Prueba Gas Gas TX Randonnè

Si buscáis una moto bonita y barata, que sea buena para el alpinismo sencillo, el aprendizaje del «off road» y el trial fácil de iniciación, ésta es vuestra opción. Respuesta afirmativa a su compra para los que quieran diversión con sencillez, sin grandes pretensiones, teniendo todo bajo control y sobre recorridos sencillos, sin excesivas complicaciones.

Texto: Santiago Ayala. Fotos: Jaime De Diego

Prueba Gas Gas TX Randonnè
Prueba Gas Gas TX Randonnè

Regresa Gas Gas a un tipo de moto que nunca debería haber dejado de ofrecer, la aventurera de sencilla estructura, sencillo uso, sencillo arranque, sencilla respuesta, polivalente para el campo y algo de uso urbano. La opción para toda la familia. Un concepto interpretado en la marca años atrás con la saga Pampera, bien acogida por su concepto, mestizaje de motor de trial 250 2T en chasis de enduro, aunque no muy valorada por su rendimiento y fiabilidad. Tras aquel inicio, luego han venido Pampera 125 2T, Pampera 450 4T… y, hace un par de años, la última propuesta, la 125 4T. Nacida fruto de su relación con Rieju, la marca catalana ofrecía la misma Tango pero con adhesivos Gas Gas y denominación Pampera, de la que hubo pocas unidades.

Ahora se rompe la saga Pampera, quizás para no identificarla con ella, y nace la nueva Randonnè, apodo que la define claramente, derivado del término galo que denomina las excursiones y travesías de montaña, aunque éste se escribe en francés con otra e más -no sabemos si es error o la han querido llamar así-.

Para los que no sepáis el origen del modelo, la idea surge en Japón, donde el importador nipón de Gas Gas buscaba atender la demanda de un tipo de cliente que le pedía una moto de trial para neófitos que no fuese de competición. Acoplando a un chasis TXT Pro una mecánica Yamaha concreta el prototipo, sugiriendo su producción a la fábrica en España. De esto ha pasado tiempo, e incluso el año pasado ya hubo algunas unidades preserie, pero ha sido ahora cuando el modelo definitivo ha llegado a la venta.

Como veis se trata de una mezcolanza de piezas de las TXT -basculante, manillar, guardabarros, frenos, llantas, portafaro...- con otras específicas como el depósito (4 litros) y el chasis –tubular también pero con el subchasis soldado y una diferente cuna para acoger el más voluminoso motor Yamaha/Minarelli-. La carrocería central está realizada en una sola pieza y, por encima de ella encontramos el llamativo asiento elevado, ideal para pilotar sentados. Un sillín de fácil extracción –se afloja atrás un tornillo de 8 y se suelta delante deslizándolo del anclaje- si nos molesta para hacer trial. La caja del filtro es propia y, ya que la mencionamos, comentar lo complicado que es llegar hasta el filtro. Hay que desmontar ¡toda la carrocería! –cinco tornillos- y, de seguido, quitar otros dos tornillos más que fijan la plancha plástica que tiene la lámina del filtro -la sacamos tirando de ella para arriba-. Y luego, a montar todo de nuevo. Lo mismo pasa si queremos llegar a la batería. Nada sencillo para usuarios profanos en la mecánica. Referente al mantenimiento, recomendamos lo mismo que en otras Gas Gas: apretar tornillos con regularidad –lo hemos hecho en esta unidad varias veces-.

Aplaudimos nuevamente a la marca por la buena imagen de sus modelos. Gracias a ella la «Rando» parece más de lo que es, como si fuese una deportiva de pura raza. Quienes la han visto nos ha volcado buenos comentarios sobre ella, y varios nos decían que es lo que buscaban, antes de interrogarnos sobre su funcionamiento. Tras darles nuestra opinión, unos han mantenido su pensamiento de comprarla y otros, no. Así que os vamos a relatar lo que a ellos ya les hemos contado para que lo sepáis.

Sencillez para la puesta en marcha, tanto a pedal –suave patada y arranca- como con el botón -¡sí, tiene arranque eléctrico!, aunque en nuestra unidad fallaba de forma intermitente-. Sonido interesante el que emana a través del enrevesado escape, con una cámara de expansión previa, una petaca intermedia y un largo silencioso final –todo para contener el ruido-. Eso sí todo este largo tubo coge alta temperatura, lo mismo que el motor y, dado que la mecánica va refrigerada por aire y se rueda a bajo ritmo, sentimos bastantes grados en nuestras piernas. Además, sobresale bastante el colector del motor, debiendo tener cuidado de no rozarlo, aunque para ello lleva un buen protector. Otro apunte, el petardeo al cortar gas, derivado el aire que entra en la culata, para bajar las emisiones de CO2, a través del «pulmón» previo.

