La firma británica Triumph fue pionera al apostar por los modelos de estilo vintage, prácticamente, antes de que se popularizase el término. Lo que actualmente en su catálogo denominan Modern Classics. La nueva Triumph Street Cup es un buen ejemplo de ello, y en su caso emplea la misma base de la agradable y eficaz Triumph Street Twin, presentada la temporada pasada, y que a su vez ya ha generado otra versión de estilo más clásico, si cabe, y caracter tranquilo, denominada Triumph Bonneville T100.
La Triumph Street Cup se situa como la variante deportiva de la familia Street bicilíndrica, y que con unos ligeros cambios estructurales, además de los estéticos, que ya suponen un poderoso reclamo, como la pintura bitono -sobre todo en la combinación Racing Yellow & Silver Ice-, así como el nuevo manillar de tres piezas, la tapa de colín o la anecdótica pantalla frontal, entre otros detalles.
A los mandos de la Triumph Street Cup, la posición es intencionadamente sobre el eje delantero, fruto del nuevo manillar. Aunque no llega a resultar ni forzada ni incómoda, pero que si desvela sus intenciones. La dirección resulta más pesada, por lo menos en los primeros momentos del recorrido urbano al iniciar la prueba, aunque hay que tener en cuenta que ahora hay un menor brazo de palanca comparado con la Triumph Street Twin y que éste se sitúa a la altura de la pletina de la dirección. Tras un par de horas de prueba, ni las muñecas ni los brazos se nos resintieron.
El motor de la Triumph Street Cup declara idéntico rendimiento al de la Street Twin y deja sentir su pulso fruto del calado de su cigüeñal a 270º. Aunque su sonido es discretamente diferente al de aquél por los nuevos silenciadores más cortos, y ahora pintados en negro. El cuadro de mandos suma un reloj para el tacómetro, con la zona roja a partir de 7.000 rpm, momento en el que actúa el limitador de régimen. Es un motor sumamente agradable y se muestra suficientemente lleno en toda la gama de revoluciones; aunque, lógicamente, da lo mejor de sí en la parte más alta y con un sobrerégimen aprovechable, con unas mil vueltas de rango hasta que actúa el corte de encendido. Por lo que podemos incluso prescindir de la información ofrecida por el tacómetro, y ayudarnos del chivato que supone el sutil nivel de vibraciones que llegan hasta nuestros pies a través de los estribos, en ningún caso algo problemático.
Las suspensiones de la Triumph Street Cup se muestran firmes y contribuyen a su buena estabilidad y precisión en curva, pero sin llegar a resultar incómodas en cuanto el asfalto se torna irregular. Sólo ofrecen posibilidad de regulación sobre la precarga de los amortiguadores; por cierto, éstos salen ajustados en la posición más blanda. El nuevo asiento gana 30 mm de altura con respecto a la Triumph Street Twin, su mullido ofrece comodidad y el tapizado, del tipo Alcántara, facilita los movimientos sobre él. La posición “al ataque”, con las puntas de los pies sobre los estribos, hace que apoyemos las rodillas sobre el aleteado superior de las culatas –por lo menos para alturas en torno a los 1,76 m-, algo que se llega a agradecer en esta gélida época del año pero que durante el estío tendrá justo el efecto contrario. Tampoco será un problema, ya que el asiento, incluso con la vistosa tapa de colín puesta, posibilita retrasarla posición del cuerpo evitando el contacto directo con el motor.
Los frenos cumplen sobradamente, aunque la Triumph Street Cup invita a practicar una conducción fluida y aprovechando la retención del Twin en paralelo. Donde resulta una delicia accionar su cambio de marchas, y dejar actuar el nuevo embrague con asistencia antirebote, que además de suavizar el tacto de la maneta, impide bloquear la rueda trasera incluso en las reducciones más despiadadas. El cambio de marcha resulta brusco si prescindimos usar el embrague, hay que tener en cuenta que sólo dispone de cinco relaciones y su relación es algo más abierta de lo habitual. También al soltar el embrague despreocupadamente.
Sin duda lo más crítico de la Triumph Street Cup es la nula protección que ofrece frente al viento. Algo que no resulta tal problema en uso urbano pero que obliga a “moder” el depósito para apreciar la efectividad de la anecdótica cúpula, que prácticamente es un reclamo estético. Además, la mala noticia es que entre el completo catálogo de accesorios no hay contemplado un semicarenado, aunque si algunas cúpulas de mayor tamaño, a diferencia de su hermana mayor Triumph Thruxton 1200 y que hubiera incrementado tanto su estética como la eficacia –también su precio…- al abandonar la ciudad y explorar sus agradables prestaciones. Lo pide a gritos la Street Cup.
La Triumph Street Cup ya está a la venta y disponible por un precio de 10.500 € -1.400 € más que la Street Twin- y en dos opciones cromáticas caracterizadas por su nueva tonalidad bicolor: Racing Yellow & Silver Ice (la amarilla y gris que ilustra el artículo) y Jet Black & Silver Ice (negra y gris).
Lo mejor:
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Motor lleno
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Eficacia dinámica
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Suspensiones cómodas y eficaces
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Embrague anti-rebote
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Visión por los espejos
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Selección información desde el puño
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Consumo reducido
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Posibilidad limitación A2
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Imagen Vintage
A mejorar:
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Protección frente al viento
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Posición radical para uso diario