Entrevista a Bradley Smith

Junto a Márquez y Iannone, será el tercer piloto que en 2013 aterrice en la categoría reina desde el Moto2. Smith, que compartirá el box del Tech 3 con su compatriota Cal Crutchlow, debutará con la competitiva y suave Yamaha.

Jesús Lázaro/M.B. Fotos: Gold&Goose

Entrevista a Bradley Smith
Entrevista a Bradley Smith

La llegada de Bradley Smith a la categoría de MotoGP, no por largamente esperada fue menos sorprendente. Quizás para explicarla haga falta remontarse unos años atrás, hasta mediados de 2010, cuando el británico rompió con Jorge Martínez «Aspar» y decidió dar el salto a la categoría de Moto2 de la mano de Hervé Poncharal. El manager francés consiguió hacerse con los servicios de uno de los pilotos más preciados del momento y en su primer año en la categoría cuajó una gran temporada, lo que le valió una renovación dorada a mitad de temporada. El contrato que firmó Smith con Poncharal en el GP de Aragón de 2011 era de 3 temporadas, la primera en Moto2 y las 2 restantes en MotoGP.

A pesar del acuerdo, el gran año 2012 que han completado los pilotos del Tech 3 (Crutchlow y Dovizioso) y sobre todo la gris temporada del propio Smith en su segundo año en Moto2, muchos llegaron a dudar de que el británico acabara dando el salto a MotoGP en 2013, cosa que no hizo Poncharal ni el propio Smith: «Siempre he tenido claro que tenía contrato para MotoGP. Firmé con Hervé en septiembre de 2011 y estábamos juntos en esto. Sabíamos que el segundo año de Moto2 no iba a ser fácil. Que me hayan confirmado en MotoGP significa que confían en mí y saben que daré lo máximo cada vez que me suba a la moto». Así respondía el británico cuando le preguntaban si se mostraba sorprendido por su llegada a MotoGP y también contestaba a los que dudaban de sus méritos: «Nunca es algo agradable de escuchar que no merezco esta oportunidad. Basándose en los últimos resultados, que es por lo que normalmente se toman las decisiones en este paddock, tengo que admitir que no son para tener un puesto en MotoGP. Pero este proyecto no estaba basado en los resultados, estaba basado en el talento y el trabajo. Dentro del equipo sabemos de lo que soy capaz y lo que he hecho».

Hasta no hace mucho tiempo, Bradley Smith fue considerado el piloto que acabaría con la larga travesía en el desierto del motociclismo británico, que no consigue un título en el Mundial de Velocidad desde el segundo de Barry Sheene en 1977. Smith llegó al campeonato de la mano de Alberto Puig en 2006, después de haber despuntado el año anterior en el CEV, siendo subcampeón por 1 punto frente a Mateo Túnez, a pesar de ganar las tres últimas carreras de la temporada. En el «octavo de litro» dejó ver muestra de su talento y peleó por el título en sus dos últimas temporadas con el Bancaja Aspar. Después llegó a Moto2 y ahora MotoGP…

El martes 13 de noviembre, una vez concluida la temporada con el GP de Valencia, era una fecha que Smith llevaba meses esperando. En el test de Cheste iba a ser la primera vez que se subiría a la Yamaha YZR-M1 y cuando estaba a punto de estrenarla apareció la lluvia. «Aquel día fue una pesadilla. Acababa de darse tres vueltas en mi moto Capirossi y ya estaba todo preparado para que saliera e incluso tenía puesto ya el casco, cuando comienza a llover. Yo estaba deseando salir pero los chicos del equipo me aconsejaron no tomar riesgos y esperara. Tuve puesto el mono todo el día desde las 10 de la mañana hasta que por la tarde me confirmaron que ya no rodaría ese día».

Todavía quedaba el segundo día de test, el miércoles, aunque a priori las previsiones meteorológicas eran peores. «A pesar de la decepción del martes, el segundo día llegué a tope. Había dormido bien, pero después de desayunar estaba emocionado, tenía diarrea verbal incluso podía sentir las mariposas en mi estómago. Era la primera vez que sentía algo así en años». No fue hasta las 12 del mediodía, y aprovechando una tregua en la sucesión de las lluvias intermitentes caídas desde la mañana, cuando se produjo el debut de Smith con la Yamaha. Eso sí, con asfalto mojado y neumáticos de agua.

«Las primeras vueltas fueron estresantes, pero enseguida me sentí cómodo y confiado, a pesar de que la pista estaba mojada. Estaba nervioso con la sensación de tener 250 CV en mis manos, pero estas motos están tan avanzadas tecnológicamente y el chasis es tan bueno, que incluso en mojado sabía exactamente lo que estaba haciendo. Me sentí como en mis días de 125 cc, cuando tenía todo el control sobre mi moto… solo que con un poco más de potencia».

