Hace ya ocho años que tuve la suerte de ir por primera vez al Alpen Master y decubrí así una de las pruebas más divertidas e interesantes. Cada año nos reunimos con nuestros colegas de Motorrad y de otras revistas del grupo para probar 20 motos diferentes en una zona determinada de los Alpes. La prueba se lleva celebrando una década y eso ha motivado esta final especial, que se ha hecho justo después de terminar la primera parte. Como ya habéis leído en las últimas cinco entregas, este año la primera parte de la prueba se ha desarrollado en los Dolomitas italianos y de ahí han salido cinco finalistas. Éstas son: la BMW S 1000 R de las Deportivas, la Honda NC 750 X de las Polivalentes, la KTM 1190 Adventure de las Maxitrail, la Yamaha MT-09 de las Fun Bikes y la Yamaha FJR1300AE de las Turismo, ya que como se explica en el recuadro del final del reportaje la BMW R 1200 RT, que había sido la mejor en esta categoría, no pudo estar por problemas técnicos (problema de fabricación del vástago del amortiguador).
Además, les acompaña, como es habitual, la ganadora del año pasado, aunque con la pequeña salvedad de que en lugar de la BMW R 1200 GS, se trata de su hermana la R 1200 GS Adventure, para darle un poco más de variedad a la prueba. Una vez elegidas decidimos juntarnos en Stuttgart, para empezar desde ahí un viaje por todo lo alto, nunca mejor dicho, por los todos los Alpes y en los que recorremos cada una de las localizaciones que hemos utilizado en la historia de la prueba. Como iremos viendo en detalle, cada región es muy diferente a las otras y ofrecen las carreteras más altas y exigentes de Europa, además de unos paisajes que quitan el aliento. De manera que son lugares ideales para sacar las conclusiones de cómo se comportan las finalistas en carreteras de montaña, aunque en esta ocasión vamos un poco más allá, al tener que hacer verdadero turismo hasta llegar a la cadena montañosa desde Alemania. Nos esperan muchos kilómetros por los Alpes, donde nuestras seis protagonistas, con seis probadores de diferentes nacionalidades, recorrerán todo tipo de puertos montaña, en uno de esos viajes que se quedan en la retina y en la memoria. Sin duda los Alpes son un lugar de peregrinación para los motoristas más viajeros y para los amantes de la montaña.
Los Dolomitas
A menos que vivas en la montaña tendrás que recorrer algo de autovía o carretera para llegar hasta ella, como sucedió en nuestro caso. Las hubo de todo tipo desde los tramos sin límite de las «Autobahn» alemanas, hasta las austriacas donde no superamos los 130 km/h. Este trayecto sirvió para comprobar algo que ya sabíamos, que las maxitrail están muy bien adaptadas al turismo, gracias a la posición erguida del cuerpo, a la gran capacidad de carga y a su gran protección aerodinámica. De las dos, la R 1200 GS Adventure es la que más destaca en esta faceta, ya que tiene un asiento excepcionalmente cómodo y una gran pantalla regulable, además del completo equipamiento. Pero quizá la mejor para el viaje sea la Yamaha FJ1300AE, que lleva a su piloto con una suavidad y una comodidad magnífi cas. La pantalla regulable, el control de velocidad y un motor sin vibraciones, hacen que no te quieras separar de ella en los tramos rectos, además hay sitio para el equipaje y para el pasajero. Después de ellas, la Honda NC750X también ofrece comodidad por su posición, pero su duro asiento juega en su contra, mientras que las dos naked hacen sufrir más a sus pilotos.
Pero este trayecto inicial es solo un trámite y lo bueno viene cuando empiezan las curvas que suben por el paso del Brenner hacia los Dolomitas, en el Tirol del Sur. Allí las carreteras discurren bajo la sombra de paredes de mil metros de altura y tienen un asfalto con poco agarre. En tres ocasiones este peculiar terreno ha sido el escenario para el Alpen Master, en 2009 y 2010, además de para la primera parte de esta edición, como ya hemos comentado. Como cualquiera zona de esta cadena montañosa el mal tiempo puede llegar en un momento, pero aquí las altas paredes bloquean el mal tiempo con mucha facilidad. Las carreteras del Valle de Fassa tienen muchos tramos de curvas pero menos desnivel que otros puertos de los Alpes, aun así es una zona técnica. Aquí la primera sorpresa ha sido la KTM 1190 Adventure, que ha demostrado ser muy ágil y efectiva tanto en zonas viradas, como a la hora de acelerar con poco agarre. En ese momento su control de tracción reduce la potencia en la primera apertura de gas, justo antes de deslizar, de modo que transmite mucha confianza en este terreno. Es mucho más manejable de lo que te imaginas cuando te subes en ella, ya que se trata de una moto de gran volumen y peso. Aunque tambien es cierto que en autovía y con las maletas cargadas se mueve un poco más que las demas integrantes del grupo.
