Quizás en televisión quedó más disimulado puesto que los micrófonos de ambiente recogen en su mayor parte el ensordecedor rugido de las motos, pero lo cierto es que la afición de Malasia ha dado un espectáculo lamentable, dejando lejos el respeto y la cultura por el deporte del motor en la que se admira del último al primer piloto de la parrilla. El primer bochorno llegó con la carrera de Moto3, donde el público se comportó como el pueblo romano viendo gladiadores; aplaudiendo y jadeando cuando uno de los pilotos caía. Como si el show, el espectáculo, fueran los accidentes.
En la categoría de MotoGP la actitud no fue muy distinta. Cada vez que las cámaras mostraban imágenes de Jorge Lorenzo o Marc Márquez, se escuchaban los abucheos de buena parte de un público vestido, mayoritariamente, de amarillo. Pero no os dejéis engañar, si se hubiera tratado de simple fanatismo más propios de grupos ultras en estadios de fútbol, no hubieran festejado las caídas de los jóvenes pilotos de Moto3. Sobre este bochornoso espectáculo se pronunció Marc, quien recibió una sonora “ovación” cuando caía persiguiendo al grupo de cabeza:
“Cuando en Moto3 había múltiples caídas y he visto que aplaudían, ya era lamentable. El aficionado al motociclismo quiere ver el espectáculo, pero Rossi es muy grande en toda esta parte. Al final esto no cambia que el título lo tenemos nosotros”.
También Jorge Lorenzo fue preguntado por el mismo tema:
”Yo no voy a usar esas palabras, pero la verdad es que me encantaría que todos los fans tuviesen la educación de respetar a todos los pilotos, en general, incluso aunque sean rivales acérrimos como es en este momento. Eso no está pasando ahora y ojalá pase en el futuro y todos entiendan que el respeto es lo primero que no hay que perder, para que todos vengan a las carreras a disfrutar y a apoyar a todos los pilotos que nos jugamos la vida. Nosotros intentamos hacer el mejor trabajo posible sin faltar el respeto a nadie”.
Sea el aficionado del color que sea, uno debe entender, si de verdad es el motociclismo lo que le gusta, que lo bonito de una carrera es la batalla entre los mejores pilotos del mundo. Que una caída, lejos de ser un espectáculo, significa la pérdida de un valor en pista y que los arrastrones de Iannone, Crutchlow y Márquez sólo aguaron un Gran Premio de Malasia que bien podría haber sido épico.
A pesar de todo, hay que subrayar que el aficionado malayo es todavía muy joven, casi “inmaduro”. Tanto Dorna como las marcas están haciendo un fuerte esfuerzo por promover el deporte en la zona a través de escuelas de pilotaje y pequeños campeonatos. Es sólo cuestión de tiempo que los abucheos de hoy se conviertan en muestras de respeto en el futuro.
Pronto aterrizará MotoGP en Valencia para la última cita del año, ocasión para dar ejemplo y ofrecer la mejor cara del motociclismo.