4, 9, 17, 19, 76, 99. No son los números con los que Karel 'Hurley' Abraham ganó la maldita lotería. Son los números bajo los que se esconden algunos de los pasajeros del vuelo 815 de Desmosedicic que despegó de Japón una semana atrás.
De repente, estaban allí. Perdidos en una isla del Pacífico. El comandante Dall'Igna no sabía explicar que había pasado con el avión Ducati ni abriendo la caja negra. El caso es que habían acabado en un territorio inhóspito en el que no parecían estar solos. Pero 'Los otros', que respondían a nombres tan pintorescos como Marc, Vale, Mack o Johann, parecían estar más adaptados al medio. Y eso intentaron ellos: adaptarse.
Andrea 'Locke' Dovizioso se adentró en el bosque intentando entender los secretos de tan peculiar isla, en la que los sistemas habituales de comunicación no parecían tener utilidad. Encaró el reto con ilusión, pero la isla no respondía a sus plegarias y terminó sumido en la más absoluta desesperación.
De forma paralela, Jorge 'Jack' Lorenzo también había buscado erigirse como el líder de la expedición, arguyendo su intachable currículum. Sin embargo, ninguno de sus conocimientos parecía servir para sacarles de allí.
Ajeno a todo, Danilo 'Sawyer' Petrucci apenas se dejaba ver. Tan pronto mordaz como huraño, hacía como si la cosa no fuese con él, como si fuesen otros los que tenían que solucionar la papeleta. No eran los tres únicos que trabajaban buscando una salida.
Álvaro 'Jin-Soo' Bautista intentaba subsistir pescando con su familia; mientras que Loris 'Sayid' Baz trataba de hacer valer su experiencia en otro tipo de máquinas para entender cómo salir de allí; con Héctor 'Charlie' Barberá deambulando entre unos y otros, casi como si la cosa no fuese del todo con él.
Mientras recorrían la isla encontraban cada vez más cosas inexplicables. Logos de una desconocida corporación llamada DharmaGP que escondían trampas, extraños animales y hasta lo que parecía un extraño puesto de mando en el que un tal Scott 'Desmond' Redding pulsaba un misterioso botón cada 108 minutos. Por un momento, los demás creyeron que podría tener las respuestas... pero al final resultó que solamente estaba un poco menos perdido que el resto.
Por más vueltas que daban a la isla, por más que se entremezclasen con los otros, no entendían nada. Para colmo, en sus mentes se agolpaban los 'flashbacks' de su vida anterior. Recuerdos de apenas unos días atrás parecían ya muy lejanos en el tiempo. La isla parecía absorberlo todo. Incluso su pasado.
Sólo querían salir de allí, como fuera. Escapar de esa pesadilla más propia de una serie televisión que de la vida real. Huir, que todo quedase en un mal recuerdo. Aunque ya nadie les devuelva el tiempo perdido allí.
El final es incierto. Quizás nunca nadie lo llegue a entender del todo. Quizás, quien sabe, logren salir de alguna forma y puedan volver a la normalidad. Quizás, dentro de unos años o de unas horas, aparezcan en algún punto aleatorio del planeta. Qué sé yo, en Malasia, por ejemplo.