Bernie Ecclestone controla la Fórmula 1, pero la familia France es dueña de la NASCAR, el campeonato de automovilismo más importante de Estados Unidos y, tal vez, del mundo entero. Sólo Bernie y los hermanos France, y su tío Brian saben, al final, cuál de estas enormes empresas es la más poderosa.
No hay nada equivalente a la F-1 y la NASCAR en el mundo de la moto, aunque el de Dorna, bajo el mando de Carmelo Ezpeleta, es claramente el campeonato rey del motociclismo. Los hermanos Flammini controlan el Mundial de Superbike, el único rival en potencia de MotoGP.
Hasta ahora, aunque Ecclestone ha entrado esporádicamente en el mundo de las dos ruedas y los Flammini también en automovilismo, pero a menor escala, los gigantes del automovilismo no se han interesado mucho por las motos.
Pero ahora la familia France, en la persona del hijo menor (64 años) del malogrado «Big Bill» France, fundador de la gran dinastía de la NASCAR, ha comprado el AMA (la federación norteamericana de motociclismo) y se dispone a poner patas arriba al campeonato AMA de Superbike para enseñarnos el verdadero potencial de la velocidad.
En principio sólo se trata de un campeonato nacional, pero si France ha entrado en el mundo de las motos es por dos motivos principales: uno, porque ha visto el éxito de MotoGP a escala mundial, y porque en EE.UU. MotoGP ya ha programado dos Grandes Premios, el primero en Laguna Seca y el segundo en Indianápolis, el único circuito que rivaliza en prestigio internacional con Daytona. Y dos, porque Jim es el rebelde de la familia France, el que está enamorado de las motos. La combinación de motivos… comercio y pasión, significa que va a convertir el campeonato AMA en un espectáculo-negocio importante.
Jamás será lo que es la NASCAR, de la misma manera que MotoGP jamás eclipsará a la Fórmula 1, pero con su poderío y sus conocimientos del mundo del patrocinio y la televisión, el campeonato AMA va a hacer mucho ruido en los próximos años. Tal vez un ruido que se escuchará más allá de las Américas.
El corredor invisible
A Jimmy no le gustan las cámaras ni las entrevistas. Poca gente lo sabe pero Jim France ha corrido con Harley-Davidson en los circuitos de «dirt track», siempre bajo un seudónimo. Y en un par de ocasiones ha participado en carreras de velocidad en el circuito de Daytona, (circuito que pertenece ISC, la compañía controlada por la familia France, junto con otros doce enormes «supercircuitos»). Un amigo que trabaja como asesor de la familia France en el Campeonato Rolex Grand Am (un campeonato de resistencia para coches deportivos pero con un reglamento al estilo del de la NASCAR), me asegura que Jimmy estuvo en la misma parrilla de la Batalla de las Twins conmigo en 1984 en Daytona, él sobre una Harley-Davidson y yo con una Ducati Tecfar. Yo me acuerdo de un hombre de mono marrón sobre una impecable Harley idéntica a la famosa Lucifer’s Hammer (el martillo del diablo) de Jay Springsteen. No me acuerdo de él en carrera porque la Ducati me dejó tirado en los primeros compases, pero si buscas en los archivos no encontrarás ni huella de Jimmy France ni de aquella Harley. Cuando eres el tercer hombre más rico en el mundo del deporte del motor (detrás de Ecclestone y Roger Penske) y corres en el circuito que construyó tu padre, ya puedes ser un corredor invisible.
Su fortuna personal es, según la revista Forbes, del orden de los 1.125 millones de euros, pero todo esto es poco en comparación con la riqueza del emporio de la NASCAR. En EE.UU. «billion» significa mil millones –no un millón de millones- y ésta es la definición que la revista Forbes utiliza cuando publica cada año su lista de millonarios. Sólo hay 946 nombres en la lista, y entre ellos figuran los tres príncipes del deporte del motor: Ecclestone, Penske y France. Y si combinamos las fortunas de Jimmy y de su hermano Billy, ganan a Penske y se colocan a tan sólo seiscientos millones de dólares de Bernie.
Perdonad si os estoy mareando con cifras, pero es que Jimmy France no es un comprador cualquiera, y su decisión de comprar un campeonato de velocidad no es un capricho sentimental para ayudar a su amigo y empleado Roger Edmondson. Los France sólo entran en un negocio cuando ven una oportunidad de prosperar.
