Comparativa naked: BMW, Ducati, Kawasaki y KTM

La última hornada de supernaked rompe todos los esquemas. Son llamativas, ligeras, viscerales, y muy potentes. Su poder es tal, que parecen resquebrajar la carretera.

Óscar Pena. Colabora: Manolo López, Bruno Nogués y Keko Ochoa. Fotos: Jaime de Diego

Comparativa naked: BMW, Ducati, Kawasaki y KTM
Comparativa naked: BMW, Ducati, Kawasaki y KTM

El suyo es un segmento en plena expansión, y es por ello que estamos de enhorabuena. Y es que en un mundo en el que las grandes deportivas están en declive, son ellas, nuestras protagonistas de hoy, las que heredan toda la tecnología y carácter de aquellas para disfrutar al máximo en carretera. Así, nos topamos con nada menos que cuatro inéditos modelos en 2014: BMW S 1000 R, Ducati Monster 1200, Kawasaki Z1000 y SE ABS, y KTM 1290 Super Duke R, cada uno más espectacular y llamativo que el vecino, y que se suman a los ya existentes. Motos como la Aprilia Tuono V4 R APRC, la Triumph Speed Triple y R ABS, Honda CB1000R, Yamaha FZ1 y MV Agusta Brutale 1090 en sus diferentes versiones. A falta de reunirlas a todas, hemos querido juntar a las más nuevas en una intensa comparativa. Exprimiéndolas como solo ellas saben dejarse, y disfrutando en los más diversos ambientes de todas sus posibilidades.

Seductora desnudez

La imagen desnuda contrasta con sus implacables e impecables cualidades deportivas, y con sus elevadas potencias, algo lógico por otro lado si tenemos en cuenta los orígenes de nuestras protagonistas. Dos de ellas, la KTM y la BMW, derivan, con más o menos elementos en común, pero sin duda con su mismo ADN, de los modelos más radicales de sus respectivas casas: la RC8 y la S 1000 RR. Por su parte, la Kawasaki y la Ducati han sido específicamente diseñadas bajo la particular filosofía streetfighter, aunque tomando, por supuesto, los profundos conocimientos de sus marcas para su desarrollo.

Así las cosas, nuestras protagonistas de hoy son auténticas devoradoras de asfalto y de curvas, capaces de ofrecer impresionantes sensaciones: aceleraciones estratosféricas, agilidad y capacidad de reacción fulgurantes, y en general un comportamiento portentoso en cualquier ambiente cuando les vas buscando las cosquillas. Gracias a sus manillares altos y contenido peso se llevan de un lado a otro con bastante facilidad, y apoyándose en sus poderosos motores y resolutivas partes ciclo, son tremendamente efectivas en carretera. Y todo ello, además, con unas posiciones de conducción bastante cómodas, al punto de ser capaces de deslizarte entre el tráfico de la ciudad con rapidez y suficientes dosis de confort como para poder usarse a diario.

Aguas revueltas

A la vista de lo expuesto, la corriente que desciende por el río de las supernaked está muy revuelta, y tanta soberbia, eficacia y fuerza ha de tener un origen. En el caso de la BMW S 1000 R se encuentra en la todopoderosa S 1000 RR. Solo mencionar su nombre infunde respeto, y desde luego un poco de miedo entre sus rivales. Animada por un propulsor de cuatro cilindros en línea, la inédita alemana es la más potente del grupo en nuestro banco de potencia con 159 CV a 10.960 rpm. Pero hay más. El fabricante bávaro ha trabajado intensamente en su fabuloso propulsor para dotarlo de excelentes bajos y medios, aún perdiendo un buen número de caballos a máximas revoluciones. De hecho, la línea roja de su cuentarrevoluciones se sitúa 3.000 rpm más abajo que en la moto de la que deriva (11.000 frente a 14.000 rpm), aunque sinceramente en carretera ese sobrerrégimen no se echa en absoluto de menos. Todo lo contrario. El motor se percibe mucho más aprovechable, con una respuesta fulgurante en cualquier marcha y a cualquier régimen. En esto también juega a su favor su corto desarrollo secundario, que luego tampoco le perjudica en el consumo, y su ligereza, pues con 194 kg verificados en vacío, es la más liviana del lote. Más incluso que la Ducati y la KTM, que firman 202 kg y 198 kg cada una de ellas, respectivamente. En este sentido, la Kawasaki juega un poquito en otra división, y sitúa la báscula en 208 kg verificados. Siguiendo con la S 1000 R, no es, sin embargo, la más rápida, al tener la velocidad máxima limitada a 250 km/h. Este honor recae en la KTM, que alcanza la nada despreciable cifra de 263 km/h reales. Sea como fuere, difícil es con cualquiera de ellas mantener velocidades elevadas de manera constante, pues la ausencia de carenado te condiciona enormemente.