Dejando atrás la espectacular zona del paso de la Sella, nos dirijimos por la falda del Pordoi hacia nuestra siguiente etapa. Hay que tener mucho cuidado en esta zona ya que es muy utilizada por los italianos y los alemanes, de modo que está llena de ciclistas, motos, coches y excursionistas. De manera que cada curva puede encerrar alguna sorpresa y además no eres capaz de concentrarte en el trazado al estar deslumbrado por el paisaje. El verano aquí corresponde a la primavera, así que la nieve se acaba de ir y el verde es ahora el color predominante, que contrasta con el marrón de las grandes paredes de caliza.
Stelvio
Llegar al Stelvio siempre es impresionante, sobre todo si lo haces por el lado sur, donde sus 48 tornantes (curvas de 180º) dibujan una serpiente sobre la falda de la montaña. Su altura es considerable, 2.757 metros, y eso hace que no sea difícil encontrar nieve en la parte superior, como nos sucedió en 2011, cuando, en una parada para comer una salchicha en el puesto de Bruno, las motos acumularon un par de centímetros de nieve sobre sus asientos. En esta ocasión la imponente montaña nos recibió con una fuerte tormenta, que era de tal calibre que atravesó la mayoría de nuestros Gore-Tex, llegando incluso a los calzoncillos... En estas condiciones de muy baja adherencia, porque también hacía frío, se agradecen mucho las ayudas electrónicas.
Las seis integrantes de la final tienen por lo menos ABS, y las dos BMW, la KTM y la FJR1300, control de tracción, con bastantes buenos resultados en todos los casos. El sistema antibloqueo de la Honda es el más sencillo, aun así resulta efectivo, mientras que los equipos de las BMW y el Bosch MSC de la KTM son muy rápidos y se puede variar su funcionamiento con los modos de motor. En la práctica la R 1200 GS Adventure transmite mucha confianza cuando tienes que pararla totalmente para llegar a uno de esos «garrotes», aunque los Michelin Anakee 3 que montaba en esta unidad no dan lo mejor de sí cuando el agarre es bajo. Por otro lado su control de tracción es el más sencillo, de manera que si hay mucha agua y aceleras rápido con la moto inclinada te puedes llevar algún susto. Con el asfalto de la mañana siguiente las sensaciones eran mucho mejores y la gran moto alemana demostró su gran capacidad para girar en estas curvas tan lentas, de hecho es una de esas motos que gira un poco más de lo que le pides. Algo que parece impensable si miramos solo los 270 kg que da en la báscula con todo lleno.
También tiene otra cualidad muy interesante en las carreteras de alta montaña, que es el buen funcionamiento del motor a muy bajas vueltas. Eso te permite salir con muy buen tacto de las curvas sin tener que abusar del cambio o tirar de embrague. La FJR1300AE también tiene mucho par y una entrega progresiva, pero al contar con un cambio de cinco relaciones te da menos opciones de encontrar la adecuada y hay que meter primera en este tipo de curvas. Por su parte la KTM 1190 Adventure es algo más tosca en bajos, pero una vez sube un poco de vueltas solo tiene como rival a la deportiva y potente S 1000 R.
La bajada del Stelvio nos sirve para ir conociendo mejor a nuestras monturas y para despedirnos de una zona mítica, ya que aquí empezó en 2005 el Alpen Master, que se celebró también el año siguiente y en 2011. Las dos primeras ediciones tuvieron además una gran sorpresa, que fue la victoria de la Suzuki V-Strom 650, que impuso su equilibrio y facilidad de uso en un terreno muy exigente. Con ella se demostró que para los Alpes hacen falta motos con características muy determinadas, así que las potentes o efectivas en otros ambientes no tienen por qué ganar. Antes de partir hacia el siguiente destino, que es la zona de los Alpes del Sur, situada entre Francia e Italia, el mal tiempo nos obliga a cambiar de ruta. Así que en lugar de viajar por los valles y montañas que hay entre Suiza e Italia, nos vemos obligados a bajar hacia Milán y entrar en Francia por Turín.
