KTM 125 y 390 Duke 2017 : prueba, ficha técnica y primeras impresiones

La marca austriaca renueva su gama Duke de pequeña cilindrada. Ahora son más atractivas, agresivas y eficaces. Motos ideales para el día a día, y para entrar en el mundo de las dos ruedas con motos de calidad y grandes sensaciones.

Óscar Pena

KTM 125 y 390 Duke 2017 : prueba, ficha técnica y primeras impresiones
KTM 125 y 390 Duke 2017 : prueba, ficha técnica y primeras impresiones

 

La ciudad de Turín, capital de la región del Piamonte y enclavada en un entorno casi idílico, rodeada por los Alpes y atravesada por el río Po, fue el escenario elegido por KTM para la presentación internacional de sus renovadas 125 y 390 Duke. Dos modelos que ya de por sí gozan de un gran éxito a lo largo y ancho de Europa, y que dan en sus versiones 2017 un paso al frente en su diseño, calidad de componentes y comportamiento, erigiéndose de este modo en auténticas referencias de sus respectivas categorías. Algo de lo que ya podían presumir con anterioridad nuestras protagonistas, las cuales comparten entre sí muchos componentes. Sin embargo, también cuentan con otros específicos para cada modelo, perfectamente adaptados a sus respectivas necesidades.

Lástima de una climatología adversa que, en la forma de intensos chubascos, no nos permitió saborear al máximo una de las monturas en esta primera toma de contacto. Y es que la mañana amaneció lluviosa, y la ruta ciudadana a los mandos de la 125 cc estuvo pasada por agua. No ocurrió así al circular con la 390, que pudimos exprimir por las carreteras de montaña cercanas, rodar por la ciudad, y comprobar con ello su excepcional potencial.

KTM 125 Duke 2017, para el carnet A1

La KTM 125 Duke se dirige a los conductores nóveles. En ella encuentran una moto extraordinariamente manejable, ágil y fácil de usar. Al mismo tiempo, goza de una calidad de componentes de primera categoría, de un propulsor moderno y silencioso, y unos consumos muy contenidos. Es en suma una gran moto con la que “soltarse” en el mundo de las dos ruedas.

 

La ergonomía, revisada en la nueva versión 2017 en ambos modelos, te deja algo más reclinado sobre el asiento, que es de tacto firme pero confortable, permitiéndote tener un perfecto control sobre el tren delantero. Esta sensación viene acompañada por un tacto de suspensiones muy agradable. Horquilla y amortiguador revisan sus recorridos absolutos, siendo algo más cortos, y delante cada botella se encarga del trabajo de un de los hidráulicos. Detrás es ajustable en precarga de muelle. Sobre firme irregular es eficaz, manteniendo siempre una sensación de firmeza propia de motos superiores. No en vano, el chasis tubular es el mismo que el utilizado por la 390, así como las tijas, diámetros de barras de horquilla, etc. Eso se nota. Como lo hace el tacto y mordiente de su equipo de frenos formado por la segunda marca de Brembo, o el agradable funcionamiento de la bomba de freno, con la maneta regulable en distancia en varias posiciones.

Los grupos ópticos delanteros y trasero son también inéditos, como las tapas laterales, y son compartidos con la 390. Les dan un toque sofisticado y moderno, deportivo y minimalista, y de calidad, del mismo modo que lo hace el cuadro de instrumentos digital con pantalla TFT. Su imagen es en cierto punto de inspiración automovilística, por la ubicación de los diferentes datos y el diseño de la esfera digital del cuentarrevoluciones. No le falta un ordenador de abordo manejable desde la piña izquierda, fácil de manejar e intuitivo, o indicador de marcha engranada. El color del indicador de revoluciones varía según estas aumentan, y el fondo general de la pantalla cambia según le dé luz diurna o nocturna. También a través del cuadro tienes la posibilidad en ambos modelos de seleccionar una opción “supermoto”, que desconecta el ABS trasero y de este modo tener el control absoluto sobre el disco de freno trasero. Y por supuesto, desde la instrumentación controlas una de las novedades más llamativas de las pequeñas de la saga Duke, que no es otra cosa que el “KTM My Ride”. Gracias a este sistema puedes vincular tu smartphone con la moto, ofreciéndote así el total control de las llamadas entrantes y de las funciones de audio del móvil. Toda la información se mostrará en la pantalla de la moto y podrás gestionarla mediante un interruptor, manteniendo tus manos donde deben estar: en el manillar. Los “peros”, si se puede poner alguno, vienen, para un tipo con “vista cansada” como un servidor, en que algunos dígitos son algo pequeños (un problema que no tendrá un adolescente ávido de sensaciones); y también en que se echa de menos un termómetro de temperatura ambiente.

