Honda CBR 600 F 100.000 km

Me llamo Ernesto y hace nada el marcador de mi CBR ha llegado a los 100.000 km, bueno a los 99.999 km, porque luego se pone a cero nuevamente, y lo cierto es que estoy muy ilusionado con hacerle otros tantos, porque la moto va muy bien.

Ernesto Otero

Honda CBR 600 F 100.000 km
Honda CBR 600 F 100.000 km

Después de hacer más de 50.000 km a lomos de mi inseparable Piaggio Zip 50 en compañía de los «carbonillas» de mis compañeros de rutas y acrobacias varias (especial mención a Andrew y Juancho), decidí que era el momento de pasar a algo un poquito más grande y sin embrague automático. Mi intención era seguir aprendiendo en este mundo de las dos ruedas que me fascina desde pequeñito, cuando me conformaba con recortar fotos de Motociclismo y pegarlas en mi carpeta del cole.

Fue allá por 1999 cuando compré en Vigo una preciosa Suzuki GS 500 negra y lila con 26.000 km. Era mi primera moto con marchas, así que para sacarla de la jungla del asfalto, y llevarla hasta mi casa, fui a familiarizarme con los mandos de la «Susi» en el aparcamiento de un centro comercial, ya que mi habilidad con las marchas y el embrague era más bien justita. A lo largo de casi 3 años disfruté mucho con ella, pero un buen día me subí de paquete en la Honda CBR600F de inyección de mi amigo Juan Carlos «Vele» y… me enamoré (espero que no lea esto mi novia). Su comodidad, su suavidad de marcha, su finura, su estética, sus acabados… todo en ella me cautivó.

Por todo ello, el 19 de abril de 2002 adquirí mi primera motocicleta nueva, mi actual y flamante Honda CBR600F tricolor (roja, azul y blanca), que desde ese día hasta hoy no me ha dado más que satisfacciones y sigue haciéndome disfrutar como el primer día. Posiblemente sea la moto más polivalente del mercado en su segmento. Con su asa trasera, posibilidad de instalar equipajes, hueco razonable debajo del asiento, regulación de suspensiones, caballete central, posición ni muy racing ni muy erguida, o sea, cómoda y su motor suficientemente potente, permite tanto realizar cómodamente largos viajes con pasajero, como curvear en carreteras de montaña, usarla el día a día en ciudad, así como alguna que otra incursión en circuito. Solo echo en falta un indicador de nivel de combustible, un indicador de marcha engranada y en su faceta deportiva, unos latiguillos metálicos y un amortiguador de dirección.

También me falta comprender porqué han dejado de fabricar esta magnífica moto. Estos «japos» sabrán. Desde aquí mando mi humilde protesta por ello, aunque de poco va a servir.

Con ella he recorrido gran parte de España (Galicia, Asturias, Santander, País Vasco, Castilla y León, Cataluña, Aragón, con un papel preponderante de los Picos de Europa, Pirineos y otras zonas montañosas...), algo de Portugal (sobre todo la zona norte, Guimaraes, Arcos de Valdevez, Bragança, Valença do Miño, Viana do Castelo, Braga…) y muy poquito del resto de Europa, que es mi asignatura pendiente.

El lugar más lejano en el que he disfrutado de mi montura ha sido en los Alpes. Pero he de aclarar que hasta allí la moto fue subida en un remolque, debido a la falta de tiempo. Unos amigos y yo hicimos unos 2.000 km de un tirón en poco más de 20 horas con un todoterreno tirando de un remolque, parando solamente un ratito a dormir en el coche, hasta llegar a un pueblecito llamado Bellano, en la inmediaciones del precioso Lago di Como.

Esa zona es el paraíso de los moteros: carreteras sinuosas, buena comida (italiana), paisajes preciosos,… se lo recomiendo a todo el mundo. Ya sobre las dos ruedas bordeamos el Lago di Como, visitamos Suiza y, por supuesto, ascendimos al lugar de peregrinación obligatorio de todo motero, el Passo dello Stelvio con sus 2.758 metros de altura y sus innumerables «tornanti».

