Hammer es un anglicismo que significa martillo. Este significado nos habla claramente de los propósitos de Polaris Industries con este modelo. La Hammer es un modelo con «pegada», de esos que impactan tanto a la hora de contemplarlo, como a la hora colocarte a sus mandos y de acelerar desde regímenes muy bajos. Una moto no apta para «mindundis», dirigida para tipos únicos que tienen las cosas claras. Además, su carácter exótico esta fuera de toda duda. Probablemente no existan en España muchas más unidades que la que puedes ver en estas páginas.
De este modo, es prácticamente imposible que te encuentres con alguien que se pueda comparar a ti si eres dueño de una Hammer. Si quieres una igual, por ahora tendrás que buscarte la vida e importarla tú mismo. Aunque corren rumores de que Polaris España (actualmente CM Motosport) va a volver a traer las Victory a partir del año que viene. Acerca de precios, lógicamente no se puede decir nada, pero para que te hagas una idea, una Hammer S en Estados Unidos cuesta un poco menos de 20.000 dólares (unos 13.900 euros).
Tentetieso
El carácter y el comportamiento de la Hammer están marcados por el anchísimo neumático trasero. Ni más, ni menos, se trata de un 250/40-18”, acompañado de un 130/70-18” delantero. De este modo, aunque se pueden tomar curvas, la verdad es que no es una moto pensada para estar mucho tiempo cambiándola de un lado a otro, teniendo en cuenta que además es muy larga.
Las trayectorias que pretenden mantener los dos neumáticos son distintas y esto te obliga tener que corregir la dirección en más de una ocasión a la hora de negociar las curvas. Este efecto recuerda al de un tentetieso, que siempre intenta ponerse derecho. Luego, a la hora de acelerar a la salida de las curvas, la sensación de tracción es total. Los 81 CV que ha rendido su enorme bicilíndrico en nuestro banco no parecen poner en apuros al espectacular «gomón» trasero. Tampoco las grandes cifras de par. Los más de 10 kgm con los que «pega» desde el régimen de ralentí (1.000 rpm) y los más de 13 kgm a 2.700 rpm nos dan una idea de la respuesta de la Hammer al puño del acelerador. Luego, como es lógico, no estira demasiado, alcanzando su momento de gloria a poco menos de 4.500 rpm. Con respecto a su funcionamiento, se puede decir que no vibra demasiado y que todo funciona correctamente, entendiendo que el accionamiento del cambio tiene que ser un poco ruidoso en una moto así.
Aunque la denominación de esta Hammer está acompañada de una «S», se trata de una máquina de talla «XL» e incluso «XXL». Es una moto que frena correctamente gracias a que incorpora tres discos de freno de 300 mm, acompañados de unos componentes muy robustos. Monta una horquilla invertida con una separación importante entre sus barras. La estética, aunque simple, también cuenta con aspectos muy personales, como el faro, su ancho manillar o el extenso y redondeado colín, que se prolonga sobre el asiento gracias a la tapa monoplaza que cubre la zona del pasajero. La verdad es que la Hammer S es una moto llamativa y singular. Muy pocos la conocen. Y puede presumir, como reza el lema de su fabricante, que es más americana que una Harley-Davidson.