Continuando nuestra charla sin salirnos del apartado motriz, el otro cuatro en línea del grupo lo firma Kawasaki en su Z1000 (dividida en dos versiones, una estándar y otra SE ABS), que aunque existe en su actual configuración desde 2010, lo cierto es que ha cambiado y a mejor en 2014. En su caso, toma la base de la Versys 1000, una maxitrail, lo que nos da una idea de su, a priori, carácter más «tranquilo». El motor es de carrera larga comparándolo con el BMW, y tiene un comportamiento más plano y lineal. También más soso al final del cuentavueltas, llegando antes al fin de su energía. Sin embargo, con 128 CV verificados, no puede decirse que sea un motor sin fuerza. Además, goza de una gran estabilidad de funcionamiento a bajas revoluciones.

Sin duda es el más suave y es muy equilibrado, y con un nivel sonoro bajo, te deleita en el uso cotidiano. También es el único de los cuatro que no está asistido por una electrónica de vanguardia, en la que el control de tracción y los diferentes modos de motor están a la orden del día. En este sentido, los otros tres brillan a gran altura. BMW y Ducati sacan partido a la experiencia aplicada en otros modelos deportivos, mientras que KTM, aunque solo contaba con la 1190 Adventure con anterioridad, también acierta de pleno. Así, la S 1000 R incluye en su equipamiento básico los modos de motor Rain y Road, el control de tracción ASC y el RACE-ABS integral parcial desconectable. Con el paquete opcional Sport se agregan los modos de motor Dynamic y Dynamic Pro, así como un control de tracción más sofisticado, cambio semiautomático y control de crucero. Y para rizar el rizo, puede incluir un segundo paquete Dinámico, que comprende el DDC (control dinámico de las suspensiones), puños calefactables, intermitentes de LED y un espoiler en el motor del color de la carrocería. Por su parte, la Monster 1200 posee tres modos de motor: Sport, Touring y Urban. Para los dos primeros la potencia desarrollada es máxima, y para el tercero se reduce a 100 CV. También dispone de unos eficaces y muy seguros sistemas de control de tracción DTC y ABS Bosch 9 MP, con diferentes grados de actuación dependiendo del modo de motor seleccionado.

Finalmente, la 1290 Super Duke R equipa igualmente tres modos de motor (Rain, Street y Sport), y un control de tracción MTC, con los tres mismos modos y desconectable. El ABS cuenta con varios niveles de intrusión asociados a ellos, y es desconectable total o parcialmente (en este caso solo la rueda trasera para ayudar a cruzar la moto de detrás).

Así las cosas, las ausencia de una electrónica más evolucionada en la moto de Akhasi la limita, aunque para muchos no sería mayor inconveniente si esto se tradujese de algún modo en el precio, pues es un complemento a priori sofisticado y caro. Sin embargo, aunque la Kawasaki es la más barata en sus dos versiones, en la SE ABS lo es apenas 200 € más que la BMW S 1000 R en su configuración básica (sin paquete Sport ni Dinámico), y 400 € que la Ducati, lo que le resta puntos en una valoración final.

Tras los cuatro cilindros en línea de BMW y Kawasaki nos topamos con dos motores bicilíndricos en V, uno con un ángulo de inclinación a 75º, el de la KTM, y el otro a 90º, el de la Ducati. El primero es inédito, y tomando la base del 1190 cc que conocíamos en la RC8, llega a los 1.301 cc, a base de incrementar la carrera y el diámetro de sus pistones. Gracias al aumento de cilindrada, la Super Duke R firma unos excepcionales 148 CV, prácticamente los mismos que los obtenidos por la todopoderosa S 1000 R. Además, estos son entregados de forma muy progresiva y suave, lo que facilita su utilización en cualquier tipo de conducción, que no siempre ha de ser límite o muy deportiva. Por otro lado, el de Mattighofen es el menos rumoroso de los dos bicilíndricos, e incluso aparentemente menos que el cuatro cilindros en línea alemán, y si bien «cocea» un poquito a muy bajas vueltas, como es lógico tratándose de semejante diámetro de pistones, lo hace sin molestia alguna para el conductor o los viandantes. La fenomenal suavidad del tacto de su embrague, o la acertada y eficaz electrónica que lo asiste, con un acelerador «ride by wire» de tacto perfecto, hacen el resto a la hora de moverse como pez en el agua a sus mandos.

