En toda súper estrella del deporte han de confluir, en diferentes porcentajes según el caso, las cualidades innatas y las adquiridas. Sea cual sea el deporte, la disciplina o la modalidad, para llegar a la cúspide hay que contar con un innegable talento, que actúa como la base que sostiene la pirámide del éxito. Sin ese talento innato es totalmente imposible llegar a lo más alto en una era de profesionalización en la que los demás sí lo tienen, en mayor o menor medida.
De igual forma, confiarlo todo al talento es una mala receta. Si el talento supone los cimientos de la pirámide, es el trabajo diario el que va construyendo las vigas maestras que permiten ir avanzando hacia lo alto. Un trabajo que ha de ser sostenido en el tiempo para asegurar la solidez de dichas vigas y, así y sólo así, poder optar a llegar hasta el vértice de la pirámide del deporte elegido.
De eso sabe mucho Marc Márquez. Cuesta ya recordar cuando terminó por disiparse la última duda sobre su talento. Ya en el octavo de litro se le adivinaba algo especial, algo que hacía pensar que su destino era el olimpo del motociclismo.
La profecía se ha cumplido. Todavía no tiene ni 25 años y ya está entre los grandes de la historia, con cuatro títulos de MotoGP en cinco temporadas y seis títulos mundiales en ocho. Ningún piloto en la historia contaba con semejante palmarés a su edad, y Márquez amenaza con extenderlo mucho más.
Para ello, tiene su fórmula de trabajo. Una fórmula a la que ha ido dando forma ya desde sus inicios, y que en la categoría reina –con las exigencias físicas que exige una máquina como la MotoGP- ha ido puliendo para hacer que su estado físico acompañe a su talento para ir rápido sobre dos ruedas. Parece evidente que ha encontrado su fórmula perfecta, y ahora la comparte de la mano de Red Bull.
Los dos ingredientes de la misma son de sobra conocidos: gimnasio y motocross. Para Márquez, la diversión en el entrenamiento es clave, y como mejor la consigue es encima de la moto. A la vez, es consciente de que la necesidad de acompañarlo con buenas dosis de gimnasio para conseguir y mantener el tono que requiere el máximo nivel competitivo. Y, sobre todo, tiene muy claras cuáles son las áreas que necesita ejercitar en el gimnasio para poder rendir al cien por cien cuando se sube a su Honda RC213V.
DESGRANANDO SU MÉTODO DE TRABAJO
En primer lugar, considera vital trabajar la elasticidad; que es, a la postre, la que le ayuda a minimizar enormemente el riesgo de lesión cuando sufre una caída. No en vano, la lleva trabajando junto a su preparador físico desde que tenía sólo once años, un trabajo que continúa realizando actualmente.
Pero no es sólo eso, ni mucho menos: Márquez también otorga una gran importancia al tronco superior; así como al trabajo en la parte abdominal, debido a necesita una gran estabilidad para realizar los movimientos de un lado a otro de la moto, especialmente en los cambios de dirección. Remarca el trabajo en el abductor para aguantarse en el depósito. “Con lo se conduce una moto es con la cadera”, puntualiza.
Señala que, al tiempo que se pone el foco en el equilibrio, hay que hacerlo en los reflejos; explicando que en una misma curva la moto puede llegar a hacer dos o tres movimientos diferentes; a lo que hay que reaccionar con el propio cuerpo.
También dedica mucho tiempo al trabajo de piernas, sobre todo para estar preparado de cara a los momentos en los que una de las piernas tiene que hacer fuerza contra el suelo y la otra contra la moto.
A modo de resumen, señala cuatro aspectos vitales en su éxito: Velocidad de reacción, tonificación, explosividad y talento.
En el último apartado, resalta que es el entrenamiento en la pista de motocross el que realmente le permite mejorar su capacidad de reacción e improvisación sobre la moto. Lo explica apuntando a que, en el mismo circuito, de primera hora de la mañana a la última, cambia por completo vuelta tras vuelta, con la aparición de baches y roderas, lo que le permite mejorar la mencionada capacidad de improvisación que después traslada a los circuitos de asfalto.
“Es el método de entreno más completo”, sentencia Márquez, que también reconoce que es la moto con la que disfruta más. “Me lo paso muy muy bien”, admite el vigente campeón de MotoGP.