Álvaro Bautista: Soplo huracanado

Píldoras 2019, capítulo 5: Álvaro Bautista, subcampeón de Superbike.

Álvaro Bautista (Foto: Gold & Goose).
Álvaro Bautista (Foto: Gold & Goose).

Si partimos en trozos el 2019 en el motociclismo de velocidad, el primer tramo del año tuvo como protagonista absoluto a Álvaro Bautista. Mientras MotoGP estaba en pretemporada, el talaverano –que se había quedado sin sitio de forma un tanto inexplicable en dicha categoría- iniciaba su aventura en el Mundial de Superbike.

La expectación levantada había sido enorme: su llegada, de la mano de la esperada Ducati Panigale V4R con la que la marca italiana quería acabar con su peor sequía de títulos en la categoría, se veía como un soplo de aire fresco a una categoría dominada con puño de hierro por el norirlandés Jonathan Rea, cuya abismal superioridad había hecho caer al certamen de las motos de serie en una aletargadora rutina.

Lo que nadie esperaba es que el esperado soplo llegase como un huracán que derribó todo a su paso. Después de coger fuerza en pretemporada, encontró su epicentro en Phillip Island. Un trazado propicio tanto para el piloto español como para la moto italiana, y que para colmo siempre había sido de los lunares de Rea.

Bautista avisó en test y derribó en la ronda inaugural, ganando las tres carreras. El primer gran damnificado fue Chaz Davies, que con la misma moto se quedaba a años/luz en términos de rendimiento. Inicialmente, la preocupación no se instaló en casa de Rea y Kawasaki, que saldaban una ronda siempre difícil con tres segundas posiciones, plenamente confiados en que lo sucedido allí sería plenamente coyuntural, rayando en lo anecdótico.

Pero llegó Tailandia y Bautista repitió la jugada, en Aragón más de lo mismo (quizás allí sí era más esperado) y en la Catedral de Assen, territorio sacrosanto para Rea, el huracán Bautista volvió a arrasar con todo, abriendo las primeras grietas en la moral del campeón, el único que aguantaba estoicamente la fuerza del vendaval talaverano, que acumuló la friolera de once victorias seguidas. Los demás habían sucumbido por completo.

Después, como todo huracán, iría perdiendo fuerza paulatinamente. Reduciendo la velocidad hasta tornarse en una brisa que por momentos fue imperceptible y que le acabaría costando el título ante Rea, que en medio del derruido solar que había dejado Bautista a su paso, supo mantenerse erguido de la mejor forma posible y darle la vuelta a la tortilla.

Bautista todavía tuvo tiempo de mostrar alguna racha de viento huracanado para llegar hasta las 16 victorias, unas prestaciones impresionantes para un debutante. Es verdad que no haber sido campeón tras su fulgurante inicio puede verse como algo decepcionante, pero la realidad es que no solo ha cumplido con creces la misión que tenía para 2019, sino que ha ido más allá.

El soplo de aire fresco que había de insuflar fue huracanado, y ha demostrado que a sus 34 años (35 desde noviembre) se puede codear con uno de los mejores pilotos del siglo. En 2020 tendrá otra odisea, esta vez en Honda, y seguro que ha aprendido a gestionar mejor su ímpetu para dar el paso final al título.

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