Kawasaki ZZR 1400

Kawasaki va por libre, y una buena muestra es que en un mundo cada vez más limitado en lo que se refiere a la circulación, nos presenta la renovación de su cohete tierra-tierra, la ZZR 1400, una moto que llama la atención por sus prestaciones, pero que te convencerá por otros motivos.

Pepe Burgaleta. Colabora: Sergio Romero. Fotos: Jaime de Diego

Kawasaki ZZR 1400
Kawasaki ZZR 1400

Para muchos, una moto como la Kawasaki ZZR 1400 no sólo es políticamente incorrecta, sencillamente no debería ser fabricada. Estamos hablando de un modelo capaz de alcanzar los 300 km/h hasta cuesta arriba, que se publicita por sus prestaciones, y que está en contra de toda la política actual de contención de la velocidad en las vías públicas, una moto que para un sector social sencillamente debería estar prohibida. Quizás el error sea que tenga esta imagen, porque motos con prestaciones semejantes puede que no haya muchas, pero sí unas cuantas, al menos en el mismo orden de magnitud, y la verdad es que la ZZR 1400 es mucho más que una máquina de alcanzar altas velocidades.

Kawasaki ha construido una moto semejante a la que ya tenía, una deportiva de altos vuelos especialmente indicada para viajar por autopista y por carreteras amplias, puliendo las aristas de aquélla y poniéndola al día en electrónica, no simplemente un avión cuya función es asustar al resto de los usuarios de la vía, adelantándolos 200 km/h más deprisa. Convertirse en una especie de misil que necesita toda la vía para cumplir su objetivo de unir muy deprisa dos puntos en una autovía.

Por algún motivo en los medios de comunicación, tanto especializados como más generalistas, se ha insistido en que la velocidad que alcanza la Kawasaki ZZR1400 es todavía mayor de la real, pero lo cierto es que lo que hace es raspar los 300 km/h. Y no es mayor, no porque no pueda, sino porque a Kawasaki no le ha dado la gana. Los japoneses llevan tiempo diciéndonos que se han autoimpuesto un tope en la velocidad máxima que es precisamente ése, y ninguna moto lo rebasa. No te creas nada que vaya más allá. Lo hemos comprobado tanto en pista como en banco. En el circuito el GPS baila entre 296 km/h y 298 km/h, y en el banco hemos medido un poco menos antes de que el encendido corte, algo que hace tanto en quinta como en sexta. Si te fijas en el desarrollo teórico es cierto que tiene más posibilidades; de hecho en sexta si tuviese caballos y la chispa siguiese saltando alcanzaría los 310 km/h, pero la electrónica no le deja. También es cierto que el mercado nutre de artilugios electrónicos para engañar a los de serie y eliminar todo tipo de recortes, no sólo los de la velocidad, también los de potencia en las primeras relaciones de cambio, pero ésa es otra historia.

Lo que sí podemos asegurar que ha sido todo un récord, es la cifra de potencia que la Kawasaki ha marcado en nuestro banco. Ha rozado los 200 CV declarados, para nosotros una verdadera sorpresa, supongo que para la marca verde simplemente la confirmación de sus intenciones. Y lo bueno es que sí, tienes casi 200 CV a tu disposición, pero también 150 CV, o 100 CV, los que quieras en cada ocasión, porque afortunadamente el acelerador tiene infinitas posiciones entre las de cerrado y completamente abierto. Con el trabajo que se ha realizado en el motor, no sólo el ligero aumento de cilindrada, sino también en la electrónica y en la mecánica, se han eliminado todas las fluctuaciones de par con cargas de gas parcial que tan poco gustaban a sus poseedores. Cierto es que si tienes una moto con el poderío que se le supone a la Kawasaki, lo que ni esperas ni aceptas es que a medio régimen tenga la menor de las dudas. Y eso ya es tiempo pasado.

Antes de que el Premio Nobel de Física nos liase a todos con la velocidad de la luz y todas sus relaciones, los simples mortales vivíamos tan tranquilos pensando en cifras mucho más modestas, y esto es lo que puedes hacer con la ZZR 1400. Si consideras, aunque sólo sea un momento que puede tratarse de una moto convencional, válida para hacer cualquier cosa, y que no necesitas en absoluto ir a velocidad sideral para disfrutarla, empezarás a considerar la «Kawa» mucho más seriamente. ¿Y para qué quiero entonces 200 CV y 300 km/h? Podrías plantearte. Pues cambia la pregunta por: ¿para qué quiero 163 Nm de par en una curva totalmente plana? Y para ésta seguro que encuentras un montón de respuestas. De cara al exterior, hasta puedes presumir de tener la moto más rápida y potente del mercado, pero te aseguro que vas a encontrar otros muchos valores sin tener que exprimir tanto.

