Kawasaki Z 1000 SX

Prueba a fondo de la nueva Kawasaki Z 1000 SX. La marca verde ha unido lógica y poder en esta nueva Z 1000 SX, que tiene el carácter de una deportiva y la polivalencia de una turismo.

Sergio Romero. Fotos: Jaime de Diego

Kawasaki Z 1000 SX
Kawasaki Z 1000 SX

El de la recién estrenada Kawasaki Z 1000 SX no es un concepto nuevo, pero desde luego muy acertado. Nada más subirme a ella me acordé de las primeras Yamaha Fazer 1000, que sobre el motor de la R1 eran capaces de ofrecer unas altas prestaciones sin renunciar a nada, incluso monitoreé algún grupo rápido en el Circuito de Cheste. Kawasaki ha hecho lo propio pero partiendo de su streetfighter, la Z 1000. Ya tenía una buena base con ella, así que no era difícil darle unos retoques y convertirla en una acertada sport-turismo.

Teniendo en cuenta las tendencias que corren en el viejo continente, donde las naked y las motos polivalentes se están imponiendo a las deportivas, este concepto de moto puede tener cada vez más público. En él se aúnan las cualidades deportivas de la Z 1000, que tiene material moderno en frenos, suspensiones y chasis, con la comodidad y protección que ofrece una sport-turismo. Lo mejor para ver si esta moto puede tener un sitio en tu garaje es probarla en carretera, en ciudad y en autopista. Vamos a ello.

Me siento bien
Si por un casual tienes o has llevado una Z 1000 y pasas a la nueva SX, no notarás prácticamente el cambio en cuanto a posición de conducción se refiere. Las diferencias afectan principalmente a la carrocería. El cuerpo se acopla sobre la moto con una naturalidad sorprendente, todo está dónde te gustaría. Lo único que resulta curioso es que las puntas del manillar están más levantadas de lo habitual. Pero en una mañana será tu moto de toda la vida.

En general, aunque está bien diseñada, es sencilla, ya que no tiene «gadgets» especiales, y todo se maneja con normalidad. Así que no tienes que leerte las instrucciones antes de arrancar. Bueno, no es del todo cierto, hay aprender cómo se regula la cúpula. Ésta se puede colocar en tres posiciones, una baja en la que te protege el tronco hasta el cuello. Otra intermedia, donde ya cubre hasta la mitad del casco, y la más elevada, que envuelve prácticamente a todo el piloto. Para moverla hay un pulsador debajo de los relojes que libera los anclajes y permite subirla o bajarla con la otra mano, para lo que conviene estar parado.

Más sport...
... que turismo. Así se puede describir a la Z 1000 SX y es que el tetracilíndrico en línea de 1.043 cc, que hay en su interior, tiene un genio tremendo. También es cierto que cuando gira en los primeros miles de vueltas se comporta con nobleza y suavidad. No vibra nada y aunque el tacto del cambio de nuestra unidad de pruebas era un poco duro, esta mecánica ha destacado por suavidad de funcionamiento.

La entrega de potencia, como sucede en la mayoría de las deportivas, va «in crescendo». En bajos abres el acelerador con rapidez y el motor responde con fuerza pero más lentamente que tu mano, pero cuando la aguja supera las 8.000 rpm la relación entre el giro de tu muñeca y la entrega de potencia es directa. También el poderoso sonido de escape y admisión te da idea de que has llegado a la zona buena. En ese punto la aceleración es excelente y las sensaciones que transmite grandes.

Los 126 CV, que ha dado en nuestro banco, llegan de manera explosiva 1.000 rpm antes del corte de encendido, a 10.750. La cifra máxima se queda siete CV por debajo de la Z 1000, a priori con el mismo motor, así que puede ser cuestión del rodaje de esta unidad en particular.

Con suelo mojado hay que ser cuidadoso en las aperturas bruscas de gas a alto régimen, ya que es fácil hacer deslizar los Bridgestone BT-016, que tampoco ayudan con el agarre en mojado. Si tuviese el control de tracción de la ZX-10R se acercaría mucho a la moto perfecta, ya que es potente pero utilizable al mismo tiempo. Puedes ir a velocidades muy ilegales sin darte cuenta, acelerar como lo hace una deportiva (llegas a 200 km/h en alrededor de 10 segundos), y también puedes moverte con suavidad por las calles de tu ciudad.

Entre dos mundos
¿Quién no ha querido tener una moto cómoda pero que sea ágil y efectiva? Pues ésta es una de ellas. A pesar de ser muy similar a la Z 1000 naked, la SX tiene un comportamiento más equilibrado. Tal y como viene de serie va bien, sobre todo si llevas un ritmo tranquilo y no buscas sus límites en carreteras de montaña. Algo que en esta moto es una opción. Si ese es tu caso tendrás que darle unos pequeños retoques, ya que la suspensión viene tarada suave.

La horquilla se hunde bastante si frenas con fuerza, pero lo tienes fácil para mejorar mucho su comportamiento. Basta con abrir el asiento (cabe un antirrobo pequeño) y sacar el destornillador y una pequeña llave de doce caras, que se adapta perfectamente a las tuercas que regulan la precarga. Con ella puedes ajustarla con mucha facilidad, algo poco habitual. Si tu peso ronda los 70 kg, valdrá con cerrar cuatro vueltas la precarga de muelle delantero, media la extensión y una completa la compresión (sólo hay en una pata de la horquilla). En el amortiguador trasero el ajuste también es muy sencillo, dado que la llave de precarga encaja bien y te permite su regulación sin apenas esfuerzo. En este tren puedes subir un punto en ésta y cerrar media vuelta la extensión. Con estos cambios la moto es más fi rme y te da mayor confi anza en los apoyos.

Es sólida y fácil de llevar, aunque no sea realmente ligera, 227 kg en lleno (10 más que la Z 1000). En tramos rápidos, independientemente de cómo coloques la cúpula, se muestra aplomada y te deja llevar altos cruceros con el mínimo esfuerzo.

Los frenos tienen un equipo de primera, con todo radial, y aunque no son tan potentes como los de las motos europeas cumplen con buena nota su misión. También hay disponible una versión ABS, que puedes adquirir por 13.1999 euros (500 más que la básica). Para completarla en las diferentes facetas, Kawasaki ofrece maletas, baúl, bolsa sobredepósito, para los más viajeros, y también escape, tacos anticaída, para los más racing, además de otros interesantes accesorios. Con ella ya no tienes excusa, porque puedes viajar, ir al trabajo, apretar en puertos de montaña y por qué no, rodar en circuito. Poco más se le puede pedir a esta sport-turismo que Kawasaki acaba de presentar.