MotoGP está sumida en una carrera al sprint por aumentar el atractivo de su producto para alcanzar y fidelizar a más gente. Hace unas semanas, realizaron una macroencuesta para tratar de averiguar qué quiere el público y tratar de dárselo. La primera consecuencia no se ha hecho esperar y en 2023 habrá carreras al sprint en todos los grandes premios.
Más allá de los pros y contras que pueda tener dicha medida para pilotos y demás trabajadores, la medida denota una firme voluntad por abrir nuevos horizontes y adecuar el Campeonato del Mundo a los nuevos tiempos, incluso aunque eso suponga romper con la regla no escrita que se había cumplido a rajatabla desde 1949, permaneciendo inamovible entre los múltiples cambios producidos en las últimas décadas: disputar una sola carrera por GP y categoría.
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Fue la noticia más sonada de un GP de Austria en el que no hubo tiempo para aburrirse con las cosas que sucedían fuera de la pista, que hicieron de preludio a un fantástico domingo de carreras coronado con el espectáculo de MotoGP, personificado en los dos pilotos que desde hace un año se están erigiendo en los grandes protagonistas de la categoría reina: Pecco Bagnaia y Fabio Quartararo.
Tras pasar cuatro vueltas a la estela de Maverick Viñales, en el quinto giro Fabio Quartararo avanzó a la quinta posición por detrás de cuatro Ducati. Tal y como había predicho el sábado, se encontraba en el nivel dios de un videojuego y tenía por delante cuatro pantallas, que se convirtieron en tres cuando un ‘bug’ en la llanta de Enea Bastianini le hizo abandonar.
Accedió a la tercera posición gracias al error de Jorge Martín, que se saltó la chicane y volvió tras él para evitar ser sancionado. Quedaban las motos rojas, empezando por Jack Miller, al que sobrepasó con un adelantamiento espectacular, un combo de técnica y desparpajo al alcance de muy pocos en una situación tan extrema, ya que un error en forma de caída hubiese supuesto un revés muy serio en la general.
ESTE ADELANTAMIENTO ES UNA BARBARIDAD
— Swinxy (@Swinxy) August 21, 2022
La culminación de una de las mejores carreras que ha hecho @FabioQ20 Quartararo en su vida.
20 puntos en casa del enemigo: paso enorme al título.#AustrianGP 🇦🇹 pic.twitter.com/dEZArSFuRb
Solo le faltó el monstruo final del videojuego: Pecco Bagnaia. Pese a que pudo acercarse a él, le faltó casi medio segundo en meta. Es imposible saber si con una vuelta más hubiera ganado, porque quizás el de Ducati estaba gestionando la ventaja que había amasado durante las vueltas precedentes. Poco importa: son 20 puntos de oro para el campeonato.
Lo cierto es que la carrera de Bagnaia fue sencillamente perfecta, desde la salida hasta la meta. Se puso en cabeza en la arrancada y no cometió ni un solo error, cambiando el paso cuando se vio atacado por Miller para coger unos metros para exhibir un ritmo demoledor como demuestra la distancia que endosó al resto de rivales, y aguantando al final la presión de saberse perseguido por el vigente campeón y máximo rival.
Por más que la Desmosedici sea la mejor moto de la parrilla (algo que ya nadie parece dudar) y que Austria sea su coto particular, solamente él fue capaz de resistir a Quartararo, algo que ya está empezando a convertirse en una costumbre.
Los números de Bagnaia son demoledores: ha ganado 9 carreras de las últimas 19, y en ese lapso nadie ha ganado con la misma moto que él: en el tramo final de 2021 él fue el único en ganar con la GP21, y en este curso nadie más ha ganado con la GP22. Además, su ratio de victorias/podios sigue in crescendo y ya alcanza un impresionante 60%.

Lleva tres victorias seguidas, y viene ahora un tramo de la temporada donde el pasado curso brilló con luz propia, ya que ganó en los tres circuitos europeos que restan: Misano, Aragón y Valencia. Eso que hace que, con permiso de Aleix Espargaró, se esté convirtiendo en la gran amenaza para Fabio Quartararo en la lucha por el título, tal y como sucedió un año atrás.
Bagnaia y Quartararo. 25 y 23 años. Italia y Francia. Ducati y Yamaha. Rápidos, jóvenes, con grandes países a sus espaldas y representando a dos de las marcas más icónicas. Ingredientes para una preciosa rivalidad en pista, aderezada además con el buen rollo que exhiben cuando cruzan la bandera a cuadros.
Eso es exactamente lo que tiene que potenciar MotoGP: conseguir que millones de personas conozcan quiénes son Pecco Bagnaia y Fabio Quartararo, igual que la Fórmula 1 ha logrado que millones de personas conozcan a Charles Leclerc y Max Verstappen.
La idea de la carrera sprint puede funcionar, por supuesto; pero lo que de verdad tiene que funcionar son los protagonistas. En ese sentido, Pecco y Fabio son un gran filón. Ellos son el sprint que hay que vender.