Álex Márquez: méritos de sobra y algo de suerte para un caramelo envenenado

La llegada a MotoGP del campeón del mundo de Moto2 ha suscitado un acalorado debate en la afición.

Álex Márquez sale del box con la Honda RC213V (Fotos: Gold & Goose).
Álex Márquez sale del box con la Honda RC213V (Fotos: Gold & Goose).

Dice Álex Márquez, con mucha razón, que una oportunidad como la del Repsol Honda no se puede rechazar porque no sabe si volvería a tenerla alguna vez o si es de esos trenes que pasan solamente una vez en la vida y a los que hay subirse aunque nadie te asegure si llegarás al destino. De esos que valen la pena solo por el paisaje que se tiene durante el viaje.

Bien lo sabe, sin ir más lejos, el francés Johann Zarco, que desde que dijo no a Alberto Puig anda deambulando entre boxes mientas en Ducati le buscan un hueco en el Avintia para que no se quede fuera del mapa de MotoGP solo un año después de ser uno de los más cotizados del mercado.

LOS MÉRITOS

El vigente campeón del mundo de Moto2 ya es piloto de MotoGP a todos los efectos y todo el mundo anda discutiendo si sus méritos son suficientes para subirse a la moto que quedó libre cuando Jorge Lorenzo dijo que hasta ahí había llegado, que su siguiente Gran Premio estaba en Bali y no había motos, solo relax y paz mental (el mayor premio que existe). De entrada, parece obvio que acreditar en tu palmarés dos títulos mundiales en las dos categorías de lanzamiento a la reina son bagaje más que suficiente para optar a ser piloto oficial.

Sucede, claro está, que se apellida Márquez, y eso le trae una dosis de presión que no tienen los demás pilotos. Lleva toda su carrera bajo la lupa mediática, con el prefijo 'hermano de' llegando antes que él a los sitios y siendo, al mismo tiempo, la más alargada de las sombras a su estela. Eso no le ha impedido ganar todas las categorías por las que ha pasado.

Siempre una conjunción adversativa detrás de sus logros. Fue campeón de España… pero a la segunda. Ganó el título de Moto3… pero Jack Miller ganó más carreras, ganó el título de Moto2… pero tardó cinco años. A todo ganó le sucede un pero. Como si lo importante fuese el pero y lo secundario ganar, quizás el verbo principal por excelencia. Quizás sería más adecuado decir cosas como que tuvo que esperar un año pero ganó el CEV, no fue el que más victorias se llevó pero ganó el Mundial de Moto3, tuvo que sufrir pero al final ganó el Mundial de Moto2. Las adversativas son caprichosas: el producto sí altera el orden, ¿o era al revés?

Un nacional y dos mundiales. Todo lo ha ganado él, no su apellido. Tiene un palmarés que muchos querrían para sí mismos llegada la hora de retirarse, pero él todavía está en los albores de su carrera deportiva. Ese palmarés no está cerrado, es solo su carta de presentación. Así que sí: ha hecho méritos de sobra.

Álex Márquez: méritos de sobra, algo de suerte y un caramelo envenenado

Álex Márquez en el box durante los test de Valencia.

LA SUERTE

Ha tenido suerte, también es verdad. Una cosa no quita la otra y tan cierto como sus méritos es el hecho de que ha estado en el sitio adecuado en el momento justo: en la foto de los campeones justo cuando quedaba una moto libre en la categoría superior.

La decisión de Lorenzo dejaba un hueco realmente jugoso en un escenario con todos los pilotos de MotoGP comprometidos para 2020. Tentar a un piloto de otra marca no resultaba decoroso y tampoco era momento para enzarzarse en largas negociaciones. Se necesitaba un piloto cuya respuesta fuera inmediata y unívocamente afirmativa.

Cal Crutchlow ya ha comentado que seguramente se retire en un año, y su propensión a declaraciones salidas de tono también le quita puntos. Algo parecido sucede con Johann Zarco, que además de su tendencia a criticar a su moto o su equipo se le junta que ya roza la treintena. No eran apuestas atractivas de futuro.

Teniendo a Marc Márquez coleccionando títulos, tenía más sentido apostar por un joven de Moto2 que va a llegar con mucha ilusión y sin reproches. Un piloto rápido, joven, con una actitud intachable tanto dentro como fuera de pista y, de propina (que no de base), hermano del octacampeón, cuya renovación más allá de 2020 es la prioridad número uno en Honda. ¿Negro y en bidón? Petróleo. Repsol, claro.

Álex Márquez: méritos de sobra, algo de suerte y un caramelo envenenado

Álex Márquez con la Honda RC213V en Valencia.

EL CARAMELO

La mezcla de méritos y suerte le ha llevado ahí, pero: ¿qué implica estar ahí? Pues bien, vestirse con los colores del Repsol Honda es el caramelo más codiciado en la puerta del paddock, pero debutar en MotoGP con la Honda RC213V le dota de una dosis de veneno de difícil antídoto, sobre todo desde la potentísima e incontrolable versión 2019. Llevará la 2020, pero no parece que vaya a haber un cambio significativo en sus prestaciones que la haga más manejable.

Los últimos años han demostrado que Honda no es un lugar halagüeño para los recién llegados en MotoGP, convirtiéndose más de una vez en un caramelo envenenado para de debutantes y veteranos. Tiene solo un año para encontrar ese antídoto y que el sueño no se torne en pesadilla.

Sus méritos y la suerte le han llevado hasta allí, pero lo realmente duro empieza ahora. Jamás tuvo tanto sentido eso de que lo ‘fácil’ es llegar y lo difícil mantenerse.