Moto Guzzi V7 III Racer, prueba, ficha técnica y primeras impresiones

Las distintas versiones de las V7 son la puerta de acceso al universo Moto Guzzi y también son las encargadas de aportar suculentos ingresos a la marca de Mandello del Lario. Este año ha llegado la tercera generación de la saga y hemos probado la atractiva Racer para saber cómo han evolucionado estas motos de estilo vintage.

Víctor Gancedo. Fotos: Jaime de Diego

Moto Guzzi V7 III Racer, prueba, ficha técnica y primeras impresiones
Moto Guzzi V7 III Racer, prueba, ficha técnica y primeras impresiones

La primera V7 llegó al mercado hace 50 años, una cifra que Moto Guzzi ha querido celebrar debidamente poniendo en escena la tercera generación del modelo actual, que también se ha adaptado a la Euro4. Además, la firma de Mandello del Lario la ha desarrollado en las habituales versiones Stone, Special y Racer, y como novedad exclusiva de esta temporada, ha creado una variable conmemorativa que ha denominado Anniversario.
La primera generación de las actuales V7 llegó al mercado en 2009 con la intención de ser la puerta de acceso al universo Moto Guzzi. Desde entonces son las motos más vendidas de la legendaria marca y por eso son muy importantes para su posicionamiento en el mercado. A pesar de su simpleza, las V7 siempre han sido un escaparte del carácter y la autenticidad de Moto Guzzi, una firma que se mantiene fiel a un estilo de moto que en la actualidad siempre utiliza motores bicilíndricos en V a 90 con el cigüeñal dispuesto de manera longitudinal al sentido de la marcha, embrague monodisco en seco, caja de cambios ubicada en un cárter secundario y transmisión por cardan.

Moto Guzzi ha puesto en escena este año la tercera generacion de su saga V7, que además cuenta ahora con cuatro versiones

 

La marca italiana nos ha invitado a probar su gama de 2017 en una entretenida jornada que ha transcurrido con una bonita ruta por la Sierra de Guadarrama. En ella hemos tenido la ocasión de recordar cómo son algunos de sus modelos más representativos y también hemos podido conocer cómo es la tercera generación de V7 empujada por el motor de bloque pequeño de Moto Guzzi, que en su caso posee una cilindrada de 744 cc.

V7 III Racer, una cafe racer muy auténtica

Una de las V7 más peculiares es sin lugar a dudas la Racer, un modelo que plasma la manera tradicional que Moto Guzzi tiene de entender el mundo de las motos deportivas. Con ella también rememora los quince títulos ganados por la marca en el mundial de velocidad o las once victorias logradas en el Tourist Trophy de la Isla de Man, antes que se retirase de la alta competición en un ya lejano 1957.
Como el resto de V7 III, la Racer incorpora un motor que ha sido renovado tanto externa, como internamente. Su aspecto es más sugerente y le da un mayor empaque gracias a unos cilindros que han aumentado su tamaño y que se acompañan de unos escapes más dimensionados, con los silenciadores con nueva forma cónica. Además, el V2 ha sido decorado en negro en su práctica totalidad, incluyendo nuevas tapas en las toberas de admisión y culatas rediseñadas que recuerdan a las V9. En su interior, Moto Guzzi anuncia haber mejorado el sistema de lubricación con una nueva bomba de aceite y conductos modificados con la intención de rebajar la temperatura de funcionamiento, a lo que colaboran también los citados cilindros con mayor aleteado. Del mismo modo el cigüeñal se ha aligerado con la intenciones de reducir el freno motor y de lograr un funcionamiento que sea más alegre. Otro aspecto que reduce las pérdidas por presión son unos nuevos agujeros de ventilación internos que conectan los cilindros por sus bases y que compensan los movimientos de los pistones. También se ha modificado el ángulo de inclinación de las válvulas de las culatas, anunciando una mayor eficiencia y una mejor circulación de los gases. Por su parte, el embrague en seco ha sido renovado en su totalidad y monta un nuevo monodisco de 170 mm, que incrementa la robustez de conjunto y que al mismo tiempo mejora su accionamiento.

La potencia máxima anunciada para la Racer ha aumentado 4 CV, llegando ahora hasta los 52

 

Con todo esto la potencia máxima anunciada ha subido hasta 52 CV a 6.200 rpm, lo que supone una ganancia de 4 CV en comparación con la que declaraba su antecesora. Al respecto, Moto Guzzi también ha comentado que se ha homologado una versión con la potencia reducida a 48 CV para adaptarse a los requisitos del carné A2.
En la práctica, el motor se siente más suave en líneas generales y su rumorosidad mecánica es más baja. También responde más limpiamente desde muy bajo régimen y aunque el rendimiento no es excesivo, no se aprecian baches durante todo el rango de utilización y cada vez que giramos el acelerador nos encontramos con cierto empuje. Además, la caja de cambios se acciona con mucha corrección, y salvo algunas reacciones del cardan perceptibles al circular a baja velocidad en primera, la forma de rodar de esta Moto Guzzi es agradable y está acompañada del característico sonido ronco de los V2 fabricados en Mandello del Lario. Y para que la conducción sea segura en todo momento, la Racer incluye control de tracción regulable en dos posiciones y que puede ser desconectado.