El segundo dos cilindros, y el último motor del que nos queda por hablar, es el de la Monster 1200. Con sus particularidades, es el mismo que anima a la Multistrada y a la Diavel, y en consecuencia es el Testastretta 11º de 1.198 cc con distribución desmodrómica por correa dentada. En su caso, desarrolla 130 CV de potencia máxima verificada (134 CV en la versión S, más exclusiva y cara), y a pesar de no ser el más potente del grupo, despliega un comportamiento realmente impactante. Con unos bajos demoledores, y siempre acompañado por un considerable ruido de escape, te catapulta hacia delante a la menor insinuación sobre el puño del gas. Es, igualmente, un propulsor que destaca por traccionar muchísimo, confiriendo altas dosis de diversión en cualquier situación. En cuanto a las vibraciones, no son particularmente molestas, si bien parece generar un índice de ellas algo superior a la KTM, pero no mucho más que Kawasaki o BMW, que todo sea dicho, a altas revoluciones, algunas vibraciones sí tienen. Así, es el calor que llega hasta el conductor de la Ducati a través de sus grandes culatas, muy próximas a él al ser el motor parte integrante del chasis, probablemente es su único inconveniente, especialmente pensando en épocas veraniegas.

La gran batalla

Por el carácter, comportamiento y componentes de las streetfighter que nos ocupan, el escenario de su particular lucha bien podría ser un circuito de velocidad, pero por su filosofía, ningún otro hay mejor que la carretera abierta, que es donde más se disfrutan y mejor se desenvuelven. Y en este ambiente la más excitante y eficaz, aunque también muy exigente, es la BMW S 1000 R. Requiere templanza con el gas y conocimiento de sus reacciones, pero cuando las controlas y dominas, te eleva a un estadio deportivo superior. Entre sus características, destaca, la precisión y solidez de su tren delantero, y la medida rigidez de su bastidor de doble viga de aluminio. Este es capaz de transmitir al piloto el modo en que el conjunto va desenvolviéndose, y así poder anticipar tus movimientos. Del mismo modo que ocurre con la S 1000 RR de la que lo toma, no es un prodigio en solidez, pero junto con unas firmes suspensiones, despliega un comportamiento eficaz y extasiante, que te hacen sentir «piloto» cuando das rienda suelta a toda la caballería. Además, las excelencias de su control de tracción, como ocurre con el resto de protagonistas a excepción del Kawasaki, te animan a acelerar un poquito antes y un poquito más fuerte, a sabiendas que todo está en orden en la parte de atrás.

La KTM 1290 Super Duke R es una de las grandes novedades del año, no ya de su segmento, sino a nivel general. Y no ha fallado. Su ligereza, eficacia de parte ciclo y posición de conducción híper equilibrada, que te permite controlar con precisión milimétrica cada movimiento, la convierten en un arma temible en carreteras viradas. Y no solo eso. Y es que por la progresividad de su motor y nobleza de reacciones, es probablemente la más fácil de conducir a ritmo elevado. De ella solo hay que acostumbrarse a un recorrido de suspensiones ligeramente mayor al de la competencia, con un amortiguador trasero anclado directamente al espectacular basculante monobrazo, que es en nuestra humilde opinión su punto mejorable en conducción límite.

La ausencia de regulación del amortiguador de dirección, o de la precarga de muelle en la horquilla, son otras aspectos superables. También es, probablemente, la más efectiva en el apartado de frenos por potencia y tacto deportivo, no siendo, además, excesivamente complicada por mordiente rodando a baja velocidad. En este sentido, son la Kawasaki, y, curiosamente, la BMW, las que parecen ir más justas. La primera por un tacto en la maneta derecha algo menos incisivo, y la segunda por acusar cierta fatiga tras un uso muy intensivo.

