A todos nos gustaría adquirir una flamante superbike nueva a estrenar desembolsando 20.000€ o más, aunque sea a costa de una financiación a medida durante varios años. Pero no es lo habitual. Así que por, pongamos una cifra, poco más de 3.000€, puedes encontrar en el mercado de ocasión una buena deportiva con diez años, que no son tantos desde el punto de vista práctico, si está bien conservada y no tiene demasiados kilómetros. Son motos ya modernas, que ofrecen muchas sensaciones y una eficacia más que contrastada tanto en carretera como, si te lo planteas, en circuito.
Así las cosas, más importante que si puedes permitirte o no una moto deportiva, la clave reside en el uso que le vas a dar. Ahí se encuentra el coste real: en el mantenimiento. Si la usas a diario, gastarás un poco más de neumáticos y frenos, y castigarás un poco más la transmisión, que en una moto menos potente. A poco que le des un poco de brío de vez en cuando, más todavía. Lo mismo es aplicable a un uso esporádico o de fin de semana. Por norma general estos componentes son algo más caros en las motos deportivas, y duran menos, porque se diseñan para trabajar eficazmente sometidos a un alto grado de exigencia. Pero no lo son tanto según se mire.
Y por supuesto está el tema del seguro, siempre más alto en una moto deportiva. Aunque en este sentido, influye mucho la edad que tengas. A más joven, más caro. A partir de cierta edad… Te cuesta prácticamente lo mismo que el de un maxiscooter.
Así que costar, cuestan, ¿y qué no hoy día? ¿Permitírnosla? Pues depende, como hemos visto, de múltiples factores. Pero a cambio te van a proporcionar unas sensaciones que probablemente no hagan motos de otros segmentos, y además, recordemos que ¡hay que disfrutar un poco de la vida!