Jorge Martín y Aprilia, amor a tercera vista

En la tercera cita, en las selvas de Moravia, por fin surgió la chispa del amor entre Martín y Aprilia.

Jorge Martín y el equipo Aprilia MotoGP en Brno
Jorge Martín y el equipo Aprilia MotoGP en Brno

La relación entre Jorge Martín y Aprilia empezó por despecho, no es ningún secreto. Harto de rondar a la chica de rojo -que le tenía en el anzuelo desde hacía varios años-, el joven piloto madrileño decidió sacar un clavo con otro clavo y se embarcó en una cita a ciegas preparada por su amigo Aleix Espargaró.

Tras un breve café como toma de contacto allá por noviembre en Barcelona, la primera cita de verdad -preparada con mimo durante meses- fue un picnic a pleno día en la exótica Malasia. Decir que salió mal podría considerarse un eufemismo: el vino se derramó, el césped estaba lleno de hormigas y sus chistes apenas provocaban una mueca impostada. Por suerte no había una vela en el centro de la mesa, porque seguramente el mantel hubiese acabado ardiendo.

No hubo ni tiempo de valorar si podría haber química entre ambas partes, pero desde luego no fue un flechazo de película.

Aun así, se emplazaron a volver a intentarlo. Quizás, con la perspectiva del tiempo (Y la distancia con aquella chica de rojo a la que no pudo conquistar), las cosas fluirían mejor. Además, esta vez decidieron quedar por la noche y hacerlo en el calmado desierto catarí.

Jorge Martín en el hospital de Doha tras su accidente en el GP de Qatar
Jorge Martín en el hospital de Doha tras su accidente en el GP de Qatar

Craso error: la segunda cita fue como masticar arena mientras el polvo se adueña de tu garganta. Todo lo que pudo salir mal, salió peor: la comida del restaurante no era gran cosa, el ambiente estaba enrarecido y el piano, que ya durante toda la noche sonaba desafinado, se acabó cerrando de forma violenta y pillando los dedos del madrileño.

En resumen: lo mejor que se pudo decir por parte de Martín de esa cita es que consiguió salir vivo de allí. Casi de milagro. Por eso, y pese a que habían acordado seguir viéndose, su cabeza empezó a girar a mil pensamientos por segundo, replanteándose prácticamente toda su vida y si merecía la pena seguir insistiendo en una relación que amenazaba con costarle la salud, tanto física como mental.

En lo sucedido en los tres meses siguientes es mejor no adentrarse demasiado. Cruces de mensajes con reproches velados hasta que el de San Sebastián de los Reyes entendió que, de alguna forma, estaban condenados a darse una nueva oportunidad. Además, había ido viendo de reojo cómo Marco Bezzecchi le ponía ojitos, y hay veces en las que la envidia puede actuar como un potentísimo motor, haciéndote desear algo solo porque ves que otro lo tiene.

Jorge Martín celebra haber cruzado la meta en Brno
Jorge Martín celebra haber cruzado la meta en Brno

Así que sí, hubo tercera cita. Esta vez quedaron en las selvas checas de Moravia y, allí, todo cambió.

El saludo inicial resultó frío, casi protocolario. La primera parte del paseo transcurrió casi en silencio, con monosílabos y respuestas enlatadas. Pero pasaban los kilómetros y ambos se iban soltando, iban hilando frases cada vez más larga, empezaron a sonreír de forma natural y hasta sonaron canciones como Índigo, con Martín tarareando eso de ‘me diste una vuelta de 360’.

Sí, de 360 grados. Lo normal es dar un giro de 180 grados para cambiar el sentido y modificar el trayecto; pero el que ha dado Martín ha sido de 360: está en el mismo punto en el que estaba hace varios meses, oscilando entre la ilusión y el miedo, dos emociones que siempre confluyen cuando se está empezando una nueva relación.

Sin embargo, que haya dado un giro de 360 grados y esté otra vez en el mismo sitio no significa que nada haya cambiado: mientras él daba ese giro que le devolvía a su punto de partida, el mundo también giró. Tuvo tiempo de dar un cuarto de vuelta alrededor del sol y, por lo tanto, las vidas a su alrededor siguieron. Incluida la de Aprilia.

Jorge Martín en el box de Aprilia
Jorge Martín en el box de Aprilia

De alguna forma, este largo impasse ha cambiado la relación de fuerzas entre ambas partes. Al principio parecía ser ella la que más le necesitaba a él; pero ahora esa necesidad se ha ido diluyendo. Sigue habiendo deseo de que todo salga bien, pero la sensación de desesperación ha ido desapareciendo de la mano de Bezzecchi.

Y, desde ahí, surgió la chispa del amor entre Martín y Aprilia. Un amor a tercera vista. No tan intenso, visceral ni desesperado; sino más consciente, racional y relajado. Habrá quien diga que también interesado e incluso quien insinúe que es falso; pero ante la duda, es mejor elegir creer. Luego el tiempo dará y quitará razones, victorias y títulos.

Porque, puede que un flechazo convierta el inicio de la relación en algo mágico y bucólico; pero son la constancia, la comunicación y el día a día los que hacen que el amor perdure.

Porque, al final, si consigues llegar a la meta en primera posición, lo que haya sucedido en la parrilla de salida acabará siendo una anécdota.

Jorge Martín felicitado por Aprilia
Jorge Martín felicitado por Aprilia

 

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