Cuando Giacomo Agostini ganó el título mundial de 1975 con Yamaha, cortó una racha de 26 títulos para marcas europeas: los 23 títulos anteriores se habían ido a Italia (18 MV Agusta y 5 Gilera) después de que los tres primeros años hubiesen sido para la británica AJS, la propia Gilera y la también británica Norton.
A la vez, empezó una racha de 32 títulos seguidos para marcas japonesas y de 44 de los últimos 45 (con la excepción de Ducati en 2007 con Casey Stoner). Pero nunca a un piloto japonés. Seguramente Norick Abe o Daijiro Kato fueron los nombres que más ilusionaron al país del sol naciente, pero su único subcampeón en máxima categoría es Tadayuki Okada.
Su irrupción a nivel local había sido tardía pero meteórica. Con una Honda RS250 debutó en el All Japan del cuarto de litro en 1988, acabando 14º pero logrando su primer podio. Tenía ya 21 años, pero en esa época no era un problema. En 1989 ganó el título y lo revalidó los dos siguientes con la oposición de Tetsuya Harada, que le batió en un 1992 donde Okada brilló como wild card en Suzuka al ser segundo tras Luca Cadalora.
Eso le valió dar el salto al Mundial en 1993 con el Team HRC, logrando tres podios en un primer año en el que acabó octavo y se vio eclipsado por la irrupción de Harada, campeón en su primero año completo. El salto de calidad de Okada llegó en 1994 con el Kanemoto Honda, donde logró su primer triunfo en Suzuka, repitió en Argentina y con seis podios y una enorme regularidad (puntuó siempre y un noveno fue su peor resultado) acabó subcampeón a tan solo 20 puntos de Max Biaggi.
Volvió a vestirse de HRC para 1995 y, pese a que solo pudo acabar cuarto con cinco terceros puestos como mejores resultados, la marca del ala dorada decidió subirle al medio litro. Eso sí: con la NRS500V, la versión bicilíndrica de la máquina con la que Mick Doohan había empezado a dominar un año antes.
La apuesta de Honda por 'Tady' no tardó en tornarse efectiva. De entrada pasó por delante de Shinichi Itoh, y la caída de Álex Crivillé en Jerez por la famosa invasión de pista le permitió acabar tercero y llevar a una bicilíndrica al podio de 500cc dos décadas después. Dos podios más y la séptima posición final le hicieron ganarse la V4 para 1997.
Aquel año, mientras Doohan avasallaba con todo (13 victorias y un segundo en las 14 primeras carreras), el resto del Repsol Honda libraba una batalla por el subcampeonato donde la lesión de Crivillé propiciaba un mano a mano nipón que Okada resolvió en su favor ante Nobuatsu Aoki, dándose además el gustazo de batir a Doohan por 69 milésimas en Indonesia en lo que fue una forma casi inmejorable de estrenar su palmarés en 500cc.
Un 1998 marcado por las lesiones dio paso al 1999 en el que logró tres victorias y llegó a soñar con el título, pero un mal final de temporada le hizo quedar tercero tras Crivillé y Kenny Roberts Jr. Un mal 2000 con un solo podio le dejó sin sitio, y tras un año en Superbike con tres podios colgó el casco; aunque volvería en 2008 haciendo un wild card con el Repsol Honda en Mugello, donde sumó dos puntos al terminar 14º en la que fue su primera y única salida sobre una MotoGP.