Editorial MOTOCICLISMO 2.601: "Las motos no cuentan"

Las motos vuelven a ser el patito feo en el plan de ayudas a la movilidad impulsado por el Gobierno tras la pandemia.

MOTOCICLISMO

Editorial de la revista MOTOCICLISMO 2.601.
Editorial de la revista MOTOCICLISMO 2.601.

La pandemia de la Covid-19 ha cambiado nuestras vidas de una forma como no había sucedido desde hace casi un siglo, cuando sufrimos la última guerra. Las relaciones sociales han cambiado, y más allá de que tengamos que utilizar una mascarilla o unos guantes cuando salgamos al exterior y mantengamos una cierta distancia con el resto de las personas, ha habido unas consecuencias económicas de las que tardaremos mucho en recuperarnos.

Sin embargo, estas situaciones también sirven para cambiar nuestros planteamientos, y en ocasiones nuestras prioridades. El ser humano tiende siempre a volver a la normalidad, a su zona de confort, sin cambios y sin necesidad de modificar sus rutinas, pero al mismo tiempo nos damos cuenta de que la dirección que llevamos en algunos temas es errónea. Sin duda, uno de estos caminos en los que viajamos de esta forma es el de la movilidad. Hay que reducir las emisiones y la brutal ralentización de la economía, que ha traído consigo la de la movilidad, y que nos ha enseñado que en algunos ámbitos el transporte es el principal responsable de la contaminación, y que no hace falta más que evitar que todos esos vehículos se paren para que podamos vivir en un aire limpio.

Al tiempo que las motos, los coches, las furgonetas de reparto y los autobuses desaparecían casi por completo de calles y carreteras, se paralizaba la venta de todo tipo de vehículos. En España el sector de la automoción supone una parte importante del empleo industrial y también del de servicios. Es crítico en nuestra economía por su importancia en la exportación y por el volumen total de ingresos que genera. En el proceso de recuperación de la economía, estaba claro que una de las acciones prioritarias era buscar soluciones de todo tipo para el sector. Y el gobierno rápidamente anunció un gigantesco plan de ayudas para la industria de la automoción con un montante de 3.750 millones de euros. Una parte de ellos, inicialmente 100 millones, se destinaban al Plan MOVES para facilitar la compra de vehículos de bajas emisiones por parte de particulares, empresas y administraciones.

Todos sabemos que las motos son vehículos eficientes, especialmente en el interior de las ciudades, no sólo por sus bajas emisiones, sino también por el valor añadido que representa su mayor agilidad en el tráfico y que las permite estar menos tiempo funcionando para realizar el mismo trayecto, por la posibilidad de aparcar cerca del destino reduciendo el itinerario y ocupar una fracción de espacio en las calles. No obstante, frente al automóvil, su catálogo de vehículos eléctricos es escaso, y además reducido en su inmensa mayoría a modelos de pequeñas prestaciones y autonomía, que no suelen superar el centenar de kilómetros, y eso realizando una conducción ahorradora de energía.

Mientras el nuevo Plan MOVES, que promueve ayudas de hasta 5.500 euros para turismos, a los que se añaden 1.000 euros por parte de los fabricantes, las ayudas a las motos están entre los 600 y 800 euros. Puede entenderse esta diferencia por el valor de cada tipo de vehículo, lo que ya es más complicado de comprender es que un gigantesco todoterreno 4x4 con motor híbrido enchufable, que con las baterías cargadas consume ciertamente poco, pero que cuando las tiene con baja carga (que es en la mayoría de las ocasiones) gasta todavía más que su homólogo sin ellas, debido al peso extra que arrastra... Ese vehículo esté más subvencionado que una moto.

Otro lastre para la moto es que las CC.AA. son las encargadas de orquestar un plan y administrarlo, pero eso puede tardar meses, como ya ocurrió en el primer plan. Mientras en la compra de un automóvil las ayudas serán retroactivas y puedes comprar ahora y recibir la subvención cuando se aprueben los detalles del plan, las motos tienen que esperar hasta su publicación. No tenemos oferta, no sabemos cuándo empezarán las subvenciones, ni siquiera si para entonces quedará dinero. Está claro que MOVES está dirigido a la gran industria, la del automóvil, y nosotros estamos incluidos poco más que como una excusa para generalizarlo.

El sector de la moto no se ha tomado muy en serio todavía eso de la electrificación, quizás amparado en sus particularidades, pero visto que eso de proclamar nuestras ventajas, ciertas y reales, en el ámbito de la circulación, no tienen ningún efecto, quizás haya llegado el momento de cambiar el paso y proveer al mercado de unas motos que marquen el recorrido de las próximas décadas en las ciudades. Las motos consumen poco, pero las leyes no van a distinguir entre poco y mucho, sino entre algo y nada. El vehículo ya está, hay que modificar la propulsión.

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