V7 III Racer, más ágil y estable

Aunque el chasis de doble cuna de acero mantiene su estructura, en Moto Guzzi han trabajado para que el conjunto se muestre más dinámico. Así, ha sido reforzado en varios puntos, se han modificado sus geometrías a base de rebajar la altura de la pipa de dirección y también se han retrasado los anclajes superiores de los amortiguadores traseros, que ahora son unos Öhlins multirregulables. De este modo, aunque la pletina superior de la dirección sigue localizándose un poco más alta de lo que podemos considerar como normal, sí es cierto que se ha conseguido que las reacciones de la dirección sean más rápidas y que su ángulo de giro sea muy generoso. Por otro lado, la altura libre es generosa, por lo que es prácticamente imposible rozar al inclinar en las curvas. Más aún en esta Racer, que cuenta con unos estribos especiales de aluminio mecanizado, más altos y retrasados que los del resto de modelos de la saga V7 III.

Además de un nuevo chasis más robusto, la Racer incorpora amortiguadores Öhlins en el tren trasero

Como el resto de V7, esta Moto Guzzi posee una estructura muy tradicional, con unas medidas de neumáticos “especiales” y un tren delantero sencillo, formado por una horquilla telescópica sin posibles regulaciones y un equipo de frenos con un solo disco. Por tanto, su comportamiento no es comparable al de una deportiva de última generación, pero también es cierto que es aceptablemente efectiva, y a su ritmo y una vez adaptados a sus particularidades, nos podemos entretener en carreteras retorcidas en las que no abunden las rectas largas.

 

A pesar de contar con semimanillares y los citados estribos retrasados, la posición de conducción no es muy radical y no es una moto que canse en exceso. También la Racer se siente ligera y pequeña entre las piernas, y estos factores ayudan a que no tengamos que realizar grandes esfuerzos para pilotarla. En este apartado hay que señalar que su peso en orden de marcha es de 215 kg con los 21 litros que caben en su gran depósito y que permiten recorrer en torno a 400 km a ritmos sosegados.


Estética vintage muy lograda de la V7 III Racer

La Racer siempre se ha caracterizado por una estética muy llamativa que emula a las deportivas de antaño. Además de lucir una característica tapa monoplaza con portadorsales a ambos lados, la versión 2017 destaca por contar con el depósito en chapa vista y nuevas tapas laterales que se adaptan mejor a las formas del subchasis. También cuenta con una nueva “pantalla” delantera realizada a juego con el mencionado depósito que desvía algo de aire de la parte superior de nuestro cuerpo al mantener cruceros constantes por vías rápidas. Además el chasis se ha pintado en un rojo más vivo, que combina muy bien con la mayor parte de componentes que han sido decorados en negro mate, incluyendo los bujes de ambas ruedas.

El precio de la V7 III Racer  se ha fijado en 11.999 euros

 

Como buena Moto Guzzi, la V7 III Racer puede ser personalizada con una larga lista de accesorios opcionales que pueden aumentar aún más su ya de por sí elevado encanto. Como es de suponer, la Racer es la más cara de la familia y para hacerse con sus servicios deberemos desembolsar 11.999 euros. En el lado opuesto está la Stone, cuyo precio actual es de 7.999 euros.

50 años de historia de las Moto Guzzi V7

1967 fue muy importante para Moto Guzzi. A pesar de que la marca de Mandello del Lario utilizaba varias configuraciones de motor hasta entonces, ese año se presentó en un concurso convocado por el gobierno italiano y lo ganó con un propulsor inédito. El protagonista de aquella gesta fue un bicilíndrico en V a 90º de 700 cc y 45 CV declarados, cuyo cigüeñal estaba instalado de manera longitudinal al sentido de la marcha y que contaba con embrague monodisco en seco, además de un cárter secundario en el que se ubicaba la caja de cambios. Aquel original V2 propulsó a la primera V7 puesta en escena en 1967 y su configuración fue la que Moto Guzzi adoptó como emblema y que ha empujado a infinidad de modelos desde entonces. Aquel concepto de bicilíndrico no cesó de evolucionar y ya en 1971 fue rediseñado, incrementando su cilindrada hasta cerca de 1.200 cc y declarando 80 CV. Mientras tanto, la primera V7 de 700 cc se siguió fabricando hasta 1977, aunque durante su trayectoria estuvo acompaña por la V7 Special 750 presentada en 1968 y la V7 Sport de 748 cc que llegó al mercado en 1971. En aquellos años Moto Guzzi vivió su mejor época, siendo una de las grandes marcas durante la década de los 70.

El motor V2 con el cigüeñal longitudinal y la primera V7 nacieron a la par en 1967

 

Aprovechando los 50 años transcurridos desde 1967, en Moto Guzzi han renovado su actual gama de V7, al tiempo que han desarrollado una versión conmemorativa bautizada como Anniversario que incorpora deposito cromado y asiento tapizado en cuero, entre otros detalles diferenciadores. Su precio se ha fijado en 11.349 euros.

Moto Guzzi V7 III Racer, Conclusión

La V7 III Racer es muy especial por estilo y configuración. También es muy atractiva desde el punto de vista estético y bajo un aspecto un tanto deportivo, nos encontramos con una moto perfectamente utilizable a diario. A pesar de contar con semimanillares y unos estribos retrasados, la posición de conducción no es muy radical. También el asiento es confortable y el conjunto se percibe compacto cuando nos situamos a sus mandos. El funcionamiento de su V2 es correcto y salvo algunas reacciones del cardan un tanto directas al circular a baja velocidad, en el resto de operaciones es agradable, con una caja de cambios de accionamiento suave, al igual que el embrague. Si es cierto que su precio es elevado, pero hay que considerar que posee acabados y componentes un tanto especiales.

Lo mejor:
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    Estética vintage

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    Componentes de calidad

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    Funcionamiento

Mejorable:
  •  

    Reacciones del cardan

  •  

    Precio elevado