El all-in de Maverick Viñales

La llegada del español a Aprilia marcará un punto de inflexión en su carrera: se lo juega todo.

Maverick Viñales en su primer día con la Aprilia RS GP
Maverick Viñales en su primer día con la Aprilia RS GP

La situación de Maverick Viñales en Yamaha se había vuelto insostenible. Había perdido la confianza de la marca y, lo que es peor, en sí mismo. El enorme grado de polarización mental que siempre le ha caracterizado -ese que le hace pasar del optimismo más desmesurado al pesimismo más fatalista en un entrenamiento- se había disparado en este 2021.

En cuestión de meses había ido del triunfo y liderato en Qatar hasta la última posición en Estiria. Allí tocó fondo a varios niveles: el tangible, demasiado reconocible a través de la inexorable realidad de la clasificación, y el abstracto. Menos visible pero más profundo: había perdido la ilusión, la motivación, las ganas y hasta el apetito de pilotar.

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LA GOTA EN EL VASO YAMAHA

No tenía nada que ver con sus anteriores chascos en su turbulenta estancia en Yamaha, donde las poles, las victorias y los podios han convivido en una extraña armonía con los e-mails, las excusas y las caras de póquer. Una armonía que se mantenía por las dos cosas por las que se mantienen tantas parejas que en realidad no funcionan: una relación de dependencia mutua y la utópica confianza en que todo mejorará.

Ese segundo punto muchas veces depende de una tercera persona, que en este caso era Valentino Rossi. La sombra del mito italiano es demasiado alargada y Viñales confiaba en que con su salida del equipo oficial, todas las atenciones irían para él. Comprobar que Fabio Quartararo le había adelantado por la derecha en el corazón de Yamaha fue el golpe definitivo a su confianza.

Maverick Viñales empezó el año ganando y lo acabará fuera de Yamaha
Maverick Viñales empezó el año ganando y lo acabará fuera de Yamaha

Paradójicamente, el doblete del Monster Yamaha en Assen fue la gota que colmó el vaso. Verse superado por el galo en un trazado que él consideraba suyo le corroboró que siempre iba a ser el número dos en la marca a la que se fue para ser número uno. Así que buscó otro sitio en el que ser el número uno.

Un barrido rápido del mercado redujo todas las opciones a una: Aprilia. La única marca restante en la segunda división de MotoGP (la de aquellas marcas que tienen concesiones porque no logran podios) tras el ascenso de KTM a primera. No son dos ases las cartas que tiene en la mano, pero al menos tiene dos cartas y un buen puñado de fichas de crédito en MotoGP.

LA APRILIA TE ‘SACA DE MOTOGP’

Johann Zarco se la jugó de forma parecida al irse de KTM y le salió bien: tras un año de penitencia tiene una Ducati como las oficiales. La apuesta de Viñales es distinta: irá directamente a un equipo oficial el próximo 2022, pero con una moto que todavía no gana.

Eso sí, ya hace podio. Casualmente, el primer podio de la RS-GP llegó tras el anuncio de Viñales. A cargo de Aleix Espargaró, por supuesto. Algo que deja claras dos cosas: que la Aprilia está preparada para luchar delante (a falta de saber cuán delante y con qué regularidad) y que el estatus de número uno en Noale habrá que ganárselo en pista.

Porque, si bien es cierto que las primeras sensaciones de Viñales con su nueva máquina han sido realmente buenas, si por algo se ha caracterizado la RS-GP en los últimos años (desde que llegó Aleix) es por ‘sacar de MotoGP’ a todo el que ha osado subirse en ella.

El test en Misano fue un éxito para Maverick Viñales y Aprilia
El test en Misano fue un éxito para Maverick Viñales y Aprilia

Salvo el caso de Andrea Iannone -que también salió pero por otros motivos-, todos los que han compartido box con el de Granollers han salido de MotoGP: Sam Lowes tuvo que volver a Moto2, Scott Redding se largó al BSB, Bradley Smith está a otros proyectos y Lorenzo Savadori volverá a ser probador.

EL ALL-IN A LA RS-GP

Posiblemente, Viñales tenga más talento que todos los mencionados. Innegablemente, tiene más experiencia en MotoGP, y también más bagaje. Para lo bueno y para lo malo. Salió como una estrella de Suzuki y por la puerta de atrás del box de Yamaha.

Tiene solo 26 años, pero ya ha quemado una de las naves más grandes de la categoría. Sabe que un buen rendimiento con la Aprilia podría volver a ponerle en el mercado (¿cuántas veces habrá pensado en la oferta de Ducati que rechazó para este 2021?). Que ganar esta mano le permitirá redoblar sus fichas y le devolverá una posición de fuerza en la partida.

De momento, ha recuperado la sonrisa y no se pone límites. La primera duda es si seguirá sonriendo tras el Gran Premio de Aragón, donde se medirá con el resto de MotoGP por primera vez con su nueva moto, o si se quedará con cara de póquer.

Alea jacta est. La suerte está echada. Tiene en la mano el as de su talento y la carta de la Aprilia, que sabemos que es alta pero no mucho. Ya las ha descubierto sobre la mesa. El all-in está lanzado. Durante el próximo año y medio, el croupier irá levantando las cinco cartas restantes, que determinarán si vuelve a ser uno de los pilotos más codiciados de MotoGP o si acaba fuera de la categoría. Todo o nada.

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