Tiene 34 años, pero por su motivación parece que tiene la mitad. Año tras año, Jordi Torres encara el nuevo curso con la ilusión intacta y, en esta ocasión, compaginando varios proyectos. Proyectos ganadores. Tras su paso por Moto2 y su periplo en Superbike, donde por últimas ya tenía que lidiar con motos que estaban lejos de las oficiales, decidió buscar nuevas aventuras.
Aterrizó en MotoE y recuperó la chispa de inmediato. Pese a que desde el primer momento se encontró pilotos más explosivos que él, supo que en un campeonato tan corto tendría sus opciones si conseguía poner en práctica su gran consistencia. Así lo hizo y, contra lo que indicaban los pronósticos, se proclamó campeón de la categoría eléctrica ya en su temporada de rookie.
Un título inesperado que no le convertía en favorito para este 2021, donde la pretemporada fue dominada por pilotos como Eric Granado o Dominique Aegerter, con la irrupción de Alessandro Zaccone ganando la primera carrera y liderando la mitad inicial de curso en la general e incluso con el jovencísimo Fermín Aldeguer brillando en los test.
Mientras tanto, Torres seguía a lo suyo: ya en la cita inaugural se coló en el tercer escalón del podio por detrás de Zaccone y Aegerter, para después finalizar quinto en Le Mans y volver al cajón en Catalunya, de nuevo en tercera posición. En Assen, que marcaba el ecuador de temporada, firmó una segunda posición para colocarse a solo siete puntos de Zaccone en la general.
Llegó entonces su mayor ‘tropiezo’ del año: la séptima plaza en el Red Bull Ring. Pese a ello, las irregularidades de sus grandes rivales le permitían llegar a la doble cita final en Misano no solo con opciones, sino dependiendo de sí mismo: a ocho puntos de Zaccone y a uno de Granado, aventajando en tres a Aegerter. Solo dos carreras y todo por decidir.
Como en un déjà vu de lo sucedido en 2020, dos de sus rivales se quedaron sin opciones en la penúltima carrera: Zaccone se vio arrollado por otro piloto en la salida (lo que le costaría no salir el domingo) y Granado se cayó en la última curva intentando adelantar a Aegerter… que tenía que abrir la trayectoria y veía cómo Torres se le colaba por el interior.
En un calco del año anterior, el catalán conseguía su primer triunfo en la penúltima carrera para llegar líder a la resolución del título el día siguiente. Tenía que jugárselo con Aegerter y le bastaba un segundo puesto que tenía asegurado cuando el helvético le tiró en el giro final, hasta que la evidente sanción hacía justicia y entregaba el título a Jordi Torres.
Con 34 años, la pila del de Rubí -que también peleó por el título del ESBK Superbike hasta el final- sigue siendo inagotable: tiene batería para rato. Con dos títulos en dos años, seguro que nadie se atreve a quitarle de la lista de favoritos si hay algún piloto más rápido en pretemporada.