El AMA pide perdón
Siendo un hombre que huye de la fama y de llamar la atención, no es nada sorprendente que tampoco apareciera en la conferencia de prensa en Daytona el sábado 8 de marzo, cuando Robert Dingman, CEO del AMA, anunció la venta (sin especificar el precio) de AMA-Pro Racing (es decir los derechos a perpetuidad de todas las disciplinas del AMA: velocidad, motocross, «dirt track», supermotard y subidas en cuesta) al Daytona Motorsports Group, una compañía que pertenece mayoritariamente a Jim France. El hombre que habló en nombre del DMG fue Roger Edmondson, uno de los socios de DMG y ex-director de Paradama, la compañía que dirigía el Campeonato AMA.
Edmondson fue despedido por el AMA a finales de los años noventa, pero en 2001, después de años de amarga y duro litigio, ganó un pleito con el AMA, recibiendo 3,5 millones de dólares (dos millones y medio de euros) como compensación. La pérdida de aquel pleito causó tanto desprestigio para la federación que su presidente, Ed Youngblood, ex-primer vicepresidente de la FIM durante la época de Jos Vaessen, tuvo que dimitir.
Ahora Edmondson es la mano derecha del nuevo dueño del AMA, y Dingman, después de anunciar la venta, pidió públicamente disculpas por parte del AMA a Edmondson por «la conducta desleal y nada ética por parte de la federación».
Nadie de los presentes se acordó de la FIM y nadie preguntó si la ésta había aceptado la compra de una federación nacional. La FIM no tiene nada que ver en todo esto ya que la autoridad de la federación internacional no está reconocida bajo la ley norteamericana. Es decir, que nadie dude que Jimmy sea ya el dueño y señor de la velocidad en Estados Unidos. No sólo ha comprado todo, sino que ha obligado al vendedor a pedir perdón en público a su amigo y socio, Roger Edmondson. Como si fuera un episodio de Los Soprano.
El modelo NASCAR
Hubo catorce compañías norteamericanas interesadas en comprar el AMA, pero cuando se enteraron de que France tenía intención de entrar en la puja, todos menos uno se echaron atrás. Uno de los posibles compradores, el dueño de una empresa que representa varios pilotos de MotoGP, me dijo: «en este país y en el mundo del motor sólo un idiota iría en contra de France. Si los France entran en la velocidad, todos los que vivimos de esto vamos a salir beneficiados. Nosotros jamás podríamos aportar los medios, los patrocinadores y la influencia que tienen los France».
Al final sólo hubo otro aspirante serio, Hardcard Holdings, los promotores del Gran Premio de Indianápolis, una empresa que trabaja con Dorna. Y ellos, como confesaron, sabían que su única esperanza residía en la posibilidad de que France se echase atrás. En el mundo de las carreras en EE.UU. nadie puede con los France.
Para daros una idea de la magnitud de NASCAR en USA basta decir que el contrato televisivo que estará en vigor hasta 2014 es del orden de 500 millones de euros al año. Dorna recibe 24 millones al año de TVE, y F-1 cobrará a Mediapro 41 millones en 2009.
De los veinte eventos deportivos con más público en las gradas en EE.UU. nada menos que 17 son de la NASCAR. La asistencia media de las 40 carreras puntuables es de 125.000 personas… Cada «fan» con butaca numerada. Las carreras con mayor número de espectadores son Daytona, con unos 250.000, e Indianápolis, con 350.000… más o menos el equivalente a los Grandes Premios de España, Cataluña y la Comunidad Valenciana juntos en un mismo súper estadio.
Pero lo que mueve la NASCAR y lo que motiva a los France es la televisión. Por eso los dueños de la NASCAR, dueños absolutos de los reglamentos técnicos, siempre hacen lo que haga falta para asegurar que hay espectáculo… y el espectáculo se basa en adelantamientos, lucha entre muchos pilotos por los primeros puestos, y en pilotos carismáticos y hasta polémicos, pero sobre todo en pilotaje al límite que el público puede apreciar.
La «nascarización» de la F-1
Y, precisamente por eso, estamos viendo una dura lucha entre espectáculo y tecnología… entre los ingenieros que quieren solucionar problemas y los promotores de los campeonatos, que poco a poco se han dado cuenta de que la gracia del deporte del motor está en lo visible y nunca en tecnología invisible que resta importancia al piloto y hace que los coches y motos vayan como si fuesen sobre raíles.
Hay muchos campeonatos de automovilismo, pero sólo hay dos de ellos que sean gigantes… campeonatos que, sobre el papel y por su aspecto exterior, parecen totalmente opuestos. Pero, en el fondo, los dos, Fórmula 1 y NASCAR, tienen en común una misma filosofía: que lo que pasa en pista es mucho más importante que lo que pasa dentro de la centralita electrónica… o «la caja negra» que controla la bestia de un bólido de F-1.
