Dani Pedrosa, alta fidelidad

La figura del probador español ha sido capital para llevar a la RC16 a lo alto del podio de MotoGP.

Dani Pedrosa, alta fidelidad
Dani Pedrosa, alta fidelidad

La palabra fidelidad tiene dos acepciones, y cualquiera de las dos podría ilustrarse perfectamente con la fotografía de Daniel Pedrosa Ramal, ese tricampeón del mundo de motociclismo que, ya retirado de la competición activa, ejerce las tareas de probador de KTM en MotoGP, y a quien gran parte del mundo señala como uno de los principales responsables del salto de calidad de la RC16, que el pasado domingo se llevó su primera victoria en la categoría reina a cargo del rookie sudafricano Brad Binder, que junto a la marca austriaca dio un auténtico golpe de estado en MotoGP.

FIDELIDAD (1)

La primera acepción de fidelidad, según el diccionario de Oxford, dice lo siguiente: “Firmeza y constancia en los afectos, ideas y obligaciones, y en el cumplimiento de los compromisos establecidos".

El viernes 6 de abril de 2001, Dani Pedrosa se subía a su Honda RS125 para disputar su primera sesión de entrenamientos libres en el Gran Premio de Japón de 125cc en el Suzuka Circuit, terminando en 25ª posición a 5,671 segundos del mejor tiempo del local Youichi Ui.

El domingo 18 de noviembre de 2018, Dani Pedrosa se bajaba de su Honda RC213V tras disputar su última carrera en el Gran Premio de la Comunidad Valenciana de MotoGP en el Circuit Ricardo Tormo, finalizando en quinta posición a 13,351 segundos del ganador, el italiano Andrea Dovizioso.

Entre esas dos fechas transcurrieron 17 años y 226 días. Durante ese periodo, Dani Pedrosa conquistó tres títulos mundiales, 54 victorias, 153 podios, 49 poles, 64 vueltas rápidas y 4.162 puntos en 295 carreras. Y todas y cada una de ellas fueron con Honda.

Desde el día en que Pedrosa inició su relación con Honda, su firmeza y su constancia en los afectos, ideas y obligaciones y el cumplimiento de los compromisos establecidos fue algo intachable. Cuando llegaron ofertas de fuera, su prioridad siempre fue Honda.

Jamás se le escuchó una mala palabra hacia su marca, nunca un mal gesto para con su moto. En los peores momentos, cuando tuvo que cambiar el asfalto por la cama de un hospital, su mente siempre estaba en volver a calzarse las alas doradas para volar.

Su fidelidad hasta Honda llegó hasta el final. Incluso cuando supo que ya no seguiría vistiendo los colores de Repsol en las carreras, esperó una oferta para prolongar su relación en calidad de probador. La oferta no llegó: dicen las malas lenguas que Honda consideró que las características físicas de Pedrosa no eran las idóneas para correr a cargo del desarrollo de la moto. Sea como fuere, la fidelidad no fue bidireccional, y Pedrosa se quedó solo.

Dani Pedrosa, alta fidelidad

Dani Pedrosa en el box durante una jornada de test.

FIDELIDAD (2)

De nuevo acudiendo al diccionario de Oxford, la segunda acepción de fidelidad es la siguiente: “Exactitud o precisión en la ejecución de alguna cosa".

Durante los casi 18 años que pasó siendo parte activa del Campeonato del Mundo, Dani Pedrosa destacó por la precisión de su pilotaje, por la exactitud con la que reproducía las líneas invisibles del asfalto que marcan la trazada que se presupone ideal.

Una excelsa finura que le llevó a marcar la diferencia en 125cc primero y en 250cc después, categorías en las que elevó el estándar de pilotaje para superar con gran contundencia a los pilotos de su generación rumbo a MotoGP, donde llegó con apenas 20 años.

