El italiano Danilo Petrucci es el hombre más feliz de la tierra después estrenar su casillero de victorias en MotoGP, haciéndolo además ante su público en el Autódromo del Mugello y batiendo por apenas 43 milésimas al campeón y líder de la general, el español Marc Márquez. Un triunfo emotivo para el piloto transalpino, que después ha desgranado cómo ha vivido la carrera, su periplo desde que llegó a MotoGP y, sobre todo, la importancia de Andrea Dovizioso desde que fichó por Ducati oficial.
Hachazo a Dovi
Él es la última persona con la que habría querido ser agresivo, no quería que tuviese que levantar la moto por mi culpa. La mitad de esta victoria es mérito suyo, mi ha adoptado como si fuese un hijo… a lo mejor sería mejor decir un hermano. Me mudé cerca de él y cada vez que voy a su casa me da la sensación de estar gorroneándole algo, incluso me carga la moto de cross en la furgoneta, me demuestra que se preocupa por mí, me da muchos consejos tanto en pista como fuera. Es normal que me sienta en deuda, no veis el 90 por ciento de las cosas que hace por mí.
Sin sensación de culpa
Tampoco me siento culpable, ahora sólo siento felicidad. Me sabe mal haberle sacado fuera, pero esta era una ocasión que no podía perder. Por este motivo quiero dedicarle la victoria a Andrea, por todo lo que hace por mí, es increíble si pienso que es mi compañero de equipo. Lo que no me gusta de hoy es que haya perdido puntos por mi culpa.
Cambio de chip
Me ha dicho que estaba haciendo tonterías, que no debía concentrarme en el futuro sino en el presente, que debía quitarme esos pensamientos de ser ese desgraciado que se había colado por la ventana. Le recordaba a él mismo en el pasado, cuando se veía como un patito feo, pero me ha explicado que desde la llegada de Lorenzo empezó a centrarse en sí mismo y empezó a ganar. Desde Jerez lo he hecho también yo, me convencí de que debía hacer lo mejor posible las cosas y ver si eso era suficiente. Si no hubiese conseguido ganar con esta moto habría cambiado de profesión, pero puedo decir que tras lo de hoy puedo seguir (bromea). Hoy he demostrado que incluso un piloto de 80 kilos puede ganar en MotoGP.
Un camino duro y largo
Estoy en MotoGP y me merezco la Ducati. En 2011 corría en Superstock, iba fuerte, y me quisieron para desarrollar la Panigale V2. En el primer test les di mucha información y me pidieron hacer más tests, me pagaban la gasolina para venir a Mugello, Valentino rodaba con la Desmosedici y yo ya estaba contento sólo con compartir la pista con él. Este trabajo me permitió mostrarme y entrar en MotoGP en 2012 con la Ioda. ¿La recordáis? Era una CRT y, ahora puedo decirlo, eran motos absurdas para correr en la clase reina, montaban motores de serie.
La oportunidad del Pramac
En 2012 probé la Ducati e iba bien, pero eligieron a Iannone y a Spies, porque era americano. Así que me quedé con la CRT. En 2014 quería parar, porque la moto tenía problemas de electrónica y no me sentía seguro, estaba en Jerez y le dije a mi equipo que era mi última carrera. En el warm up la moto se quedó acelerada, me caí y me rompí la muñeca. Después de dos semanas parado echaba de menos terminar último, porque en ese año siempre era el último. Tenía que aprovechar cada ocasión para enseñarme, sobre todo cuando llovía. Funcionó, porque Pramac me dio la oportunidad y gracias a ellos comenzó mi historia con Ducati.
Un objetivo claro
Me habría gustado que Andrea terminase segundo. Pero esta victoria me hace más fuerte, me he quitado un peso de encima, he logrado mi objetivo y ahora quiero ayudar a Andrea a conseguir el suyo, que es ganar el título. No sé qué sucederá en la próxima carrera, sé que me he colocado bien en la clasificación, me la quiero jugar al máximo. No he tenido nunca un temor reverencial de enfrentarme a Andrea, ni en Le Mans, y ahora tenemos que intentar ganar el Mundial.
La última curva
Cuando he salido primero de la última curva ya imaginaba qué historia iba a contar: Danilo primero saliendo de Bucine, y tercero en la meta (sonríe). Iba metiendo marchas y me esperaba vez a Márquez y a Dovizioso adelantarme, aunque he ganado. ¿Qué puedo decir? Ha sido grandioso.