Recuerdo con claridad la primera vez que probé la MV Agusta F4 1000, era la primavera de 2004 y todos la esperábamos con interés, dada su exclusividad y eficacia. Lo cierto es que en aquel momento su línea ya nos resultó familiar, debido a que la MV Agusta F4 750 llevaba con nosotros unos cuantos años rodando en Calafat durante nuestras habituales pruebas de invierno, que los italianos aprovechaban para desarrollar sus motos. La MV Agusa F4 se presentó en el pasado Salón de la Moto de Milán.
El trabajo que había hecho Tamburini, que venía de Ducati, resultó ser uno de sus grandes aciertos. Este diseño se ha mantenido a lo largo de los años y ahora le tocaba rejuvenecer, pero sin perder su esencia en el camino. Seguro que Enrico D´Onofrio ha "sudado tinta", pero lo cierto es que ha conseguido darle el toque moderno que corresponde a estos tiempos, sin perder el espíritu que le inspiró el mago italiano del diseño.
Aunque no lo parezca ha cambiado profundamente, por fuera y por dentro. Si la ves pasar puede que no distingas los cambios con respecto a su predecesora, pero si te acercas a ella y la observas con detalle comprobarás que sí es una moto nueva. El carenado es un poco más ligero y estrecho, como el colín.
El faro mantiene su forma (polielipsoidal) pero innova con una lámpara de xenón, además el piloto trasero y los intermitentes son de LED, así que no se ha escatimado en iluminación... La cúpula, el asiento y el depósito también han cambiado ligeramente su forma, pero lo cierto es que cuando te subes éste último sigue viéndose muy grande, sobre todo si lo comparas con los de las japonesas. El voluminoso depósito, que te ubica alejado del manillar, y la postura radical hacen que parezca más una bicilíndrica que una tetracilíndrica.
En cualquier caso se ha vuelto más amable con el piloto con los pequeños cambios que se han introducido en su ergonomía. Otro detalle que sorprende al echarle un vistazo con atención es el cuadro de mandos y es que, después de muchas temporadas viendo el mismo elemento, los italianos se han atrevido a cambiarlo. Ahora se utiliza una instrumentación totalmente digital, con indicador de marcha engranada, cronómetro, nivel de control de tracción y las funciones habituales. El único punto criticable es que su visión no es del todo clara, al tener una decoración muy recargada y eso que dispone de dos intensidades de iluminación. El tacto de sus manetas y del cambio es más agradable, pero no deja de ser una radical MV Agusta. Lo mejor viene al pulsar un botón rojo que hay en la piña derecha...
Poder
Una vez escuchas el sonido del poderoso tetracilíndrico italiano, incluso girando a ralentí, te empiezas a hacer una idea de lo que va a pasar al girar el puño derecho. Este motor, que ha sido renovado en su interior (cárteres, cigüeñal, bielas, etc.), siempre se ha caracterizado por ser uno de los más potentes de la categoría y de los más rumorosos. Las cuatro salidas por debajo del colín, que se han mantenido a propósito a pesar de ser un cuatro en uno, emiten un sonido embriagador en cada golpe de gas. Así que antes de meter primera ya estás nervioso y con una gran expectación.
El cambio no destaca por suavidad, pero es cierto que ha mejorado. Un pequeño «clonk», sueltas un embrague más predecible y la F4 arranca como una bestia. El tacto del motor, ahora gestionado por una moderna centralita Magneti Marelli 7BM, ha mejorado mucho. La entrega no es tan salvaje y el puño es mucho más dosificable. Con la versión precedente, aunque ya había mejorado con respecto a la primera 1.000, tenías que ser cauto en las aperturas con la moto inclinada y requería un gran esfuerzo para ir rápido. Ahora todo fluye más y te puedes concentrar en la conducción y no sólo en los grados que giras la muñeca. La nueva electrónica incluye dos curvas de potencia (sport y rain) y un control de tracción regulable en ocho posiciones.
Si las condiciones de adherencia no son las idóneas se puede cambiar de curva y elegir entre los diferentes modos de control, aunque su manejo no es todo lo intuitivo que debiera. Tampoco el efecto del Traction Control MK II es como el de BMW o Ducati, que permiten rodar verdaderamente al límite con confianza ciega en ellos. De todas formas la efectividad con respecto a las otras MV es mucho mayor, por su mayor nobleza, y además se mantiene esa escalofriante capacidad para subir de vueltas. De hecho hay más potencia que la versión precedente y es que todos los cambios introducidos ha supuesto un incremento de potencia de 6 CV y 1 kgm de par, cifras que hablan por sí solas.
Bueno conocido
En el caso de la receta aplicada a su parte ciclo se ha mantenido lo «bueno conocido» y se han hecho pequeños ajustes para mejorar sin perder carácter. El chasis es más corto, ligero y rígido y el basculante 20 mm más largo. Gracias a estos cambios la moto ha ganado en agilidad y en tracción, y aunque ha adelgazado los 3 kg anunciados, sus 213 en lleno la sitúan por encima de las más ligeras de la categoría.
Para compensar ese mayor peso posee una suspensiones de gran calidad, se sigue confiando en Marzocchi y Sachs, que además han recibido unos reglajes más suaves. La F4 312R era como una tabla y si eras un piloto muy rápido podías aprovechar sus tarados radicales, en ese caso era como una moto de carreras. Ahora no hace falta tanta agresividad para disfrutar de sus cualidades dinámicas. El paso por curva es excelente y se nota la calidad de todos sus componentes, sobre todo comparados con los de las motos japonesas.
Es cierto que no es tan rápida en los cambios de dirección, como por ejemplo una Aprilia RSV4 Factory, pero es muy precisa una vez inicias la trazada. Los frenos también son excelentes, algo que no sorprende si tenemos en cuenta que su equipo Brembo tiene pinzas monobloque y de anclaje radial, mandadas por una bomba Nissin de bella factura.
MV Agusta ha hecho honor a su tradición y ha puesto en escena una moto nueva que mantiene viva la personalidad de la primera F4 y que se adapta a los tiempos que corren, llenos de electrónica y motores hiperpotentes. La leyenda sigue viva...