En términos de efectividad y dinamismo, tras las dos súper deportivas camufladas de naked, encontramos a la Ducati Monster 1200. Comparado con sus predecesoras, es ciertamente confortable, gracias a una posición de conducción muy relajada, un asiento excelente, y una gran sensación de ligereza. Es igualmente muy manejable con su manillar muy ancho y plano, y su gran depósito que abrazas con las piernas. Entre sus particularidades destaca por encima de todo su chasis, tubular de acero y con el motor portante como parte integrante del mismo, que le hace desplegar unas características muy particulares. En frenada es tremendamente estable, trasmitiendo una seguridad inigualable. En curva, sobre buen firme, esta sensación te acompaña durante toda la trazada. Si el asfalto está rizado, su gran rigidez no filtra las irregularidades de igual modo que sus rivales, lo que repercute ligeramente en el confort y la pisada. Por otro lado, el particular diseño de los soportes de los estribos del pasajero se nos antojan algo extraños, y circulando con botas deportivas limitan un poco la libertad de movimientos.  Finalmente llegamos a la Kawasaki Z1000, que en nuestro particular desafío queda algo rezagada, si bien es cierto que es la más agradecida con el piloto en términos de confort y polivalencia de uso. El peso es un condicionante inapelable, amén de contar con componentes menos exclusivos, y una horquilla no tan precisa y sólida en conducción deportiva. Es por ello que, aunque por prestaciones es capaz de equipararse a algunas de sus rivales europeas, no lo hace tanto por el comportamiento de parte ciclo, muy noble y accesible, pero no tan eficaz en términos absolutos.

Jungla de asfalto

En vías urbanas y de extrarradio, estas supernaked se desenvuelven con una soltura inaudita, enfrentándose unas contra otras, y también con el tráfico y las trampas que aguardan en las calles. Y puedes asegurar sin miedo a equivocarte, que hacer un recado a sus mandos puede llegar a ser realmente divertido y excitante, aunque, todo hay que decirlo, también un poquito «peligroso» si te empeñas… La más «agradable» es la Kawasaki, aunque tanto esta como BMW, Ducati y KTM te incitan a «salir pitando» desde muy pocas revoluciones. Su mayor peso y porte, ergonomía más erguida, y el carácter del tetracilíndrico japonés, marcan un poco este carácter.

En general, las cuatro son de cualquier modo de tamaño contenido, con una posición de conducción relajada, y buena suavidad a los mandos. En este sentido, así como por el tacto muy firme y seco de suspensiones, o el poco radio de giro del manillar, es quizá la Ducati la menos favorecida. Y con todo tampoco se desenvuelve nada mal en la gran urbe. A su favor, además, la Monster 1200 irradia personalidad y diseño, y si te gusta el rugido musculoso su motor, suena como los ángeles. La KTM, por su parte, se desenvuelve con una agilidad endiablada. Tiene un cambio muy preciso, y con un asiento estrecho y ergonómico, llegas perfectamente al suelo. El tacto de sus mandos, de embrague, y de suspensiones, brillan en la ciudad a gran altura. Finalmente, la BMW llama igualmente la atención allá por donde pasa. Su cambio preciso, su embrague agradable, y la confortable ergonomía, contrastan con la abrupta reacción de su motor cuando roscas con fuerza el puño del gas, teletrasportándote de un lado a otro dentro de la ciudad.  Verdaderas súper deportivas de manillar alto, la oferta donde elegir es realmente amplia. Las cuatro son efectivas, viscerales, poderosas, bellas y polivalentes. Y, sin duda, poseen un equilibrio difícil de encontrar.

Conclusión

Las que nos ocupan son motos ante todo emocionales. Y es por ello que, por mucho que podamos insistir en que unas u otras son mejores o peores en tal o cual aspecto, al final, es tu devoción, tu pasión y tu sentimiento, el que hará decantarte por una de ellas. Y es que no olvidemos que, a pesar de las diferencias existentes en varios niveles, las cuatro streetfigther de esta comparativa son motos soberbias, excitantes, y muy efectivas en múltiples ambientes. La más cercana al espíritu de la supernaked perfecta es en nuestra opinión la BMW S 1000 R. Una moto que encandila por su derroche de poder, sofisticada electrónica, y acertado equilibrio de parte ciclo rodando a fuerte ritmo en carretera abierta. La KTM 1290 Super Duke R demuestra una vez más su fuerte carácter y mejor comportamiento, brillando a gran altura y ofreciendo un tacto general muy agradable. La novedosa Ducati Monster 1200 seduce, es preciosa, con un diseño limpio y vanguardista, y una serie de componentes excepcionales que te hacen vibrar como sobre pocas motos sobre la faz de la tierra. Y, finalmente, la Kawasaki Z1000, al estilo supernaked japonés, combina con acierto poder, estilo, eficacia y compromiso a todos los niveles.