La Bonette
La entrada a Francia por el puerto de la Lombarda nos trae muchos recuerdos, de los dos años que celebramos allí el Alpen Master. Se trata de una zona mucho más abierta que los cerrados valles del norte, con un paisaje menos alpino pero muy llamativo y muy verde. La pequeña carretera que sube y baja al puerto, de camino a Pietraporzio, un pequeño pueblo cerca de la frontera que es nuestra base en la zona, es muy técnica y estrecha. Es fácil encontrar zonas húmedas por el deshielo y el mal tiempo. En ese escenario la Honda NC750X saca a relucir muchas de sus múltiples virtudes. Su poca potencia, comparada con la de sus compañeras de viaje, hace que sea una moto muy fácil de llevar cuando el suelo tiene poco agarre, ya que puedes abrir el acelerador con normalidad y nunca se descontrola. Parece que tiene un control de tracción natural. En la subida pierde un poco de terreno con respecto a sus rivales, pero en la bajada se puede aprovechar su agilidad y ligereza para mantenerse con el grupo. En grandes inclinaciones pueden rozar los estribos, pero por lo demás es una buena moto en este ambiente, especialmente para los que poseen menos experiencia, ya que resulta fácil de llevar y es poco exigente.
Desde ese punto nuestro camino gira al norte y recorre el lado más occidental de los Alpes Marítimos, en dirección al paso más alto asfaltado de Europa, el Col de la Bonette. Subir este tramo de carretera es una de las actividades obligadas para los ruteros. En su parte alta la carretera está muy sucia y las trail vuelven a tener un poco de ventaja, ya que tienes más control con sus anchos manillares y neumáticos con algo más de dibujo. Hasta llegar a ese punto hemos visto que la Yamaha MT-09 tiene de partida unas buenas cualidades para estas carreteras tan sinuosas, pero en la práctica le falta un poco de conexión entre todos sus elementos para ser una moto efectiva. El motor es potente, tiene mucha pegada y una respuesta muy rápida, demasiado para este tipo de conducción. Lo bueno es que se pueden elegir tres mapas que lo gestionan y al final la llevamos casi siempre en B, que es el más suave, para que el primer toque de gas sea lo preciso que requiere este asfalto. La posturas sobre ella hace que te sientas casi sobre una supermotard y es divertida pero también poco precisa de parte ciclo.
Dejando atrás la cima de la Bonette, con mucha nieve incluso en esta época del año, llegamos a terrenos rápidos que son el territorio de la BMW S 1000 R. Se trata de una deportiva con manillar ancho y con toda la tecnología de la última generación, así que puede darte las sensaciones y la precisión de una moto casi de carreras. Pero también te exige más y demanda un asfalto en buen estado, si está liso y las curvas son amplias te lo pasas como con ninguna otra, pero cuando se empieza rizar, como en tramos del col d’Izorad o del col de Vars, otros dos puertos míticos de la zona, la suspensión trasera no es capaz de absorber los baches y te acaba cansando más que las trail o la FJR. Encontrar el pueblo de Briançon nos recuerda que nos acercamos al último escenario del Alpen Master y otra vez el paisaje da un giro, algo que hace únicos los grandes recorridos por los Alpes, en los que rápidamente puedes pasar de la alta montaña, como en la Bonette, a un ambiente lunar como el del col d’Izorad.
Galibier
Llegar al Galibier, con la imponente cadena montañosa de los Ecrins detrás, nos trae los mejores recuerdos del viaje, ya que allí Gert, Karsten y un servidor comenzamos nuestros «piques» en los Alpes y a mí me sirvió de entrenamiento para el TT de la Isla de Man. Ahora, mucho más tranquilos, disfrutamos más de la atmosfera que rodea la zona y la Yamaha FJR1300AE es una moto perfecta para hacerlo. A pesar de que es pesada se mueve bien y es precisa una vez eliges la trazada. Ha ganado mucho en esta versión con las suspensiones electrónicas, que aunque son complicadas de regular son mucho más efectivas que las normales.
