Pocas cosas dan más miedo en una carrera de motos que una caída en recta. Al contrario que las caídas frecuentes, que se producen en curva y en las que prácticamente siempre la(s) moto(s) y el(los) piloto(s) implicados suelen acabar fuera en la escapatoria; las caídas en la recta implican un enorme peligro potencial. Y si bien son escasas, hay que intentar reducirlas al mínimo.
Se producen a gran velocidad, con el muro del paddock muy cerca y, sobre todo, tienen a acabar con moto(s) y piloto(s) deslizando dentro de pista, con el consiguiente peligro que eso implica. El mejor ejemplo lo tenemos en lo sucedido en la última carrera de Moto3 de la temporada 2017.
El italiano Fabio Di Giannantonio estaba aprovechando el rebufo de Marcos Ramírez, viajando ambos en el grupo que perseguía a su compañero en el Del Conca Gresini Racing, Jorge Martín, que hizo toda la carrera en cabeza hasta vencer en solitario.
‘Diggia’ apuró demasiado el rebufo del piloto conileño y, cuando se fue a salir, impactó con su rueda delantera en la trasera de la KTM del piloto del Platinum Bay Real Estate, yéndose al suelo de forma irremediable.
Todo quedó en un susto, pero durante unos segundos, ver al joven italiano deslizándose por el asfalto de la recta del Ricardo Tormo mientras sus rivales rodaban a escasos metros tuvo los corazones de los aficionados en un puño. Afortunadamente, la moto salió hacia el lado contrario a la trazada, y Di Giannantonio no deslizó hasta la curva uno.
Pasado el momento de tensión, el italiano fue a su moto e intentó levantarla. Por suerte, no había pasado nada. Sin embargo, eso no significa que haya que olvidar lo que sucedió. Porque en el motociclismo no se puede encomendar todo a la suerte.
Hay que poner cotos a prácticas tan peligrosas. En este caso, sería más que recomendable poner ciertos límites a la hora de apurar los rebufos. Con los sistemas de medición actuales, es posible llegar a saber cuánta distancia hay en un momento dado entre la rueda delantera de un piloto y la rueda trasera de aquel al que le está cogiendo el rebufo en recta. Y, por tanto, limitarlo.
Se sancionó a Joan Mir en Aragón por moverse hacia los lados en la recta. Una sanción muy polémica por el establecimiento de un precedente. Por el contrario, la maniobra de Di Giannantonio, mucho más peligrosa como se pudo ver por sus consecuencias, pasó de largo.
No debería haber sido así. En primer lugar porque el piloto que le precedía no hizo ningún movimiento extraño. Ramírez se movió muy ligeramente hacia un lado, como es lógico cuando se va a buscar la frenada. Pero no fue, ni de lejos, un movimiento brusco. Todo lo contrario.
Por eso, si se sanciona al piloto que, yendo delante, se mueve hacia los lados; resulta muy necesario poner límites a la distancia hasta la que se puede acercar el piloto que está cogiendo un rebufo, y ‘obligarle’ a salirse del mismo antes de que se pueda reproducir una situación como la del Ricardo Tormo. Porque no es necesario apurar el rebufo hasta el último milímetro, y propicia situaciones peligrosas. Situaciones que es preferible evitar que lamentar.