Mi mejor carrera: Casey Stoner, Phillip Island 2011

El año pasado, delante de su público en Phillip Island, Casey Stoner se hizo el mejor regalo de cumpleaños posible venciendo la carrera y asegurándose su segundo título en Moto GP. ¿Qué más se puede pedir?

Venancio L. Nieto

Mi mejor carrera: Casey Stoner, Phillip Island 2011
Mi mejor carrera: Casey Stoner, Phillip Island 2011

Como una maravillosa consecuencia del carácter de valentía e inconformismo que acompaña a la historia de la nación australiana, el país de las antípodas ha dado al Campeonato del Mundo de Velocidad varios de los pilotos más obstinados y luchadores de la era moderna en los Grandes Premios.

Después del primer e histórico título mundial de 500 conseguido por Wayne Gardner en 1987, Michael Doohan jamás se guardó nada frente a los mejores pilotos norteamericanos de la categoría de la década de 1990 y ganó cinco títulos mundiales consecutivos revelándose contra un destino que pretendía amputarle una pierna solo unos años antes. Así que tampoco resulta extraño que en algún lugar de South Port –Queensland–, esa lección de valor y determinación inspirase frente a la televisión la vocación del siguiente súper campeón australiano: Casey Stoner.

Después de ganarlo todo en el dirt track nacional y emigrar con su familia a Europa en busca de una carrera deportiva en la velocidad, Casey Stoner también sabe lo que es apostar todo para lograr un único objetivo. A juzgar por los dos títulos mundiales logrados hasta ahora en MotoGP, no parece que sus padres Colin y Brownyn tomasen la decisión equivocada.

Stoner fue el primer campeón de la era MotoGP 800 con Ducati en 2007 y ningún piloto del paddock hasta hoy, incluido Valentino Rossi, ha sido capaz de comprender la moto italiana ni sacar tanto partido de ello como nuestro protagonista. Tras el bajo momento que vivió en 2009 por su intolerancia a la lactosa, Stoner abandonó Ducati y en 2011 fichó por el equipo Repsol Honda, el mismo en el que Michael Doohan pasó los mejores años de su carrera.

«Más o menos, encaré la temporada 2011 como cualquier otra», comienza explicando Casey Stoner cuando mantenemos nuestro encuentro al terminar el día, sentados entre los camiones de Honda en el paddock del circuito de Jerez. «Es decir, disputando carrera por carrera, porque si planeas demasiado las cosas, puede que no todo salga como esperas. Yo no tenía que defender el título y todos empezábamos igualados. Para mí cada carrera es completamente distinta y no importa lo que hayas hecho el fin de semana anterior, se trata de hacerlo lo mejor posible en cada circuito y empezar así a marcar las diferencias. Sin duda, hubo momentos muy importantes en la temporada con la victoria en Laguna Seca, pero quizá lo mejor fue ganar el título en Phillip Island, corriendo delante del público australiano el día de mi cumpleaños».

Aunque Stoner consiguió 10 victorias a lo largo de la temporada 2011, subió al podio en 16 ocasiones y arrebató el título a Jorge Lorenzo con dos carreras aún por disputar, el suyo no fue un camino de rosas: «El comienzo en Qatar fue fantástico, pero en la segunda carrera en Jerez fui derribado, lo que supuso perder un buen puñado de puntos. Aquello era un gran contratiempo y además no venía por culpa nuestra».

«Después no fui suficientemente rápido en Portugal y con el tercer puesto dejamos escapar más puntos aún, así que a partir de entonces debía ir necesariamente al ataque. Desde luego, no era para conformarse acabando en el podio, había que ganar. Pero al mismo tiempo también había que terminar todas las carreras perdiendo los mínimos puntos cuando la victoria no era posible. Pensaba que si cometía un solo error más, ganar el título sería casi imposible. Todo eso nos obligaba a una temporada perfecta y sin errores, pero también a ganar».

 

«Antes de llegar al GP de Estados Unidos había sido dos veces tercero y, ya sabes, en momentos así la gente empieza a especular en torno a ti sobre esto y aquello, que si no eres bueno, que si estás acabado, que si lo tuyo es psicológico, etc... Pero para mi equipo y para mí todo era distinto. Necesitabamos conocer un poco más la moto y los neumáticos porque todo era aún demasiado nuevo para nosotros».

«En Laguna Seca dimos un importante paso adelante y en carrera fui muy paciente esperando hasta el último momento para conseguir una victoria que nadie esperaba y que logramos a fuerza de trabajar duro y hacer cada cosa en su momento».