Leyendas como Casey Stoner o Marc Márquez se beneficiaron de esa exactitud y precisión, encontrándose al llegar al box del Repsol Honda sendas máquinas que funcionaban como un auténtico reloj suizo. No es casualidad que los dos mencionados pilotos, dos de los mayores talentos de la historia del motociclismo, se deshagan en elogios hacia Pedrosa.

Se vio con Ducati en su día y se ve con Honda ahora. Stoner y Márquez son dos pilotos capaces de ir muy rápido con motos realmente inestables, lo que acaba redundando en una excesiva dependencia de su marca. Por el contrario, cuando Pedrosa desarrolla una moto, consigue que todos los demás vayan rápido con ella.

Por eso sorprendió tanto que, cuando anunció su retirada en julio de 2018, Honda no se lanzase a ofrecerle el puesto de probador. Cansado de la exigencia de la competición, seguía teniendo ilusión por el motociclismo, y KTM aprovechó la coyuntura para anunciar su fichaje como piloto probador, anunciado semanas antes de su última carrera. Un movimiento que ya se antojaba magistral y que, menos de dos años después, se ha demostrado decisivo.

Con su precisión y exactitud a la hora de transmitir sus sensaciones, ha sido capital para que en Mattighofen hayan sido capaces de hacer no solo una moto ganadora, sino una moto con la que muchos pilotos pueden ser rápidos, tal y como se está viendo con Brad Binder, Pol Espargaró y Miguel Oliveira.

Dani Pedrosa, alta fidelidad

Dani Pedrosa en los test de pretemporada.

ALTA FIDELIDAD

El diccionario de Oxford describe así la alta fidelidad: “En electrónica, reproducción de sonidos con poca o nula distorsión de la señal". Un concepto que puede ampliarse más allá de los sonidos. Para Wikipedia, “la alta fidelidad es una norma de calidad que significa que la reproducción del sonido o imágenes es muy fiel al original".

En el motociclismo en general y en MotoGP en particular, la visión de la telemetría y la captación del sonido pueden ser de gran ayuda a la hora de ganar cada décima. Sin embargo, nada de esos se puede comparar con el ‘feedback’ que pueda dar el piloto cuando se baja de la moto.

Con sus palabras y sus gestos, Dani Pedrosa ha sido capaz de transmitir con alta fidelidad lo que la moto ha ido necesitando en cada momento, llegando a cambiar la mentalidad de una fábrica donde el único objetivo es ganar.

Con el fichaje de Pedrosa, KTM ganó en fidelidad en las dos acepciones del término: una persona cuyo compromiso con la marca es tal que celebró el triunfo de Brad Binder como si fuese su 55ª victoria mundialista; y cuya precisión al pilotar ha llevado a la RC16 a recortar las últimas décimas con el resto de marcas, las que marcan la diferencia entre estar en MotoGP y ganar en MotoGP.

En este 2020, la RC16 –la primera creada desde las instrucciones de Pedrosa- ha demostrado ser un equipo de alta fidelidad: ya se pudo intuir en Jerez antes de hacer saltar por los aires el teórico orden de constructores de MotoGP.

La distorsión de su señal al transmitirse en el asfalto es casi nula, lo que permite que no solo un piloto de excepcional talento como Brad Binder pudiese ganar en la que era solo su tercera carrera en la élite, sino que hubiese podido ser perfectamente un doblete con Pol Espargaró si no llega a caerse, y con la que Miguel Oliveira tampoco se quedó muy lejos.

Para terminar, una anécdota fonética: pese a que dice Fundéu que en español es preferible utilizar ‘alta fidelidad’, hace unas décadas se popularizó el anglicismo ‘hi-fi’. Y resulta que ese ‘hi-fi’ inglés también puede identificarse como ‘high five’, que vendría a ser el equivalente español de ‘choca esos cinco’. Y eso es lo que hicieron, con sonrisas de oreja a oreja, Dani Pedrosa y todo KTM cuando Brad Binder cruzó la línea de meta de Brno: chocar los cinco. La misión estaba cumplida.

Dani Pedrosa, alta fidelidad

Dani Pedrosa y Brad Binder festejan la victoria en Brno.