Museo Honda Motegi

El Museo de Honda en el circuito de Motegi es uno de esos sitios casi obligados de peregrinación al que acudir al menos una vez en la vida.

Venancio L. Nieto

Museo Honda Motegi
Museo Honda Motegi

Un buen rato después de salir del Museo que Honda tiene en las instalaciones del circuito de Motegi, todavía te palpita con fuerza el corazón. Lo que debería ser una sensación de indescriptible placer, se convierte rápidamente en una mezcla de sentimientos encontrados. Imagínate que eres un incondicional entusiasta de la música del siglo XX y te embarcas en un sueño, alucinación o experiencia paranormal en la que de repente disfrutas de la compañía de Jimmy Hendrix, John Lennon, Freddie Mercury, Elvis Presley o Jim Morrison, entre muchas otras leyendas de la música.

Inmerso en semejante trance es genial poder pasar un rato con el que elijas. Todos son grandes de la música y tienes la oportunidad de mantener una grata conversación que se antojaría simplemente imposible en cualquier otro momento o lugar. ¡Qué gran suerte! Los tienes a tu disposición y cada uno dispuesto a compartir un rato
exclusivamente contigo. Hasta aquí, todo es perfecto. Pero solo hasta aquí.

Los problemas aparecen cuando John Lennon te está contando algunos secretos de sus vivencias con The Beatles y justo en ese mismo momento, Hendrix también reclama tu atención para dedicarte alguno de sus delirantes solos de guitarra. Pero ahí no acaban las complicaciones. Intentando mantener la atención a ambos, todo se pone mucho más crudo cuando Freddie Mercury comienza a representar a tu lado uno de sus numeritos travestido mientras entona los primeros versos de «I want to break free», o Michael Jackson te llama para mostrarte alguno de los pasos de baile que le convirtieron en un ídolo de masas. Menuda situación surrealista, ¿no? Pues ahora traslada un escenario así a la historia de las competiciones de motos coches en las que Honda ha podido tomar parte a lo largo de sus 60 años de vida.

Entre tantas máquinas indispensables, uno no sabe por dónde empezar. Intentas absorber cada detalle de la Honda NSR 500 de Eddie Lawson de 1989, mientras la Elf de Ron Haslam reclama tu atención con sus basculantes monobrazo delantero y trasero, o la RC 181 de Mike Hailwood y cuatro versiones de la mítica NR de pistones ovales te miran de reojo. Quieres disfrutar de todas, pero realmente no lo haces como se merece con ninguna. Eso es lo peor que te pasa entre las paredes del Honda Hall. Lo demás, simplemente, es el mayor regalo que un entusiasta de las dos ruedas puede recibir.

La experiencia del visitante comienza en un vestíbulo qu acelera el pulso. En el Honda Hall puedes esperar encontrar cualquier máquina, no sólo ingeniada por la misma Honda, sino también por cualquier fabricante que haya construido o competido con una máquina digna de estar en este museo. Precisamente en el año que se conmemora el 50º Aniversario de Yamaha en los GG.PP, también puedes encontrar las motos que Phil Read, Wayne Rainey, John Kocinski o Max Biaggi pilotaron para la marca de los tres diapasones.

Pero el inmenso recibidor se reparte entre la NSR 500 de Daijiro Kato, la primera 125 de la marca que participó en el Tourist Trophy de 1959, la RC212V de Dani Pedrosa, la 211 «Pentax» de Shinya Nakano, o una Fireblade de última generación. Esa misma planta está dedicada a las diferentes evoluciones del robot humanoide ASIMO y al taller de restauración del Honda Hall, que repara y mantiene en perfecto orden de marcha cualquiera de las máquinas que aquí se exhiben. Este departamento trabaja de cara al público y según a la hora que acudas, también puedes asistir a una demostración «en vivo» de las habilidades del ASIMO.

La primera de las dos siguientes plantas está dedicada a automóviles legendarios de la marca, desde turismos utilitarios a modelos deportivos, aparte de una irrepetible colección de coches de Fórmula Uno de la década de 1960. Las motos de toda especialidad también están presentes. Desde la gama de pequeños scooter o evoluciones distintas del mítico Cub, modelo del que Honda ha vendido más de 90 millones de unidades desde su lanzamiento en 1958. Las motos de campo están representadas por las primeras Elsinore, seguidas de las CR con motores de «dos tiempos» hasta las actuales CRF. Las trail de la marca también ocupan su espacio, escoltadas por la 750 con que Cyril Neveu venció en el Dakar o las Honda de trial de la misma década de los 80.

Sin duda alguna, si eres incondicional de las carreras de velocidad, la experiencia resulta inolvidable. La sección inicial está dedicada a las motos que corrieron durante la primera época de Honda en el Campeonato del Mundo entre 1959 De su vuelta a finales de los 70 se conservan varias unidades la inolvidable NR 500, así como uno de sus motores con ovales y dos bielas por cilindro al descubierto. Honda derrochó fibra de carbono y magnesio en las NR a principios de los lo que da una idea del nivel de sofisticación que la marca imprimir en una idea que fracasó estrepitosamente.

Los años 80 y los 90 son parte de la segunda era dorada de la marca en el Mundial y en el Hall está representada múltiples variantes de las NS y NSR 500, NSR 250, RS 125 250, además de la última RS-W con que Aoyama ganó el título de 250 cc. La era MotoGP también cuenta con una selección de RC211 y 212V que pilotaron Rossi, Barros o Tamada, así como otra buena parte de motos de Resistencia que vencieron en la 8 Horas de Suzuka.

Se podrían emplear docenas de páginas describiendo lo encuentra en el Honda Hall, que también te ofrece la posibilidad durante la visita de escuchar grabaciones de cada una de motos y coches de competición. Pero casi es mejor escoger buena selección fotográfica que lo ilustre adecuadamente.