La ZZR parece grande en un principio porque es larga, pero como es bastante baja se domina enseguida. La posición tiene que acabar por convencerte, lo que sólo ocurre después de muchos kilómetros. Si estás acostumbrado a una deportiva notarás el manillar alejado y ancho, los pies adelantados y el cuerpo algo recto, pero al cabo del tiempo, con una deportiva clásica tendrías el cuello pidiendo la hora y los brazos agarrotados, y en la ZZR me he hecho dos tandas de 700 km seguidas sin el menor problema ni durante, ni después de compartir horas con ella y la carretera. La pantalla me parece un poco baja, y cuando llueve o cuando vas muy deprisa tienes que aplastarte literalmente contra el depósito para protegerte, pero no vas muy cómodo. La verdad es que espacio tienes, porque el asiento es de una pieza y puedes echarte para delante y para atrás, y el depósito, aunque un poco alto al principio, deja que pegues bien los brazos. Si vas acompañado, tu pareja sólo se quejará lo justo, ya que tiene asas y un asiento espacioso, sólo los pies están demasiado altos. Como la ZZR está diseñada para viajar, Kawasaki te ofrece un gran baúl como accesorio, pero ten en cuenta que con este elemento y un pasajero, el peso del conjunto sube y se retrasa bastante, y el comportamiento cambia porque apoyas menos delante. La precarga del amortiguador se regula de manera lenta y pesada, así que si vas a estar cambiado de configuración con frecuencia, yo me iría pensando en un elemento con mayor facilidad de regulación. De serie las suspensiones están bastante conseguidas, la precarga con valores medios en los reguladores consigue una altura adecuada de la moto, y los hidráulicos son más firmes que antes, y permiten que en terreno llano la moto no se descomponga en los cambios de carga.

Tienes que tener en cuenta que estamos hablando de una moto que llena de gasolina pesa 266 kg en nuestra báscula, y esto significa que hay inercias. Si pasas por una bañera en autopista a alta velocidad, la moto se va a mover, y tienes que estar preparado para ello, pero lo hará sólo una vez y sin consecuencias. A alta velocidad es cierto que Kawasaki ha logrado un compromiso casi ideal entre comodidad y estabilidad. Puedes ir deprisa de verdad, y eso en esta moto te puedes imaginar lo que significa. Con absoluta confianza, pasa por los rizados y por los baches, sube y baja, surca con aplomo los cambios de rasante, y entra y traza las curvas como un tiralíneas. Además tienes la ventaja de tener en tu mano derecha el arma absoluta, un acelerador que te permite recuperar velocidad cuando y como quieras. Si no te sientes cómodo en un trazado concreto, no te preocupes, corta. Luego tendrás tiempo de recuperar cuanto quieras.

Lo importante, si no quieres pensar en la ZZR como una especie de AVE diseñado para transitar por autopistas, es que vayas más allá de lo que parece obvio, incluso de lo que el propio marketing oficial da a entender. La ZZR es una gran sport turismo, y en países como el nuestro donde que corra a 300 km/h es un detalle irrelevante, debe ser la llave de su éxito. Como ya hemos comentado, es una moto baja, lo que te da confianza desde un primer momento. Arrancas y la pantalla digital te ofrece todo un abanico de posibilidades. Puedes jugar con el menú de información de las dos primeras líneas fácilmente en un pulsador, o cambiar los parámetros de la curva de potencia y el control de tracción. Particularmente echo en falta un indicador digital de la velocidad, aunque sea una opción de las disponibles. Es más útil en un país plagado de radares que otras opciones de consumo disponibles. El velocímetro tradicional, en el lado izquierdo se lee con mayor lentitud y tienes que fijarte un rato para ajustarla velocidad.

El nuevo embrague con limitador de par funciona muy bien en marcha, pero en parado, cuando insertas la primera te aseguro que te das cuenta de ello, porque parece que se ha partido el cambio. Resulta curioso, porque en marcha es una verdadera delicia, preciso y rápido, puedes olvidarte del embrague subiendo marchas, pero en un semáforo, todos a tu alrededor sabrán que has decidido ponerte en marcha.

El peso lo notas básicamente cuando cambias de dirección. En este momento agradeces el manillar ancho porque tienes una buena palanca, y también que las suspensiones sean firmes y la moto no se aplaste en el cambio. En curvas tienes que anticiparte y trabajar con decisión, pero incluso, la moto acepta algunas sorpresas sin quejarse. Tienes la ventaja de que el motor siempre tiene recursos, incluso a bajo régimen, y que puedes jugar con el paracaídas que supone el control de tracción para ir por terrenos de adherencia dudosa o cambiante con seguridad.