Puede que en palabras del propio Casey Stoner lo que ocurrió en Laguna Seca pueda sonar a un plan bien llevado adelante, pero lo cierto es que aquella victoria la consiguió después de dos magistrales adelantamientos a Pedrosa y Lorenzo, probablemente las dos mejores maniobras de la temporada 2011.

«En un circuito como Laguna es difícil adelantar, especialmente a dos rivales como Pedrosa y Lorenzo, que eran capaces de rodar en tiempos muy rápidos de forma constante. Es difícil encontrar un lugar en concreto donde poder pasarles. La recta es muy corta, así que si alguien acelera delante de ti, es muy complicado llegar lo suficientemente cerca al final para adelantar. Pero, tanto entrando en el Sacacorchos como en la recta de meta me sentía superior».

«Con Pedrosa estuve comprobando durante varias vueltas que era capaz de cazarle entrando al Sacacorchos porque llegando a lo alto de la colina yo era más rapido. Ese punto es uno de los dos más rápidos del circuito, lo que me daba tiempo para salir un poco mejor que él de la curva anterior y adelantarle en la frenada. Con Jorge fue distinto. Simplemente rodaba bastante cerca tras él en la recta de meta, vi el espacio por fuera y aproveché en el momento sin demasiado tiempo para decidirlo.

Después de ganar en Laguna Seca, Stoner repitió victoria en Brno, Indianápolis y MotorLand. Así que cuando el Mundial llegaba a su carrera local en Australia, estaba 40 puntos por delante de Jorge Lorenzo con solo 75 por disputar. Sin embargo, Lorenzo sufriría una complicada caída durante el warm up en Phillip Island que le dejaría KO para la carrera, lo que daba el título a Stoner incluso si acababa en una cómoda sexta posición.

«Profeso un gran respeto a Jorge», continúa Casey, «así como a todos los pilotos de la parrilla. Nadie llega a Moto GP fácilmente, ni puedes competir a este nivel semana tras semana si no respetas a tus  rivales. Al principio, cuando vimos su caída, creímos que no tenía importancia. Pero después me dijeron que había perdido parte de un dedo, así que me fui a verle inmediatamente. Le encontré bastante animado, aunque creo que antes de que eso ocurriera era igualmente nuestro momento para ganar el campeonato. De todas formas, aquello me permitía terminar la carrera en una posición razonable y ganar el título, pero me concentré en lo que todavía tenía por delante».

«En Phillip Island iba a por la quinta victoria consecutiva en este circuito, también era mi 26 cumpleaños y corría en casa. También podría conseguir el segundo título de Moto GP y pasaban tantas cosas alrededor aquel día, que es difícil de expresar con palabras las sensaciones irrepetibles que experimenté. Pero no me sentía presionado. El único momento del fin de semana en el que sí me puse nervioso fue cuando lideraba la carrera y empezó a caer la lluvia a tres vueltas del final».

«Durante las vueltas anteriores ya habían caído algunas gotas, bajé el ritmo yendo en cabeza y los que venían detrás empezaron a acortar la diferencia. En ese momento ya solo quería evitar caerme y acabar la carrera en los puntos, pero después la pista se volvió a secar y pude ampliar mi ventaja. Cuando volvió a llover otra vez casi al final, estuve a punto de caerme y ese fue el momento en el que más miedo pase».

«Al cruzar la meta y conseguir la victoria, la sensación fue increíble. Es difícil explicar toda esa emoción interna. Pasaban tantas cosas distintas en el mismo día, que había momentos en los que no sabía en qué pensar o a dónde mirar. Así que simplemente me dediqué a disfrutar del momento. Todos en Honda estaban muy felices porque llevaban muchos años intentando ganar el campeonato con las 800 y mi familia estaba en Phillip Island, una parte muy cercana de ella que nunca había estado en las carreras y que ese día sí había podido venir, así que era un momento perfecto para ganar un título».

«Nunca me han preocupado las estadísticas, es parte de mi forma de ser. Lo más grande era ganar por segunda vez el título, no hacerlo con un fabricante distinto. Ganamos 10 carreras durante la temporada, y esa era la única estadística importante. Celebramos cada victoria y cuanto más a menudo lo haces, mejor te sientes y solo piensas en mantenerlo».

«Pero desde otro punto de vista, ganar el segundo título sí tuvo algo muy especial. Yo había cambiado de marca por motivos concretos, pero también porque soñaba con correr con el equipo Repsol Honda desde que era muy, muy joven, y ganar el campeonato en mi primer año con este equipo fue para mí lo más importante. Al mismo tiempo, venía de haber vivido unos años muy duros y los peores momentos te hacen la persona que eres y también aprendes quiénes son tus verdaderos amigos. Por eso en Phillip Island fue magnífico demostrar que podía volver a ganar el campeonato».