En el motociclismo no está bien alegrarse de la caída de nadie, pero en ocasiones resulta inevitable. Lo sabe bien el italiano Remo Venturi. El 25 de junio de 1960 parecía ser otro día plácido para el británico John Surtees, que dos años antes había comenzado una tiranía casi absoluta en las dos mayores categorías del Campeonato del Mundo.
Fue seguramente, junto al de Giacomo Agostini a comienzo de los 70, el dominio más insultante de la historia del certamen. En 1958 y 1959 Surtees había ganado todas las carreras que había corrido tanto en 500cc como en 350cc (en el 58 no hizo pleno porque MV Agusta decidió no acudir al GP de Suecia en las grandes cilindradas).
En la temporada 1960 que acabaría siendo la de su despedida de las dos ruedas, su racha se había truncado en 350cc –aunque acabaría ganando el título-, pero en la categoría reina seguía siendo inalcanzable tras comenzar el año ganando en Clermont-Ferrand y en la Isla de Man. Hasta que en Assen unos problemas mecánicos en su MV Agusta acabaron en una caída que no tuvo mayores consecuencias… para el británico.
Sí las tuvo para su compañero, el italiano Remo Venturi. Aquel día consiguió su única victoria mundialista y lo hizo en el mismo escenario en el que cinco años antes ya se había quedado a dos décimas de imponerse en el cuarto de litro, donde fue batido por Carlo Ubbiali, el rey absoluto de las categorías pequeñas que también sería el que le ganó en la cita de Monza en un año en el que Venturi acabó tercero en 125cc.
Desde su debut en ese 1955, el de Perugia se dejó ver a menudo por el campeonato, brillando especialmente en Monza: al mencionado segundo puesto de ese curso sumó cuatro más: uno en 250cc (1957), otra en 350cc (1959) y dos en 500cc (1958 y 1959). A lo largo de su carrera deportiva, que apenas duró una década y que salvo un par de temporadas completas se limitó a pruebas sueltas, logró 14 segundas posiciones y siete terceros puestos. Es decir, subió al cajón la friolera de 22 ocasiones, pero solamente una vez a lo más alto.
Venturi, que había sido ciclista antes que piloto, sí logró varios éxitos en el panorama transalpino antes de debutar en el Mundial ya había ganado la popular Milano-Taranto, y en 1959 y 1960 no solamente fue subcampeón del mundo de 500cc sino que también conquistó fue el vencedor del Campeonato Italiano de Velocidad en dicha categoría, donde lograría dos título más: en 1962 consiguió el tercero con MV Agusta y en 1964 el cuarto y último con Bianchi, marca con la que también subió al podio mundialista en cuatro ocasiones.
Como tantos otros subcampeones de leyenda, Venturi tuvo la mala suerte de toparse con un mito: en su caso fue Surtees el que le cerró el paso al título de 500cc las dos veces que fue subcampeón, y también fue el que subió a lo más alto del podio en ocho de las 14 veces que Venturi ocupó el segundo escalón.
Con ‘Big John’ ya retirado se quedó a las puertas dos veces más, y en ambas fue Mike Hailwood el ganador. Después llegaría Giacomo Agostini, pero tras Umberto Masetti y Libero Liberati fue Remo Venturi el encargado de seguir el hilo conductor de la estirpe italiana en el medio litro.