El depósito y un consumo contenido te proporcionan una autonomía más que suficiente. En autopista a velocidades entre 160 km/h y 180 km/h gasta unos 7 litros y en carretera utilizando relaciones de cambio cortas un par de litros más. Eso sí, según aumenta la velocidad empieza a tragar, y puedes superar ampliamente los 10 litros si decides jugártela con la velocidad. En el display central hay un indicador de conducción «eco», que no se apaga hasta que superas los 190 km/h.

Un detalle que no se ha tenido muy en cuenta es la capacidad de carga, ya que no tienes espacio para guardar nada más que los papeles. En el asiento hay un par de ganchos retráctiles para sujetar el equipaje que pongas en el asiento del pasajero, pero ni guanteras ni un buen hueco. Teniendo en cuenta lo bien que va para hacer turismo de largo recorrido, hubiese sido una ayuda. En viajes por carretera agradeces que el motor no vibre nada, no ya a alto régimen, tampoco a bajo ni medio. Acelera todo lo que quieras, de hecho se publicita como la líder mundial en este aspecto, pero incluso desde abajo, recuperando en aperturas medias, nunca sientes que el motor se queje, siempre tendrás un empuje lineal y controlable.En nuestro país sólo se distribuye la versión con ABS, un estándar dentro de poco.

La frenada es potente, pero con buen tacto. Quizás tienes que apretar fuerte si quieres detener la moto rápidamente, pero esto te da confianza para apretar sin miedo porque sabes, incluso sin confiar en el antibloqueo, que la rueda no se va a parar de golpe. Ese tacto instantáneo de algunos frenos que te puede causar problemas a baja velocidad, no lo vas a encontrar aquí. Todos estos detalles: suspensiones, frenos, tacto de motor, confianza en el chasis, te permiten adentrarte con la ZZR en terrenos que pensarías que son para motos más pequeñas y ligeras, pero en los que también vas a disfrutar con ella, porque está muy lejos de ser un buque de espacios abiertos, aunque también es cierto que los baches y el terreno en mal estado no sean sus preferidos. La firmeza de las suspensiones y el peso juegan en su contra en estos terrenos.

Lo que en una persona se puede convertir en un grave problema, en la ZZR es toda una virtud, por la simple razón que se puede controlar a voluntad. Tienes una verdadera fuerza del universo a tu disposición, pero al mismo tiempo una moto suave y controlable. Los defectos de carácter que se achacaban a su predecesora han desaparecido, y te encuentras con todo lo bueno de antes, y encima aumentado, y sin los detalles que podían ser criticados. De hecho, hasta los retrovisores ofrecen una buena perspectiva, como si los tuvieses que utilizar y todo. La bestia está presente en todo momento, pero la puedes domar a voluntad, ir avanzando tanto como te consideres capaz en cada momento. Pensar que tienes que utilizar todo lo que ofrece sería el mayor de tus errores. Puedes probar, pero trata sus prestaciones como algo para ocasiones especiales, a no ser que tengas tu pista privada para disfrutar de ellas. La ZZR es ahora todavía más en todo, pero no te equivoques, también, y aunque puedas pensar lo contrario, en lógica.

Puede que no corra más de 300 km/h, pero si ésa es tu meta deberías cambiar como mínimo de país. La ZZR sigue teniendo exactamente el mismo concepto, el que estrenó la ZX-10, aquella «Tomcat» de tan grato recuerdo, el de una moto deportiva de prestaciones superiores a la de cualquier otra. Una moto capaz de permitirte ir rozando con la rodilla en el suelo en curvas, y al mismo tiempo de transportarte por la autopista a una velocidad que te puede llevar al calabozo sin tiempo para quitarte el mono, como ya le ocurrió en su día a alguno por aquí. La actual versión no es una moto nueva, pero ha cambiado lo suficiente para que su concepto se pula al máximo. No es la más deportiva, no es la más turística, pero no cede casi nada en ningún aspecto, y eso sí, no tiene rival cuando hablamos de las cifras.

Puede que su ficha asuste en un principio, pero no tienes más que convencerte de que es una moto como las demás para que tus remilgos desaparezcan. La versión 2012 te parecerá probablemente más atractiva, no tiene esos cuatro ojos del personaje de «Lilo y Stich», y ahora es más normal, pero sigue manteniendo su personalidad, y eso en todos sus aspectos. Es una verdadera referencia, tenlo en cuenta, pero no te dejes arrastrar por ello, si la eliges espero que ya tengas una cierta experiencia, y no sólo en las motos, también en la vida.

A favor:

- Prestaciones al máximo nivel.

- Comodidad de marcha.

- Estabilidad a cualquier velocidad.

En contra:

- Protección aerodinámica.

- Capacidad de carga.