En el apartado motor, el pequeño monocilíndrico de 4 válvulas y refrigeración líquida recibe las modificaciones necesarias para adaptarse a la normativa Euro4, reflejadas en un nuevo catalizador y ajustes electrónicos. La exitosa 125 Duke lo acepta “con resignación”, aunque a la postre la marca mantiene la potencia máxima declarada en 15 CV. La respuesta al acelerador es extremadamente suave, las vibraciones nulas, y la discreción sonora muy destacable. Empuja de forma muy lineal hasta el corte de encendido, tanto que no aprecias ninguna “pegada” en ningún punto de toda la banda de utilización. Algo que de algún modo se echa de menos con respecto a modelos precedentes. Es el precio a pagar para desprender las mínimas emisiones.

KTM 390 Duke 2017, para el carnet A2

El caso de la “tres noventa” es ya harina de otro costal. “The cornet rocket” (el cohete de las curvas), como la ha querido denominar el fabricante austriaco, es una moto de cualidades dinámicas sobresalientes tanto en lo referente a parte ciclo como al motor. He de reconocer que en la presentación estática, el día antes de poder rodar con ella en los “pre Alpes”, tuve mis reticencias al escuchar como sus nuevas suspensiones, con pistón independiente detrás y cartuchos abiertos delante, no eran regulables. Los motivos lógicamente se relacionan con los costes de fabricación. Pero a la hora de la verdad, lo cierto es que el compromiso obtenido es todo un lujo. La ligera disminución de los recorridos de las suspensiones ayuda a esta sensación, y ni en ciudad se perciben duros, absorbiendo perfectamente las irregularidades, ni en carretera a buen ritmo blandos, permitiéndote atacar los virajes con gran confianza. La ligereza, rapidez de cambios de dirección, y estabilidad a alta velocidad, son otros aspectos destacables, y a los que sin duda contribuye su chasis tubular de acero en combinación con el basculante de aluminio de dimensiones perfectas.

El monocilíndrico adaptado a la Euro4 transmite sus contundentes pistonadas al conductor cuando te encuentras en punto muerto, en un semáforo por ejemplo. Una vez engranas primera velocidad en la caja de cambios perfectamente escalonada y de agradable tacto, y sueltas el embrague, la suavidad de marcha te embarga y las vibraciones no aparecen ni siquiera rodando cerca su máximo de revoluciones. El empuje es igualmente lineal, pero contundente. Lo que unido a su ligereza general, hace que te sientas a lomos de una moto ciertamente poderosa para su escasa cilindrada. No intimida, pero divierte mucho, y desde luego se conforma como una excelente escuela para motoristas con aspiraciones a aprender a controlar y disfrutar de una pequeña streetfigther en previsión de poseer algún día motos mayores, tanto en lo que respecta al peso como a la potencia.

Colores y precios

Ambos modelos están disponibles en dos decoraciones, con carrocerías en naranja y blanco, y chasis y subchasis en naranja y blanco respectivamente en las dos versiones cromáticas. El precio, por su parte, es de 4.499 € para la KTM 125 Duke, y de 5.399 € para la 390 Duke. Lo que las mantiene más o menos en línea con la mayoría de las motos de su segmento.

 

 

KTM 125 390 Duke 2017, en vídeo