Cómoda posición de conducción, sobre todo para los baj@s, resultando acertado el asiento, aunque, los que tengan piernas largas tendrán que ir mejor sentados atrás, pues centrados quedan con las rodillas muy adelantadas y bajas.

Ante todo hay que tener claro que no es una moto de competición ni de uso puramente deportivo, sobre todo porque el motor apenas ha llegado a rendir diez caballos en nuestro banco y su respuesta es pacífica. Sabe defenderse, porque como buen cuatro tiempos sale desde abajo y empuja desde el ralentí, pero por mucho que quiere no puede, es alegre en sus reacciones pero sin fuerza. Perfecto motor para caminos y sendas, sobre todo planos y de bajada, pues en las subidas sufre. Aunque, es verdad, que en primera, al tran tran, nada se le resiste, ayudándole a veces con un toque de embrague. Éste tiene un blando tacto, es cómodo, sobre todo para los que tienen poca fuerza, aunque hay que exprimirlo lo justo pues lo podemos dejar sin «jugo».

Tranquilidad, imprescindible para ir con la «Rando», pues si no la aplicamos tendremos desilusión por no encontrar lo que pensábamos en términos de empuje. Bajando sí podemos ir deprisa pues se maneja como una bicicleta, bien asentada. Aunque no es precisamente ligera la moto, con 85 kilos, verificados, si la valoramos como trialera, pero sí óptimos si la consideramos como moto campera. Por eso, subir grandes escalones no resulta tarea sencilla –ni por peso ni por potencia- pero sí lo es superar algunos desniveles medios y moverse por las zonas más abiertas. Hay que hacer con ella trial clásico, de inercias y de subir a base de carrerilla previa, no de golpe de gas desde cero. Perfecta para aprender y disfrutar, sin prisas, sin brusquedades y sin hacer el bruto.

Para aprovechar el motor contamos con un cambio de tres primeras relaciones muy cortas, mientras que para ir ligeros hay otras dos marchas finales algo más abiertas, con un escalonamiento cerrado entre todas ellas. Por cierto que el cambio es algo incómodo de usar por dos motivos: el duro tacto del selector y, segundo, por la colocación de la palanca, alejada de la puntera de la bota. Válido para trialear pero molesto en aventurera –sentados, debemos avanzar mucho el pie respecto al estribo-.

Punto muy favorable del motor es su bajo consumo y, por ello, con los cuatro litros tenemos bastante autonomía, sobre todo si nos dedicamos a rodar sólo por el campo y en zonas lentas. Gran solución para divertirnos durante la crisis.

De la parte ciclo nos quedamos con la bonanza del chasis apoyado en una suspensión que no quiere que la metamos en muchos líos. La horquilla, aún al mínimo de compresión, es durita y rebotona, mientras que el amortiguador –no se puede regular- también rebota demasiado y los impactos fuertes de las caídas no los traga con agrada, dando fuerte golpe. Amortiguación para pasar el rato y no para querer emular a Adam Raga.

La frenada, como en las TXT Pro, resulta perfecta para el campo y algo brusco en asfalto/pista, donde conviene cogerle el tacto.

Una buena consideración para su uso fuera del campo pues es silenciosa, tiene llave de contacto, clausor, completa instrumentación, intermitentes… Válida para moverse por la «urba» o el lugar de escape laboral de fin de semana.

Y ahora, muchos nos dicen. ¿Con cuál te quedas entre las pocas motos que hay de este tipo? La Randonnè acierta en el precio –un factor decisivo en este segmento-, en tener arranque eléctrico y en ser bajita. La Rieju Tango 125 es más trail/endurera y rutera -tiene estriberas para el pasajero, tapón del depósito con llave, portabultos…- pero más pesada y menos ágil en el campo. Y, también se puede llevar con carnet de coche y A1 para 16 años. Eso no lo permite la Beta Alp, por su motor de 200 cc, una moto de idéntico espíritu al de la Randonnè –también se desmonta el asiento- pero con mejor calidad de realización y, por ello, más cara. En cuanto a la Sherco/Scorpa X Ride 290, probada el más pasado, es mucho más ligera y trialera, más potente pero más cara y sin arranque eléctrico, aunque sí biplaza.

Acertada propuesta que cubre un espacio como es el de la moto de bajo precio pero funcional. Su cilindrada y potencia permiten el uso legal con carnet de coche y con el A1 con 16 años. Le falta pulir detallitos de acabado.

Lo más
Precio ajustado
Funcionalidad y presencia
Uso con carnet A1/B1

Lo menos
Tacto del cambio duro
Acceso caja del filtro
Calor motor/escape