Lucas Mahias, el tesón rompió el reloj

Píldoras 2017, capítulo 6.

Nacho González

Lucas Mahias, el tesón rompió el reloj
Lucas Mahias, el tesón rompió el reloj

2017 ha sido el año del triunfo de los pilotos que se han salido del camino marcado. Si en Moto2, Franco Morbidelli ha culminado su desafío a las flechas del suelo, en el Mundial de Supersport ha triunfado el francés Lucas Mahias, un piloto que no es que se haya salido del camino marcado, sino que ha cruzado insondables y desconocidos terrenos hasta encontrar una senda asfaltada.

Cualquier otro hubiera desistido hace mucho. En un mundo obsesionado por la precocidad, donde se exige destacar a los 16 años y en el que cumplida la veintena ya se te mira de reojo si no has ganado nada reseñable, Lucas Mahias es una maravillosa excepción. Cuando cumplió los 20 era un desconocido que peleaba en el campeonato francés de resistencia.

Sus primeras incursiones relevantes llegaron en 2011, ya con 22 años. Un año antes había ganado la copa Pirelli 600 del France Superbike; lo que le permitió saltar al France Supersport. Empezó el año allí venciendo en Le Mans… y lo acabó en España aún mejor: imponiéndose en la carrera final de Moto2 del Campeonato de España en Jerez, el día que Jordi Torres ganaba el título ante Carmelo Morales.

Aquel día, con la Inmotec, Mahias abrió muchas bocas. Todos vieron su talento… pero era tarde para soñar con los mundiales. Tenía 22 años y aquello era cosa de jovenzuelos. Al año siguiente repitió en el CEV Moto2, lastrado por la inferioridad mecánica. Sin visos de futuro, volvió al France Supersport y acabó el año tercero.

En ese 2013 debutó en el Mundial de Moto2 con la experimental Transfiormers, y repitió con la Tech 3. Al año siguiente llegarían tres más con Transfiormers, y su primer título: campeón francés de Supersport… ¡ganando todas las carreras! Pero 25 años ya eran demasiados para soñar con mundiales.

Había encontrado su reducto: Supersport. Debutó en el mundial y en su segunda carrera rozó el cajón. En 2015, con Kawasaki, volvió a rozarlo… pero su equipo dejó el mundial al desaparecer el dueño. Otro revés. Volvió a final de año con Yamaha, y ante su público, logró su primer podio. Con 26 años tenía su recompensa… y ya. Muy mayor para soñar con mundiales.

Su otro reducto era la resistencia. Empezó 2016 siendo cuarto en Le Mans con el RC2L. Después, con el GMT94 Yamaha, ganaría Oschersleben y Portimao para ser subcampeones por equipos… ¡y campeón de pilotos! Los puntos con el RC2L le daban el título mundial. A los 27 tocaba el cielo… de la resistencia. ¿Viejo para soñar con el de la velocidad?

Ese mismo año, pudo correr con Yamaha tres carreras en Superstock 1000: dos victorias y un segundo; y un contrato oficial para Supersport en 2017. En Aragón logró su primera victoria mundialista y, con una intachable regularidad -y ayudado por las lesiones de Kenan Sofuoglu-, cerró el título ganando en Qatar. Dos mundiales en un año. A base de tesón, Lucas Mahias ha roto el reloj. A ver quién le dice ahora que sus 28 años son incompatibles con seguir soñando.