La moto se aguanta y absorbe todo tipo de baches, además el motor es como eléctrico y funciona a cualquier régimen. En la zona todavía subimos y bajamos un par de puertos de montaña más, como I’Iseran o Lautaret, que nos acaban de dar una visión global de cómo se comporta cada moto en diferentes carreteras. Hemos pasado por zonas rápidas, lentas, con buen agarre, con poco, bacheadas, etc... Y hemos recorrido más de 2.000 km. Es interesante comprobar cómo las seis han funcionado muy bien a pesar de la altitud, algo que puede afectar si la inyección no está bien afinada como hemos visto en otras ediciones. La MT-09 es divertida pero necesita un terreno más abierto y con buen asfalto para demostrar su potencial, debido a las reacciones de motor y parte ciclo. El tricilíndrico es un motor contundente y que puede ser divertido pero la conducción «hilada» y fina de estas carreteras tan cambiantes obliga a tener que prestar mucha atención a la mano derecha y eso que dispone de tres modos de gestión. Tampoco tiene la postura más indicada, estás sentado bastante adelantado, para largas jornadas a sus mandos. De manera que a pesar de ser una moto con mucho carácter en la ciudad, no ha podido enfrentarse a unas rivales tan duras en los Alpes y ha terminado en sexta posición, aunque eso ya quiere decir que ha sido la mejor de su grupo, que no es poco.
Las votaciones de cada probador sitúan a la Honda NC750X en la quinta posición y es que se trata de una moto fácil y divertida, pero le faltan prestaciones en la muchas situaciones frente a motos tan poderosas como la KTM o la BMW S 1000 R. Esta es por cierto la siguiente clasificada, ya que tiene un gran equipamiento, ayudas electrónicas y un motor explosivo que es capaz de levantar la rueda delantera en segunda, si no fuera por la efectiva actuación del control de tracción, pero lo cierto es que en los Alpes no hay mucho sitio donde aprovecharlos. Sorprende de ella la comodidad de su asiento, si bien la postura de conducción es un poco deportiva para jornadas maratonianas. Tampoco tiene tanta capacidad de carga, a pesar de montar maletas blandas, de modo que pierde un poco de terreno por dureza de suspensiones, aunque se pueden regular electrónicamente, y posición de conducción.
La primera en pisar el podio es la FJR1300AE, que ha sido una excelente sustituta de la BMW R 1200 RT, que como hemos comentado no pudo estar en la final. La Yamaha tiene muchas de las cualidades que hacen falta en este viaje, ya que el motor siempre responde y es suave, además tiene un efectivo control de tracción. Encima, es cómoda y precisa de suspensiones, tiene un asiento mullido y posición natural, junto a un gran equipamiento, de manera que se puede llegar muy lejos con ella. Pero tiene dos duras rivales...
Duelo de dos
Llegados a este punto y con una última etapa para alcanzar el final del viaje todavía teníamos algunas dudas sobre cuál era la mejor en los Alpes, dado que tanto la KTM 1190 Adventure como la BMW R 1200 GS Adventure habían demostrado un gran potencial hasta aquí. Nuestra última parada fue en el Valle de Aosta, justo después de contemplar la imponente cara sur del Mont Blanc y bajar el col du Petit St. Bernard. Antes de llegar al hotel, Karsten y yo decidimos intentar ver el espectacular monte Cervino, que se encuentra dos valles más allá de donde estábamos, así que a lomos de la BMW y la KTM recorrimos pequeñas carreteras y al final pistas de tierra, hasta que nos quedamos bloqueados sin conseguir nuestro objetivo. Pero el complicado trayecto no sirvió para ir un poco más allá en el juicio de las favoritas. LA KTM es más ágil y eficaz en tramos virados, aunque la BMW sea más cómoda cuando la carretera va en línea recta. Las dos tienen similares ayudas electrónicas y modos de motor, aunque son un poco más efectivas en la 1190 Adventure. Es cierto que la GS permite montar suspensiones electrónicas (ESA), pero en KTM también han estrenado el MSC como accesorio, un ABS que funciona en conjunción con el control de tracción y que permite frenar con la moto inclinada. Así que a nivel de equipamiento las dos ofrecen mucho.
En los dos casos hay un modo «off road», que pusimos para recorrer las mencionadas pistas y que dan una respuesta más suave del motor y dejan más libertada al control de tracción. Pero en general la KTM se comporta mejor en este terreno, ya que es algo más ligera y sus reacciones son más nobles cuando pasas por grandes bañeras o baches con cierta velocidad. También es más agradable si te mueves a un ritmo alegre con el motor entre medio y alto régimen, ya que la BMW vibra y es un poco más tosca en esas mismas condiciones. A cambio es más agradable a la hora de hacer turismo fuera de la montaña. Así que al final la KTM 1190 Adventure se ha llevado este Alpen Master por poco sobre la BMW R 1200 GS Adventure y nosotros hemos disfrutado de lo lindo en el camino...