Aunque el mousse sigue siendo un elemento de uso minoritario, cada vez se populariza más su montaje, incluso entre aquéllos que no compiten y también quieren disfrutar de las ventajas de la «morcilla» no pinchable. Como bien sabéis no resulta un componente barato de adquirir, aunque su compra bien se amortiza en la primera salida. El otro aspecto por el que muchos no usáis mousse es por su montaje, algo «especial» y complicado. En lo del aspecto económico no podemos hacer mucho desde estas líneas, pero en el técnico vamos a explicaros diversos trucos, de los muchos que hay, para reemplazar de forma más cómoda un mousse.
Cómo sustituir el mousse
La filosofía de este artículo es la de hacer la operación con el menor coste posible sufriendo lo mínimo. Os recordamos que para facilitar la ejecución de la tarea se comercializan máquinas y útiles específicos para ello. Para los neófitos en la materia recordaros que el mousse es, por decirlo así, como una cámara rellena de densa espuma. No resulta así difícil de imaginar entonces lo complicado que resultaría intentar montar una cámara en una rueda estando hinchada... ¿Lo intentamos? Manos a la obra, que todo es posible con buena gana, habilidad y los conocimientos básicos necesarios.
CONSIDERACIONES
Herramientas. Resulta necesario disponer de un buen número, media docena, de desmontables -largos y grandes- así como de un martillo «potente ». Los primeros se pueden sustituir, o suplementar, también por los típicos «cortafríos» de obra. Una estera de goma o, en su defecto, un trozo de cartón grueso, forman también parte del ajuar a la hora de cambiar un mousse.
Mousse nuevo. El mousse es como los cascos de policarbonato, tiene fecha de caducidad. El dato suele venir en una etiqueta sobre su embalaje. Vigiladlo y que no os den «gato por liebre».
Siempre, revisad la fecha de caducidad del mousse antes de comprarlo.
Siempre, revisad la fecha de caducidad del mousse antes de comprarlo.
Ponerse las botas facilita el trabajo.
Cómo sustituir el mousse, DESMONTAJE
Poned la rueda sobre una estera de goma y con la corona hacia abajo. De esta forma evitáis por un lado que el disco de freno se pueda doblar y, por otro, haceros daño en las manos con los dientes de la corona. Es aconsejable utilizar guantes de trabajo.
Ponerse las botas de montar en moto también facilita el trabajo. Ayuda a cargar más peso sobre los talones de la cubierta y, que de esta forma podamos despegarlos de la llanta. Algo fundamental para empezar a colocar desmontables. Lo haremos primero en una cara y luego, dando la vuelta a la rueda, en la otra.
Ponerse las botas facilita el trabajo.
A base de toques de martillo iremos introduciendo en un lado de la llanta los desmontables.
Introducid el desmontable «maestro» en el extremo contrario a donde hemos colocado el resto de los desmontables. Colocad el más grande o fuerte que tengáis para empezar a desmontar por ahí la cubierta. Una vez que lo hayáis conseguido colocad en el sitio de éste otro, de forma que evite que se nos baje de nuevo el talón de la cubierta. Seguidamente empezad a sacar los bordes de éste hacia afuera avanzando de pocos en pocos centímetros.
Una vez “abierto” todo un lateral, voltead la rueda y desplazad, empujando con los pies, la cubierta todo lo posible hacia la parte de la llanta que ha quedado al descubierto. Luego introducid por la otra cara un desmontable entre la cubierta y la llanta, forzándolo hacia abajo. En toda esta operación mantened la rueda de pie y, como mostramos en la foto, con ayuda del martillo golpeando el talón de la cubierta que falta por sacar hasta que consigamos que se deslice en su totalidad fuera de la llanta. Así conseguiréis sacar al tiempo el conjunto cubierta/mousse.
A base de toques de martillo iremos introduciendo en un lado de la llanta los desmontables.
Recomendamos utilizar espadrapo, ya que se asienta mejor en la llanta.
Cómo sustituir el mousse, MONTAJE
Es un buen momento para reemplazar, o poner, si es que no las lleváis ya, las capas de cinta protectora sobre las cabecillas de los radios. Éstas eliminan la tira de goma elástica que suelen traen de serie las llantas. Recomendamos utilizar espadrapo, ya que se asienta mejor en la llanta y su tacto rugoso hace más que la tira de goma a la hora de evitar que se mueva el mousse dentro de la cubierta.
