Desde su infancia vivió inmerso en las dos ruedas, su padre era el propietario de una de las principales tiendas de equipamiento de Madrid, Boutique Motor, sus tíos Javier Herrero y Luis Enrique Hernández, director y editor de MOTOCICLISMO respectivamente.
Quizás por ello, por ese celo familiar Luis sólo logró aparecer en contadas ocasiones en las páginas de la revista, cuando sus logros lo hicieron inevitable. Más tarde apoyó desde el negocio familiar a otros pilotos, incluyendo a Juan, su hermano pequeño, y más tarde se dedicó a tareas organizativas.
Desde MOTOCICLISMO queremos expresar a su familia y amigos, entre los que nos incluimos, nuestro más profundo pésame.
Luis, descansa en paz.