Probamos las nuevas Husqvarna TR650 Strada y Terra

Con la nueva saga TR650 Husqvarna acierta de pleno al ofrecer dos motos realmente accesibles en todos los sentidos. Desde el económico al funcional, pasando por el estético y el emotivo. Ya sea en versión Strada o Terra, sorprenden, y lo tienen todo para satisfacer plenamente a cualquier usuario.

Oscar Pena. Fotos: Husqvarna

Probamos las nuevas Husqvarna TR650 Strada y Terra
Probamos las nuevas Husqvarna TR650 Strada y Terra

La nuevas Husqvarna son exactamente lo que parecen, y quizá por eso me hayan sorprendido tan gratamente. La marca de origen sueco, y propiedad de BMW desde 2007, tiene más de 100 años de trayectoria en motos de campo. Sin embargo, ha sido con las Nuda, desde 2011, que han comenzado a «trabajar» la carretera. Estas últimas, son una «variante» más deportiva y extrema que la moto de la que beben sus fuentes, la BMW R 800 R. De ahí que esperásemos algo similar de las nuevas TR650 Strada y Terra, que hacen lo propio con la G 650 GS. Pero no. Estas atractivas monocilíndricas son sorprendentemente accesibles y utilizables en cualquier ambiente y por cualquier usuario. La primera como auténtica «supermoto» para el día a día, práctica, sencilla, equilibrada y divertida cuando la carretera se retuerce; y la segunda, como aglutinadora de la esencia trail casi olvidada de principios de los noventa del siglo pasado, cuando con una misma moto disfrutabas a partes iguales de la ciudad, la carretera y el campo.

Las TR650 se fabrican en la planta que la marca tiene en la localidad de Cassinetta di Biandronno, al norte de Italia. Y cómo no, su estilizado diseño está a la altura. De apariencia esbelta y musculosa, muy llamativa, en ambos casos su atractiva imagen no está reñida con la funcionalidad, ni con unos plásticos y algunos acabados de aspecto algo discreto. Característica esta que rápidamente archivas tomados los mandos…

En ambos casos, nos topamos con una altura de asiento considerable, producto de los recorridos largos de suspensiones. Curiosamente si no eres alto llegas bastante mejor al suelo en la Terra que la Strada, pues el reglaje de sus suspensiones es más suave: un dato a considerar en maniobras en parado o a baja velocidad. Iniciada la marcha la posición de conducción es realmente agradable y relajada en ambas. El asiento es de mullido perfecto, estrecho a la altura del depósito y más ancho por detrás. De este modo puede adoptar varias posiciones. Al ataque, cargando peso sobre el ancho manillar de 874 mm, o más relajada, apoyado sobre la especie de pequeño respaldo que hace el asiento en su final. Las piernas no quedan elevadas y sí algo adelantadas, ideal para sentirse compenetrado en un armónico conjunto. En definitiva, sobre la Terra y la Strada nos encontramos muy cómodos y son válidas incluso en autopista, por su confort y suavidad, aunque pequen en cuestión de protección aerodinámica o en una perfecta estabilidad a máxima velocidad.

Entre sus múltiples detalles, podemos destacar el pequeño hueco bajo el asiento, la maneta de freno regulable, los estribos con gomas desmontables, el portabultos que incorpora asas para el pasajero y sobre el que se adapta el baúl opcional de la marca, o el cuadro de instrumentos digital con pantalla de LCD que informa correctamente de todo lo que podamos necesitar (reloj, termómetro, indicador de temperatura del agua, cuentarrevoluciones, velocímetro, testigos de luces e intermitentes, etc). Sólo se echa en falta un indicador de nivel de combustible.

Uno de los pilares sobre los que se asientan estas novedosas TR650 es, sin duda, el corazón que las anima. Su motor monocilíndrico deriva directamente del montado en la BMW G 650 GS pero incorpora considerables cambios que elevan su potencia máxima declarada hasta los 58 CV a 7.250 rpm (50 CV en la BMW). Una cifra sin duda nada despreciable tratándose de un propulsor de un solo cilindro. Para conseguirlo, se recurre a diferentes mejoras (ver recuadro), como el aumento de la compresión, las válvulas de mayor diámetro o la instalación de nuevos árboles de levas. Sin duda es digno de ser alabado el trabajo realizado. Empezando por el tacto de gas, que es excelente, y terminando por el enérgico empuje cerca de la línea roja. Entre medias, el propulsor destaca saliendo desde parado, en su respuesta a medio régimen (que es donde más va a ser utilizado), en su práctica ausencia de vibraciones, y en su consumo reducido, que aunque no lo hemos podido verificar, se declaran 4,3 l a los 100 km. Este, y otros valores, los comprobaremos en cuanto caiga la unidad de pruebas en nuestras manos.

Sea como fuere, e independientemente de que hablemos de Terra o Strada, el motor se comporta de forma sobresaliente, y es tan equilibrado al exprimirlo buscando diversión en una enrevesada carretera de montaña, como en conducción «moderada» sobre tierra manteniéndolo a bajas revoluciones.

La parte ciclo de nuestras protagonistas alcanza, de nuevo, un excelente compromiso, al ser perfectamente válida en cualquier ambiente. Con un chasis tubular de acero, acompañado por un basculante y subchasis también de acero, ofrecen la rigidez necesaria para abordar cualquier tramo. Las suspensiones también nos han gustado. La horquilla de 46 mm de diámetro no es regulable, una pena, pero a cambio viene en cada caso con unos reglajes acertados. Más firme en la Strada y más suave en la Terra, ofrece un excelente trabajo de hidráulicos, y ni si quiera rodando a fuerte ritmo en carretera dan muestras de debilidad o fatiga. Lo mismo podemos aplicar a su frenada, con un único disco delantero y una bomba de freno con buen tacto, tanto delante como detrás. Y un ABS desconectable, de serie en la Strada y opcional en la Terra, útil y bien regulado, aunque los pulsos de actuación cuando entra están algo distanciados.

Personalizando, la TR650 Strada está mejor adaptada a la carretera por todo lo que ya hemos señalado, y por el equipo de ruedas que monta. Llantas de aluminio de 19” y 17” delante y detrás respectivamente, con neumáticos Metzeler de asfalto, ofrecen gran seguridad y precisión al abordar los virajes, e incluso en las curvas rápidas la estabilidad es la nota predominante. Ergonomía, configuración de parte ciclo y peso total contenido, son clave para obtener una gran agilidad y altas dosis de diversión a sus mandos.

Por su parte, la TR650 Terra es algo más inestable en carretera, lo que en absoluto quiere decir que vaya nada mal. Son sus neumáticos mixtos de 21” y 17”, delante y detrás respectivamente, junto con su tarado más blando de suspensiones, los que la retienen en este ambiente. aun con todo se desenvuelve perfectamente, siendo realmente divertida. En campo también lo es, y te permite rodar a gusto en pistas y trialeras de dificultad media. No es obviamente una moto de enduro y enseguida aparecen sus limitaciones, pero como en carretera, te permite disfrutar a sus mandos más de lo que esperas.

Sus precios aun están por confirmar, pues les ha pillado de lleno la subida del IVA. Con el anterior, el precio estipulado se iba a situar en 6.490 y 6.890 para Terra y Strada respectivamente. Así que en cualquier caso, como su filosofía, el precio también es de lo más accesible.