Como quien pospone la alarma para darse la vuelta, abrazar la almohada burlando el sol que entra por la ventana y arañar unos cuantos minutos más de sueño. Así es como está encarando el tramo final de su carrera deportiva el piloto catalán Aleix Espargaró, un tipo familiar que ya ha deslizado más de una vez que no estará en MotoGP hasta los 40 años.
Cuando firmó su anterior contrato, con vigencia hasta este 2022, ya dejó caer la posibilidad de que fuera el último. Después de una trayectoria marcada por una inestabilidad no pretendida, quería darse una última oportunidad junto a Aprilia, la marca que le había dado el cariño y la confianza que siempre había buscado hasta entonces. La familia deportiva que había estado persiguiendo.
A todo eso se sumó la mejoría sustancial de la RS-GP, con la que logró por fin su primer triunfo mundialista en Argentina para después encadenar cuatro podios en Portimao, Jerez, Le Mans y Mugello. Antes de ese último ya había tomado la decisión de posponer la alarma de la retirada un par de años más, estampando su firma en un contrato hasta finales de 2024.
Para entonces, Aleix -que ya es el único piloto nacido en los ochenta que queda en MotoGP- tendrá ya 35 tacos y seguramente se despida del motociclismo de competición. Pero, hasta entonces, pasará otras dos temporadas más midiéndose con los mejores pilotos del mundo con la moto que siempre soñó tener y que ha ayudado a crear.
Pase lo que pase en esos dos próximos cursos, nadie olvidará la temporada 2022 de Aleix Espargaró y Aprilia. Antes de arrancar en Qatar, él era el único piloto de toda la parrilla que nunca había pisado lo más alto del podio en un GP; mientras que la firma de Noale era poco menos que la cenicienta de la categoría.
Juntos ya habían hecho historia con el podio en Silverstone 2021, un hito que celebró todo el paddock. La consumación de una bonita historia entre piloto y moto. El final feliz del cuento de hadas. No tenían ni idea: aquel fin de semana no era un desenlace, sino un preludio de un 2022 inolvidable, que ni siquiera se ve empañado por el decepcionante final.
Perder el tercer puesto final es casi anecdótico al pensar que Aleix ha logrado seis podios, el doble que en sus 16 años anteriores. Esto debería servir de aviso a navegantes: si Silverstone 2021 parecía la cima de un sueño y acabó haciendo las veces de campo base para instalarse en el cajón en la primera mitad de 2022; ¿por qué no seguir soñando?
¿Por qué no pensar que es otro campo base desde el que buscar cotas todavía más altas? Si el de Granollers tomó la meditada decisión de posponer la alarma de su retirada dos años más, es porque está convencido de que lo conseguido hasta ahora no es la bandera a cuadros de su trayectoria, sino un semáforo que todavía está por apagarse.