Con el mousse encontraremos un envase con el gel de montaje. La misión de este gel es similar al del aceite de mezcla en los motores de dos tiempos. Lubrifica y refrigera el mousse en su constante roce contra la cara interna de la cubierta y la llanta.
Recomendamos utilizar espadrapo, ya que se asienta mejor en la llanta.
Preferimos vaciar el bote de gel dentro de la cubierta y esparcirlo por todas su cara interna con ayuda de un pincel.
En las instrucciones del mousse se indica que lo embadurnemos muy bien con este gel antes de montarlo. Claro que hacerlo convierte al mousse en una pieza resbaladiza, muy difícil de manejar. Particularmente preferimos vaciar el bote de gel dentro de la cubierta y esparcirlo por todas su cara interna con ayuda de un pincel. El efecto es el mismo, pero nos embadurnamos menos.
Con la ayuda de una esponja empapada con agua jabonosa humedeced los talones de la cubierta y los bordes de la llanta. Esto ayuda a que ambos conjuntos se entiendan mejor y podamos meter de manera menos «penosa » y complicada la cubierta.
Comprobaremos que así resulta más fácil introducir el mousse dentro de la cubierta. Para esta maniobra podemos, poniendo la cubierta de pie, cargar el peso de nuestro cuerpo sobre ella. Así conseguiréis que la parte de ésta que se encuentra en contacto con el suelo separe los talones ensanchado la garganta de entrada. Meted poco a poco el mousse dentro de la cubierta dejándolo preparado para montar el conjunto en la llanta.
Preferimos vaciar el bote de gel dentro de la cubierta y esparcirlo por todas su cara interna con ayuda de un pincel.
Con la ayuda de nuestros talones, vamos insertando la cubierta en la llanta.
Coloca la rueda horizontalmente sobre la estera de goma, con la corona hacia abajo, y montad la cubierta ya con el mousse dentro. Con un pie sujetad un desmontable, que impedirá que se nos destalone la cubierta. Con el otro seguidamente id metiendo este primer talón de la cubierta hasta que desaparezca dentro de la llanta.
Una vez que hemos superado el paso anterior utilizad otra vez el peso de vuestro cuerpo para ir clavando nuestros talones en el lado exterior de la cubierta hasta que ese primer labio de los talones de la cubierta, el que ya hemos colocado, se asiente totalmente en la parte interior de la llanta. Así nos aseguramos de que el mousse está bien asentado en su sitio. Ahora llega la parte más dura.
Con la ayuda de nuestros talones, vamos insertando la cubierta en la llanta.
Una vez montada cubierta y mousse, procederemos a hinchar la rueda.
Repetimos el «modus operandi» del montaje ya explicado para meter el primer talón dentro de la cubierta, teniendo en cuenta que ahora tendremos además el hándicap de que el espacio que ocupa el mousse que está dentro nos lo va a poner difícil. A base de paciencia y avanzando de poco en poco conseguiréis llevar al interior de la llanta el talón de la cubierta.
Hinchad la rueda. Una vez montada cubierta y mousse procederemos a hinchar la rueda. No nos hemos vuelto locos, no, ésta es la mejor manera de conseguir que el mousse asiente uniformemente sobre la llanta y que la cubierta haga lo mismo. Se logra metiendo aire a presión que luego salga sólo de la rueda. Nosotros para ello tenemos instalada en la llanta una válvula de las que se usan en ruedas sin cámara, sin obús, tapando el orificio del papillón, o freno cubierta, en la llanta con cinta americana.
Una vez montada cubierta y mousse, procederemos a hinchar la rueda.
Por cierto, el papillón en las instrucciones de los mousses se recomienda encarecidamente no utilizarlo conjuntamente. Al respecto lo que podemos apuntar es que cuando el mousse está muy nuevo y hace fuerza sobre los talones de la cubierta contra la llanta todo va bien y no gira. Pero cuando envejece y «pierde presión», la cubierta puede llegar a girarse sobre la llanta en una aceleración fuerte. Lo que nos obligará a montar un mousse nuevo o... mejor recurrimos a un papillón que, como hemos comprobado, nos prolongará la vida útil de tan caro componente unas cuantas excursiones más.