Parece que ha pasado un siglo y no ha transcurrido ni medio año desde aquel Gran Premio de Argentina en el que Marco Bezzecchi estrenó su palmarés en categoría reina cerrando el círculo que en su día no pudo culminar el añorado Marco Simoncelli, y emulando a su mentor Valentino Rossi, al mismo tiempo que le brindaba su primera victoria como dueño de equipo, claro.
Llegó después el triunfo en Le Mans, donde mientras el mundo ardía a sus espaldas él caminaba imperturbable rumbo a un triunfo que enterraba cualquier teoría que invitase a pensar que lo de Termas había sido casualidad. Con dos victorias en cinco carreras, la pregunta que empezó a sobrevolar el ambiente era si podría convertirse en candidato al título.
Una pregunta que se había ido diluyendo un poco, ya que mientras él rascaba tres podios en siete carreras, Pecco Bagnaia empezaba a amasar victorias y Jorge Martín le iba a rebufo. Si a eso se le suma que ellos llevan una GP23 por la GP de ‘Bez’, no era raro que fuese perdiendo peso en las quinielas en favor de sus dos compañeros de marca.
El paso por la India ha reactivado esa opción C. No tanto por su producción de puntos (al final sacó menos que Martín en el global), sino por la abrumadora superioridad demostrada tanto en el Sprint como en la carrera.

En MotoGP las cosas pueden cambiar en cuestión de segundos. Apenas una decena transcurrieron entre el apagado del semáforo, que Marco Bezzecchi aguardaba desde la pole con la convicción de que su ritmo le podría llevar a su primer doblete Sprint+carrera; a la primera curva, cuando sin comerlo ni beberlo se vio en la escapatoria… por culpa de su compañero de equipo, Luca Marini.
Logró evitar la caída, pero de repente estaba último. Con solo once vueltas por delante y una nube de pilotos entre él y la zona de puntos. Cruzó la meta por primera vez a más de seis segundos de la cabeza de carrera, que ocupaba -y ya no soltaría- Jorge Martín.
Ahí, en lugar de venirse abajo, Bezzecchi decidió dar una demostración de poderío apoteósica. En las dos primeras vueltas perdió tiempo con los pilotos más lentos, llegando a estar a casi ocho segundos de Martín al término del tercer giro. A partir de entonces, no solamente siguió escalando posiciones, sino que mientras iba superando pilotos reducía escandalosamente la ventaja hasta terminar quinto a poco más de tres segundos (que hubieran sido unos cuatro si Martín no se deja ir al final).
Eso reforzaba su favoritismo para el domingo, donde se mostró igual de apabullante. Con una buena salida y pista libre de inicio, no tuvo piedad. En la quinta vuelta ya tenía dos segundos, en la séptima ya eran tres. Un paseo triunfal mientras, como en Le Mans, todo ardía a sus espaldas: Bagnaia se iba por los suelos y Martín estaba a punto de liarla en el giro final.

El cero de su amigo Pecco le sitúa a 44 puntos, poco más de un GP de distancia cuando quedan siete. Ahora viene Japón, donde logró su primer podio mundialista con Mahindra y donde ya ganó en Moto3. El año pasado también se mostró muy rápido en Tailandia, donde logró su primera pole en clase reina, así como en Australia y Malasia. Y también sabe lo que es ganar en Valencia…
¿Está difícil que Marco Bezzecchi sea campeón de MotoGP 2023? Muchísimo. Como también lo estaba remontar desde la 18ª hasta la quinta posición en un Sprint.
Lo que pasa es que, si lo consigue, sería demasiado poético.
Estaríamos hablando de un sonriente piloto italiano de pelo rizado que consigue conquistar el título de la categoría reina en su segundo año con la moto dominadora del momento; pero no en el equipo oficial, sino en una estructura independiente realmente icónica donde el amarillo es el color predominante.
Un título de Marco Bezzecchi contribuiría a aumentar todavía más el mito de Valentino Rossi, que 22 años después de ser el último piloto en conquistar el Mundial de 500cc con un equipo independiente se convertiría en el primer dueño de equipo independiente en conquistar el Mundial de MotoGP.
