Kawasaki es otra de esas grandes firmas que no dejan indiferente a nadie. Nuestra protagonista, la Kawasaki KX 450F, es un modelo que, desde sus inicios, ha andado constantemente sumergido por las frenéticas corrientes de la tecnología con el único objetivo de satisfacer y moldearse a las exigencias de los usuarios.
Unos requerimientos que, desde hace poco más de una temporada, lo encabeza el buen funcionamiento a bajo régimen y par, con el objeto de obtener una curva de potencia que se ajuste mejor a la facilidad de manejo y control. Para conseguir tales los cambios, no ha hecho falta nutrir a la nueva versión 2008 de numerosas novedades, pues lo que realmente apremia en estos casos es la calidad ante la cantidad.
Tras probarla concienzudamente nos hemos dado cuenta que la Kawasaki KX 450F nada tiene que envidiar frente a las líderes en ventas de la categoría: la Honda CRF 450R y Yamaha YZ 450F. Y es que el éxito de conseguir una máquina más efectiva, provechosa y divertida en cualquier tipo de terreno ha sido gracias al trabajo realizado por el equipo KRT en el Campeonato del Mundo de MX1.
Y, por si fuera poco, ha habido una extraordinaria sintonía entre los pilotos oficiales, Tanel Leok y Billy Mackenzie, con el equipo y la fábrica, ya que gracias a su pilotaje –se ha trabajado para desarrollar un propulsor muy lleno en bajos y medios–, ha facilitado mucho las cosas a la hora de ensamblar un motor de serie de estas características.
Necesario e imprescindible
Uno de los principales cambios para que el propulsor goce de un mayor control reside en el cigüeñal. Éste, mejor equilibrado y junto con el rotor de encendido más pesado, logran que el par y la respuesta al acelerador ofrezcan gran suavidad a bajo régimen.
Lo cierto es que esta simple modificación ha sido la responsable de que la nueva Kawasaki KX 450F sea, de momento –falta verificar el funcionamiento de la RM 450Z de inyección–, la moto más apetecible de su categoría. Su respuesta es contundente, progresiva y suave, imprescindible para mantenerla dominada en todo momento. En ningún instante se muestra brusca y su relación de cambio está muy bien conseguida, con una tercera y cuarta velocidad exquisitas, y una quinta larguísima.
Y es que, además, su tacto y precisión para engranar las marchas ha mejorado sensiblemente, debido a que el tambor del cambio posee unas guías de diferente perfil y de mayor profundidad –de 5 a 6,5 mm–. Gracias a todo el conjunto, la Kawasaki KX 450F nos permitirá mantenernos en pista un mayor número de vueltas y nos ayudará a aprovechar toda su caballería sin tener problemas. Sin duda, una buena opción para los que pretender dar el salto de categoría entre las gobernables 250 4T a las 450 4T.
Sin dejar el motor, también se han aplicado mejoras para aumentar aún más su fiabilidad y calidad de acabados. Por ejemplo, la tapa de la bomba de aceite tiene cinco tornillos para un mejor cierre; la bomba de engrase ha sido renovada –con un rotor más grande y un desarrollo de mayor giro– y la biela tiene un nuevo tratamiento que aporta mayor dureza a la pieza y reduce la fricción.
Vaivén
Sabiendo que el motor va de maravilla a cualquier régimen, era necesario averiguar qué tal le correspondía la parte ciclo. Empezando por el bastidor, éste es de lo mejorcito que hay en el mercado. La verdad es que sobre este tema todos los modelos nipones han seguido, más o menos, la misma línea de trabajo, pero la Kawasaki KX 450F, con su perimetral de aluminio, destaca sobre todos ellos por su impresionante estabilidad a alta velocidad.
Sus geometrías le procuran un excelente aplomo. Incluso en quinta a fondo no titubeaba ni un instante. Sin embargo, la cruz la hallábamos cuando tenemos que rodar por un circuito ratonero. En ese hábitat, la Kawasaki KX 450F es más torpe y resultaba muy difícil mantener la misma velocidad en el paso por curva que sus rivales.
La sensación que aporta al piloto es de tosca y larga, mientras que la Honda y la Yamaha nos procuraban una mayor agilidad al entrelazar curvas. Tampoco nos agradó el tacto de la horquilla delantera al trabajar totalmente a la inversa de lo habitual. A pesar de que el interior de las barras de la horquilla han sido tratadas por un recubrimiento denominado «Kashima» para mejorar el tacto y la reducción de la temperatura que se genera, los muelles internos van de más a menos dureza, mermando el tacto en cualquier tipo de terreno y realizando topes en prácticamente todos los saltos. Por suerte, el amortiguador –también tratado con el nuevo recubrimiento–, intenta compensar ese problema, aunque no logramos alcanzar un buen equilibrio entre ambos trenes.
Por su parte, el freno delantero tampoco cumplió nuestras expectativas. Su potencia y tacto estaban lejos de lo deseado, aunque a las pocas vueltas nos hicimos con él, presionando simplemente más la maneta. Por el contrario, el disco trasero de la Kawasaki KX 450F nos asombró por el mordiente de su pinza de simple pistón y la palanca del freno estaba en una posición ideal.
No cabe duda, esta temporada los mejores caldos se han dejado reposar en la barrica de MX1. Una cosecha que, desde a finales de la pasada década, ha ido captando los mejores paladares tanto dentro como fuera de los circuitos.