finalmente, en 1949, Norton sacó al mercado su propia moto de trial, la 500 T, fruto de la experiencia obtenida hasta entonces. El chasis estaba derivado del modelo 18 de asfalto, abierto en su parte inferior, sin suspensión trasera pero con una horquilla Roadholder reforzada y con menor lanzamiento, para reducir la distancia entre ejes.
El motor de 500 cc tenía cilindro y culata en fundición de aluminio y la principal modificación era el cambio de cuatro velocidades, con las marchas más cortas y una relación más abierta entre ellas.
Norton fabricó esta motocicleta entre 1949 y 1954. Aunque no ganó ningún título importante, fue muy popular y apreciada entre los aficionados, que siempre confiaron en la calidad de la marca.