Brad Binder: Remos clavados

Píldoras 2019, capítulo 10: Brad Binder, subcampeón de Moto2.

Brad Binder en KTM (Foto: Gold & Goose).
Brad Binder en KTM (Foto: Gold & Goose).

Los vaivenes de KTM para adaptar su chasis al tricilíndrico motor Triumph que sustituía para este 2019 al propulsor Honda en Moto2 lastraron por completo la primera mitad de temporada de sus pilotos en la categoría intermedia. En el caso de Brad Binder, su punta de lanza, prácticamente condenaron sus opciones al título.

Partía como el gran favorito para ser campeón, pero antes de la mitad del curso ya había desaparecido de todas las quinielas. No solamente las Kalex habían conseguido trasladar al cambio de era su dominio anterior, sino que las Speed Up habían mostrado una adaptación claramente superior. KTM tomó la decisión más drástica: irse de la categoría en 2020.

Paradójicamente, dejar de buscar soluciones llevó a su hallazgo. Dicho de otra forma más coherente: dejar de dar tumbos en distintas direcciones permitió al equipo centrarse en mejorar lo que ya tenían hasta llevarlo a un nivel cercano al de sus competidores. Claro que para entonces ya era tarde para soñar con el título, pensaban.

Brad Binder discrepaba. Con el futuro asegurado en MotoGP y nada que perder –porque ya estaba todo perdido-, el piloto sudafricano empezó a coleccionar podios y victorias, lo que inevitablemente le llevó a escalar posiciones en la clasificación general hasta empezar a asomarse a las primeras, a lo que ayudaba el hecho de que muchos de los primeros espadas no encontrasen la mezcla de velocidad y regularidad necesaria para abrir brecha en una categoría tan igualada, con la única excepción de Álex Márquez.

Lorenzo Baldassarri, Augusto Fernández o Luca Marini combinaban zarpazos en forma de victorias con resultados discretos. Jorge Navarro o Thomas Luthi tenían algo más de constancia pero no ganaban o ganaban muy poco. Era el caldo de cultivo ideal para que Binder y KTM volviesen a creer: sí, Márquez se había destacado, pero siempre es más fácil esperar el error de uno que de unos cuantos.

El problema del sudafricano es que no podía permitirse un solo fallo y, aunque los minimizó hasta el extremo (nueve podios en las doce últimas carreras), cada punto que se dejaba por el camino era una losa enorme, y el duodécimo puesto en Japón prácticamente le dejaba sin opciones. De nuevo hizo caso omiso a los imposibles: ganó en Australia para apretar a Márquez.

Volvió a ganar en Malasia pero no evitó el título de Márquez, que entró tras él. Solo le quedaba despedirse de la mejor forma posible y lo hizo, con su tercer triunfo seguido en Valencia para arrebatarle el subcampeonato a Luthi y terminar a apenas tres puntitos de Márquez. Solo tres puntos, con todos los que habían perdido en el primer tercio.

Binder deja Moto2 ganando igual que hizo en Moto3, pero allí fue campeón. Llegará a MotoGP habiendo demostrado su valía, con el respeto más que ganado y como el piloto más victorioso de la historia de KTM, pero con la sensación de haber remado siempre a contracorriente para acabar con los remos clavados en la orilla del título.