Si hay algo que se le quedó grabado en la memoria a Smith fue la sensación que vivió en la primera recta. «Se puede decir que tuve miedo por la velocidad que alcancé a pesar de que Valencia no es la recta más larga… pero fue una sensación que me hizo sonreír. Sabía que Crutchlow y el resto de chicos estaban sentados observando en el pit lane, así que me dije a mi mismo “no frenes pronto, no frenes pronto”, porque lo último que quería que pasara es que me quedara clavado en plena curva y tuviera que volver a acelerar. Cuando frené a final de recta fue la primera vez en mi vida que el mono me aleteó y tuve la sensación de que iba a ser arrancado de la moto. Y eso que no equipaba los frenos de carbono. Obviamente la potencia estaba atenuada por el circuito mojado, pero derrapaba en la salida de las curvas y se levantaba. Así que me puse a jugar con el control de tracción y con los diferentes mapas de potencia para hacerme una idea de cómo funcionaban».

Ya por la tarde, con asfalto seco, el piloto de Oxford volvió a salir a escena y completó sus primeras 27 vueltas con slicks. Smith marcó el 11º mejor tiempo del día (1’34.538) a 2 segundos de la mejor vuelta del día de Pedrosa (1’32.322). Con respecto a los rookies como él, Márquez rodó 1 segundo más rápido (1’33.403) y Iannone 7 décimas (1’33.833).

Todo el mundo en el paddock coincide en que la Yamaha, por sus cualidades, es la mejor opción para un recién llegado, y más si se aterriza en un equipo satélite. «Pensaba que lucharía por hacer 5 vueltas y después acabaría asfixiado, pero no fue tan duro físicamente como pensaba. La Yamaha no es tan bestia como pueden parecerlo sus 250 CV, porque en muchos lugares no puedes utilizar toda la potencia que tiene. Comparada con la Moto2 es un gran salto, pero también es mucho mejor y más dócil de manejar en muchos aspectos. Sé que tengo que cambiar mi estilo porque la forma de pilotar la Yamaha es completamente distinta a la de una Moto2. Tengo que olvidar todo lo aprendido estos dos años en Moto2 y centrarme en entender mi moto y jugar con sus puntos fuertes».

El Tech 3 tiene que ser una de las bases en su temporada y se fija en el provechoso paso de Ben Spies y Cal Crutchlow por el equipo cuando fueron rookies: «Hay mucho que asimilar, pero tengo el apoyo de un equipo en el que siempre hay alguien que es experto en su campo. Si tú haces una pregunta, ellos tienen la respuesta. Da igual que no entiendas de neumáticos, electrónica, chasis, suspensión… ahí están los chicos que prácticamente te sostienen con sus manos. Eso tranquiliza porque siempre hay solución para un problema».
Precisamente su compañero Crutchlow ejerció de maestro de ceremonias en Valencia y durante una tanda rodó tras Smith para tratar de aconsejarle: «Me costó entender cómo hacer girar la moto que era mucho más larga que mi Moto2 y la sentía más perezosa, pero tienes que aprender estos secretos, sobre todo el de los neumáticos. Cal me siguió en la pista un rato y fue genial sólo me dijo, “levanta la moto con rapidez dejando correr en mitad de la curva”. Empecé a trabajar en levantar la moto como él me dijo y cuando lo logré noté como cada vez actuaba menos el control de temperatura y subía la temperatura del neumático. Una de las cosas más importantes es entender cómo conseguir temperatura en los Bridgestone, porque una vez que lo consigues la moto reacciona completamente diferente».

Quizás por ser novato, Bradley Smith tiene más ganas que nadie de que volver a subirse en la Yamaha. No podrá hacerlo hasta dentro de un mes, cuando los pilotos de MotoGP rueden tres días en Sepang (del 5 al 7 de febrero). «En Valencia quería hacer el mayor número de vueltas posible, porque en cada vuelta iba más rápido y toda información por pequeña que sea es valiosa, así que hubiese preferido no tener dos meses de vacaciones. Ahora de momento estoy tranquilo y relajado por todo lo que avanzamos en Valencia y estoy deseando llegar a Malasia y empezar donde lo dejé».

De momento el británico no se pone metas, sobre todo y confía en el trabajo diario. «Nunca he sido un soñador. Cuando dejé el motocross no imaginaba competir en el Mundial de Velocidad y todavía pienso alguna vez que qué estoy haciendo aquí. A veces me parece un poco surrealista pero estoy muy agradecido porque son muchos años de esfuerzo. Ahora el sueño tiene que acabar porque esta es mi profesión y aquí estará mi oficina los próximos dos años».