Por eso, Bernie Ecclestone se ha negado a aceptar que la eliminación del control de tracción era imposible y por eso contactó con Microsoft para crear una centralita única para eliminar no solamente el control de tracción, sino también el control de lanzamiento mediante «embragues inteligentes». Y como hemos visto en la primera prueba de F-1 en Australia, la F-1 parece, al menos a primera vista, haber recuperado los adelantamientos y los derrapajes.
Y Ecclestone ha hecho todo esto para recuperar el espectáculo menguante de las carreras de PlayStation con control de tracción.
«Formula Daytona Superbike»
Los hombres de confianza que aconsejan a Jimmy France son varios. Yo conozco muy bien a cuatro de ellos: Kenny Roberts, Steve McLaughlin (el padre del Mundial SBK antes de la llegada de los Flammini), John Ulrich (ex-corredor, dueño de un equipo AMA y editor de la revista Road Racing World), y Colin Fraser (canadiense y organizador y dueño del Campeonato de Canadá de Superbike).
Tal vez, el mejor consejo que ha recibido Jimmy vino de Roberts: «yo le dije a Jimmy que sólo había dos soluciones para el AMA: o comprarlo del todo o hacer otro campeonato paralelo. El AMA está tan mal que no tiene solución».
Pero cada uno de los cuatro asesores está de acuerdo en una serie de cambios que probablemente entrarán en vigor en 2009. Roberts dice que ha dado los mismos consejos directamente a Carmelo Ezpeleta e indirectamente, a través de Chuck Aksland, a los Flammini. Roberts me dijo: «si France va por el buen camino que yo le he indicado y que sus propios instintos le aconsejan, yo probablemente formaré un equipo AMA de SBK y podré quemar el pasaporte».
Si France y Edmondson aceptan el conjunto de consejos recibidos de sus cuatro asesores principales (nombrados arriba) veremos lo siguiente en el AMA en 2009:
Uno. Campeonato monogoma y con garantía de la misma selección de opciones para todos los participantes. Dunlop, Pirelli y Michelin ya se están preparando para la puja, pero France está molesto con la actitud de Dunlop porque han firmado contratos con los equipos oficiales para 2009… contratos que no permitirá a los principales equipos actuales participar en 2009 con otras marcas. France considera que estos contratos representan una estrategia conjunta de las marcas japonesas.
Dos. Uso de una centralita única para eliminar el control de tracción y otras ayudas electrónicas.
Tres. Reglamentos que obligarán a los fabricantes e importadores a hacer disponible y a un precio razonable todos los componentes especiales permitidos.
Cuatro. Para algunos circuitos con problemas de seguridad como Daytona, será impuesto el uso de restrictores y un límite de potencia máxima.
Cinco. Habrá tres categorías principales: Superbike 1000 cc, Supersport 600, y Formula Daytona Superbike (basada en la actual Formula Xtreme para una gran variedad de motos, desde tetracilíndricas de 600 cc hasta bicilíndricas desmodrómicas de 886 cc, bicilíndricas con cierre de válvulas por muelle y árbol de levas en culata, bicilíndricas con cierre de válvulas por muelle y árbol de levas en los cárteres de 1.200 cc, y una fórmula también para hacer competitivas las Harley-Davidson y Buell).
Me parece que la idea de France y Edmondson es la de incluir una categoría tipo Superstock o Supersport para las tetracílindricas japonesas de 1.000 cc sin control de tracción, con neumático monomarca y con un reglamento que no da ventajas a las fábricas… y tal vez con un límite de vueltas y de potencia máxima… Un campeonato de motos «sueltas» donde el piloto tiene que domar sin ayudas electrónicas unos 190 CV en la categoría grande y unos 120 CV en 500.
Pero la categoría reina será «Daytona Superbikes» con límite de potencia aún por establecer… Tal vez 140 CV (mucho para una 600 de cuatro cilindros y para las bicilíndricas de las distintas cilindradas explicadas arriba), y con un límite de rpm basado en el promedio de la velocidad lineal de cada motor.
France mismo ha añadido, a través de Edmondson: «será obligatorio el uso de radios entre “boxes” y piloto, y con el audio en un canal abierto para que la audiencia televisiva puede escuchar la comunicación entre piloto y jefe de equipo… como en la NASCAR, porque la gente viene por los pilotos».
Por el momento, hay roces entre el nuevo grupo y las marcas japonesas, pero BMW, Ducati, Aprilia, KTM y Harley-Davidson están encantados. Y es que el 40 por ciento de las ventas de motos de calle en USA provienen de motos de japonesas. Según un íntimo amigo de Jimmy France, que habla bajo condición de anonimato, «las marcas japonesas entenderán que si no corren en el nuevo AMA, simplemente desaparecerán».