Comparativa BMW G 650 GS y Husqvarna TR650 Strada

Sobre la base de un mismo monocilíndrico, BMW y Husqvarna han desarrollado dos motos que, lejos de hacerse la competencia, se complementan al encasillarse en segmentos diferentes: Trail y Supermotard, dos opciones tan válidas como recomendables.

V. Roman. Adaptación: Andrés G. Dorado. Fotos: Rossen Gargolov

Comparativa BMW G 650 GS y Husqvarna TR650 Strada
Comparativa BMW G 650 GS y Husqvarna TR650 Strada

Las monocilíndricas de alta cilindrada vuelven a estar en el candelero. Nunca llegaron a irse del todo, pero tras pasar por unos momentos bajos, sobre todo por la retirada del mercado de la antigua BMW F 650 GS en 2007, han vuelto con fuerza gracias a la aparición de la sucesora G 650 GS, cuyo motor ha servido como base para desarrollar el de la Husqvarna TR 650 Strada. La firma en un principio sueca y ahora propiedad de BMW, ha «moldeado» dicho propulsor a su manera y ha conseguido 10 CV más de potencia, fundamentalmente aumentando la compresión y jugando con la electrónica. Las diferencias no acaban aquí ya que hablamos de dos motos similares en cuanto a estructura y a usos, pero diferentes tanto en estética como si las analizamos componente a componente. Por ejemplo, Husqvarna se ha preocupado en realzar determinadas partes de la moto, no hay más que mirar al basculante para que dé la sensación de que se trata de una moto ligera. Monta una horquilla invertida Sachs con barras más gruesas que las de la BMW y con mayor recorrido y lanzamiento. Mientras una claramente parece una supermotard, en la otra no hay duda de catalogarla como una trail. Asfáltica pero trail.

Pero basta de formalidades y pasemos a la acción. Nada más subirte en la BMW te das cuenta de que es una moto baja, no vas encima sino dentro. Es cómoda gracias sobre todo a su asiento, que además no está a mucha altura del suelo (780 mm), algo que los conductores de baja estatura agradecerán. Tanta comodidad invita a una conducción relajada, tanto que puede incluso resultar aburrida para aquellos en los que corra deportividad por sus venas. Para éstos es más adecuada la Terra, su asiento es más estrecho, duro y algo más alto aunque al ser estrecha en la zona de las piernas se llega bien con los pies al suelo. La posición de conducción es más agresiva, va totalmente acorde con su estética minimalista y deportiva. El manillar queda muy cerca del cuerpo, algo que es determinante en su carácter. Es una moto para divertirse. Transmite tanta confianza que da la sensación de poder tomar las curvas a cualquier velocidad. El motor sale muy bien desde abajo y sin cocear, empuja con fuerza en la zona media, con un embrague de tacto muy dosificable.

Por su parte la BMW tiene el típico tacto de motor monocilíndrico de alta cilindrada, menos nervioso. Alcanza su potencia máxima prácticamente al llegar al corte de encendido en torno a 7.400 rpm, mientras que la Husqvarna no llega a cortar y tiene 1.000 rpm más de sobrerrégimen. Los 47 CV de la BMW que hemos registrado en nuestro banco pueden no parecer muchos sobre el papel, pero en asfalto son más que suficientes como para mantener buenos ritmos, además con un par que acompaña y permite salir rápido de las curvas. La Strada saca pecho con 54 CV y un tacto de motor muy directo pero sin hacer que sea una moto nerviosa.

La G destaca por su agilidad a baja velocidad y la facilidad con la que se inclina en curvas enlazadas. Luego, al aumentar la velocidad, le perjudica la posición del manillar en favor de la Strada. Una vez que has metido a la BMW en la curva mantiene perfectamente la trazada con un comportamiento muy neutro. El tarado blando de las suspensiones está pensado fundamentalmente para que proporcione comodidad, de esta forma puede no resultar demasiado efectivo en carreteras muy bacheadas. La Husqvarna es claramente la vencedora en su uso a alta velocidad, el comportamiento es impecable a ritmos fuertes siempre sin perder su manejabilidad.

Transmite mucha confianza al tumbar en las curvas. En zonas lentas en cambio no tiene la precisión de la BMW. Es una pena que la horquilla Sachs no disponga de regulación ya que rebota mucho en los baches, además se podría tener mucho más feeling con la rueda delantera. Por su parte el amortiguador cumple con su cometido a la perfección. En pocas palabras, la más barata Strada se impone a su pariente sobre todo por su excelente motor y un comportamiento deportivo muy digno. La BMW está más orientada al turismo y a disfrutar de la comodidad en marcha. Se podría decir que una es para jóvenes y la otra para gente más mayor, pero no es cuestión de edades sino de cómo se siente cada uno.