- KTM RC 390. Precio y ficha técnica
Las deportivas de 400 cc tuvieron su apogeo a principios de la década de los 90. Se crearon principalmente para satisfacer las necesidades del mercado japonés y a nuestro país llegaron con cuentagotas. Fabricadas a imagen y semejanza de sus hermanas mayores, resultaban realmente atractivas. Por estos motivos y por su exotismo, fueron motos muy cotizadas y deseadas en nuestro territorio.
En la actualidad existen deportivas «pequeñas como la Honda CBR300R («dos y medio» en España), la Kawasaki Ninja 300 o la Yamaha YZF-R3 que está por llegar, pero no son comparables a aquellas «cuatrocientos» de acuerdo a su mayor simpleza y a su genética más ciudadana.
Sin embargo, KTM parece haber recuperado la receta empleada por los japoneses hace más de veinte años y, debidamente actualizada, ha puesto en escena la RC 390, una deportiva pura hecha a imagen y semejanza de su hermana mayor, la superbike 1190 RC8 R.
La «pequeña» RC de estas páginas posee un diseño espectacular, con un robusto chasis multitubular muy a la vista y decorado, como no, en naranja. Su carenado integral posee unas formas muy personales y angulosas, con una cúpula transparente que «acristala» todo el frontal, un grupo óptico bifaro y unas llamativas luces de LED de visión diurna ubicadas en un curioso pico diseñado a modo de «spoiler» de «efecto suelo». También llaman la atención los retrovisores, en cuyos brazos se han instalado los intermitentes. Y la parte trasera, aunque más sencilla, también incorpora una solución muy original, con un colín que aparenta ser monoplaza, pero es el diseño del asiento del pasajero el que crea este efecto ficticio.
Además, los proveedores de los componentes son de renombre, siendo WP el de las suspensiones, Brembo el de los frenos (con su segunda marca Bybre), Bosch el del ABS y Metzeler el de los neumáticos.
Perfecta para el A2
De acuerdo a su rendimiento y a sus características, la RC 390 encaja a la perfección con la legislación del carné A2. Solo pesa 165 kg con los cerca de 10 litros que caben en su depósito y su tamaño es contenido. Gracias a ello se maneja con mucha facilidad, tanto en parado, como en marcha, y la verdad es que es muy difícil que te llegue a poner en apuros, aunque su rendimiento y prestaciones sorprenden.
El monocilíndrico de 373 cc declara unos jugosos 44 CV (los mismos que ha rendido en nuestro banco de potencia) y funciona con corrección, con una caja de cambios rápida y precisa de accionamiento, y con un embrague muy suave, cuya maneta se presiona con muy poco esfuerzo. Quizás el sonido que emite por el escape es lo menos acertado, pero también es verdad que siendo este de tipo petaca bajo el motor, no se le puede pedir mucho más. Por otro lado, no ofrece demasiado por debajo de 5.000 rpm, pero a partir de ese régimen y hasta 9.000 rpm muestra un carácter alegre y ciertamente rabioso. Al principio puede parecer que el corte de encendido llega demasiado pronto, pero una vez que te habitúas y enlazas marchas con rapidez, esta RC sorprende por su aceleración, incluso cuando la carretera se pone cuesta arriba.
En subidas largas de autopista no desfallece con la sexta relación de cambio engranada y empuja sin problemas, y luego llaneando no le cuesta demasiado llegar a su máxima velocidad al cortar encendido a unas 10.000 rpm. Por estos motivos, durante la realización de esta prueba hemos llegado a pensar que podría admitir un desarrollo secundario un poco más largo, pero por otro, con 174 km/h de velocidad máxima verificada, creemos que es suficiente incluso para desplazarse con soltura por vías rápidas. Así se disfruta más en carreteras retorcidas, con una relación de cambio cerrada, que te permite trazar las curvas en segunda, tercera o cuarta dependiendo de su radio y mantener el motor alto de vueltas, disfrutando de una buena aceleración al salir de los virajes.
Ligera, rígida y espaciosa
La RC 390 se siente muy liviana, moviéndose de un lado a otro con mucha facilidad y en cualquier circunstancia. De hecho, el lanzamiento de su horquilla es aún más cerrado que en las Duke con las que comparte muchos componentes, por lo que su dirección es muy rápida de reacciones. Al mismo tiempo, el conjunto se siente rígido, y aunque las suspensiones apenas consienten regulaciones (solo precarga detrás), funcionan con dignidad y sus tarados son resistentes, permitiendo un buen paso por curva, uno de los puntos fuertes de esta austriaca.
Respecto al freno delantero, al principio puede parecer que el recorrido de la maneta es excesivo y de que no hay mucho mordiente, pero, aunque el tacto es mejorable, los resultados son óptimos y nos podemos beneficiar del ABS Bosch 9MB que monta de serie y que permite ser desconectado en caso deseado.
A pesar de ser una moto pequeña y estrecha, a sus mandos te permite una buena movilidad. Los semimanillares no están ubicados muy bajos, ni tampoco muy cerrados, y la distancia que hay desde la pipa de dirección hasta el asiento es considerable, por lo que los pilotos de cierta talla no se deben contorsionar en exceso a la hora de pilotarla. Por otro lado, el asiento no es especialmente mullido, pero una vez que te habitúas, tampoco es una cosa especialmente criticable, teniendo en cuenta que estamos hablando de una moto deportiva que debe transmitir sensaciones.
Con respecto a la protección, esta depende mucho de la postura que adoptemos. Aplanándonos sobre el depósito nos sentimos bien protegidos, pero si vamos más erguidos, nuestro casco no se libra del azote del viento, pues la altura de la cúpula no es excesiva.