En lo tocante a concentraciones mi CBR y yo somos fijos en la invernal de Pingüinos. Desde que nos estrenáramos allá por el año 2004, no hemos fallado en estos años. Es una concentración en la que la aventura y el frío durante el viaje están asegurados. Sin ir más lejos, en el año 2009, el temporal de nieve que azotó a gran parte de la península nos obligó a demorar la hora de salida que teníamos prevista tras varias caídas de componentes del Motoclub Carbamoto, al que pertenezco. Una vez allí no falta la juerga, un muy buen ambiente y por supuesto, el licor café para aguantar las bajas temperaturas (únicamente viable en el modo bipedestación. Al pasar al modo biciclo es totalmente desaconsejable la ingesta de dicha pócima).

Con las pinturas de guerra también he rodado alguna que otra vez en circuito para sacarle a mi CBR todo el genio que lleva dentro. En el Circuit de Montmeló paramos el crono en un modesto 2:23. Rossi, ¡puedes estar tranquilo! Al circuito Vasco Sameiro de Braga he ido dos veces, y éste ya es un circuito más acorde con mi «becerrita», ya que es más corto y mucho más lento.

A la CBR, con hacerle estrictamente el mantenimiento marcado por la fábrica, es suficiente para que proporcione muchos buenos momentos.

La única vez que se ha averiado y me ha dejado tirado ha sido volviendo de la concentración invernal de Pingüinos de 2008, casi con el objetivo 100.000 cumplido, con un fortísimo temporal de nieve. La avería fue motivada por una mala recolocación del relé de la inyección para instalar una alarma, al cual le afectó la humedad y produjo un cortocircuito.

Por mencionar otra avería, en el año 2006, cuando estaba circulando con mi novia por  los Pirineos, se rompió el cable del embrague. Para desplazarme hasta un taller tuve que apañármelas cambiando sin embrague, arrancando la moto con la primera puesta y calándola al llegar a los semáforos y los stops o, con suerte, encontrando el punto muerto y apagándola para luego arrancar en lo que parecía un caballo, primera engranada, start y ¡a saltar! También le he cambiado el tensor de la cadena de la distribución por uno manual, ya que el ruido que hacía el original y yo no nos llevábamos demasiado bien. Espero seguir disfrutando con mi CBR muchos kilómetros más y este año volveremos a Pingüinos para no variar. Saludos al Motoclub Carbamoto y uves para todos los moteros.

A algunos les parecerá excesivo el intervalo entre cambios de aceite, ya que honda los espacia hasta los 12.000 km. Yo no he tenido ningún problema por ello y la moto no consume ni gota de aceite.

940        Revisión 1.000 km: cambio de aceite y filtro.

5.800     Revisión 6.000 km: cambio de aceite.

8.600     Tapas tornillo asa trasera (por robo).

8.950     Neumático trasero Bridgestone BT 020.

11.950   Revisión 12.000 km: cambio de aceite y filtro.

22.000   Neumático delantero Bridgestone BT 010.

24.230 Aceite, filtros, kit de transmisión, neumático trasero Bridgestone BT 020, tensor de cadena distribución.

28.700   Silenciador Akrapovic titanio

29.050   Tensor manual cadena distribución.

30.500   Espejo izquierdo (robado en Pingüinos 2004)

33.233   Alarma GT 607 3hr MO Revisión del tensor de la cadena distribución.

36.090 Aceite y filtro. Neumáticos Michelin Pilot Road S.

39.741   Bombilla delantera corta Philips

48.100 Aceite y filtros, bujías, líquido de frenos, cadena distribución.

51.500   Neumáticos Michelin Pilot Power y fibra para escape Akrapovic.

57.950 Kit de transmisión, pastillas traseras, aceite y filtro.

62.400   Neumático trasero Michelin Pilot Power.

66.500   Neumático delantero Michelin Pilot Power.

70.300 Aceite y filtros.

72.550   Neumático trasero Michelin Pilot Power.

79.000   Cable de embrague.

81.600   Bombillas, aceite, pastillas delanteras, aceite horquilla, puños, neumático delantero Michelin Pilot Power 2CT.

84.483   Neumático trasero Michelin Pilot Power 2CT.

89.750   Neumático delantero POWER 2CT (Sustitución defectuoso)

90.000 Aceite y filtro. Reajuste tensor

94.500 Neumático trasero Michelin Pilot Power 2CT.Kit de transmisión.

99.650 Aceite, filtro, refrigerante, líquido de frenos, ajuste válvulas.