La temporada 2022 de Yamaha en MotoGP ha sido un tanto extraña. Por un lado se les puede incluir dentro de la debacle de las marcas japonesas, ya que el rendimiento de la YZR-M1 ha estado muy lejos de lo esperado y en 2023 ‘perderán’ su equipo satélite para quedarse como la única marca con tan solo dos motos en la parrilla.
Sin embargo, no se puede comparar con los casos de Honda y Suzuki. La marca del ala dorada ha vivido un año de pesadilla con apenas un par de podios, mientras que los de Hamamatsu lograron dos victorias más que agridulces, ya que para entonces su futuro estaba sentenciado y no seguirán en MotoGP. Mientras tanto, Fabio Quartararo hacía diabluras con la M1 para soñar con un segundo título consecutivo que finalmente no llegó.
En este contexto, 2023 se presenta como un año de transición para Yamaha. De lo que suceda en la próxima temporada puede depender en gran medida el futuro de la marca en MotoGP. Necesitan demostrar que la M1 puede ser una moto ganadora, y lo necesitan para cimentar su futuro a medio plazo, asentado en un taburete de tres patas: tres hombres a los que necesitan convencer de su proyecto.
El primero, y seguramente el más importante, es Fabio Quartararo. Después de muchos vaivenes internos, el francés decidió confiar en la casa de Iwata y vincular su futuro al son de un diapasón hasta 2024. Una decisión tomada al compás del nuevo motor que pudo probar en los test durante la temporada, pero que en Valencia no le convenció igual.

Es cierto que tienen asegurada su presencia con ellos dos cursos más. Tan cierto como que el mercado empezará a moverse pronto, así que el destino del galo más allá de 2024 podría quedar resuelto antes de 2023. A sus 23 años, ‘El Diablo’ es la pieza más cotizada del mercado de MotoGP y, si siente que la M1 no le va a permitir luchar por el título, abrirá la puerta a ofertas externas.
El segundo es Toprak Razgatlioglu. El turco no ha podido saltar ya a MotoGP por la vigencia del contrato de Franco Morbidelli… que termina a finales de 2023. Con la gran mayoría de la parrilla ya cerrada para 2024, el sitio del italo-brasileño será uno de los más codiciados del mercado, ya que será la única oficial que pueda cambiar de manos en el próximo mercado.

Razgatlioglu se presenta como el gran favorito para ocuparlo. Ahora bien, el salto del turco a MotoGP está supeditado a tener una moto ganadora en la categoría reina. Por eso, si Yamaha sigue en la línea de este 2022, puede ser que el campeón mundial de Superbike en 2021 opte por permanecer en el certamen de las motos de serie o incluso buscar una alternativa en MotoGP.
El último no es otro que Valentino Rossi. La actual situación de MotoGP, con ocho Ducati y tan solo dos Yamaha, es ciertamente anómala y deberá corregirse pronto. Todas las voces apuntan a que será el equipo VR46 el que cambie las Desmosedici por las M1, en lo que sería un bonito reencuentro del nombre de ‘Il Dottore’ con la marca que más éxitos le dio.

En teoría, así será. Claro que, si Ducati sigue con su ascendente trayectoria y Yamaha continúa con su tendencia negativa, Rossi podría replantearse el futuro de su estructura y continuar con la firma italiana, con la que tanto Luca Marini como Marco Bezzecchi están encantados.
En conclusión: el futuro de Yamaha en MotoGP a medio plazo depende de su capacidad de convencer a estos tres pilotos. En el escenario ideal, en 2025 podría tener un equipo oficial con Fabio Quartararo y Toprak Razgatlioglu, con el VR46 como equipo satélite para albergar a jóvenes talentos. En el escenario más negativo, se quedarían con solo dos motos y sin Quartararo ni Razgatlioglu, lo que cambiaría bastante la película.