Objetivo 100.000 km: Honda CB1000R

Comencé en esto de las motos con una Yamaha X-Max 125 y, para cuando me quise dar cuenta, ya le había hecho 100.000 km a la CB1000R. Entre medias tuve una T-Max y una Fazer 600.

José Luis Muñoz

Objetivo 100.000 km: Honda CB1000R
Objetivo 100.000 km: Honda CB1000R

Mi nombre es José Luis. Tengo casi 53 años. Me dedico a vender electrodomésticos y en los ratos libres a montar en moto. Sé que al leer mi carta os llamará la atención el poco tiempo que se requiere para hacer 100.000 km.

Os cuento la historia de estos últimos cinco años. En 2005 empezaron a llegarme multas de la O.R.A. por mal aparcamiento del coche en la puerta de la tienda donde trabajo. Así que tomé la decisión de comprarme un scooter de 125 cc que se podía llevar con el carné de coche. Problema solucionado. Para mí era «la caña», pues se trataba de mi primera moto. Hablo de un scooter Yamaha X-Max 125, al que le hice 20.000 km en un año. Con él me iba a todos los sitios, pero a veces notaba que no iba seguro y además era un poco lento. Así que empecé a mirar revistas y a aprender. Yo quería el mejor scooter, y la cosa vino rodada, nunca mejor dicho. Mi amigo Alberto me dio el teléfono de un señor que vendía su moto con 6.000 km por no usarla. Le llamé y, causalidades de la vida, le reconocí por teléfono, ya que era cliente mío. «Mañana me traes la moto a la tienda, la aparcas, te pago y te llevo a casa».

Al día siguiente apareció con un «peazo» de moto preciosa, una Yamaha T-Max 500 roja y negra. Había un pequeño problema, pues yo no tenía carné. La compré el 1 de octubre de 2006 y el 16 de noviembre me saqué el carné. Recuerdo que estaba lloviendo a mares, pero fue fácil quizás debido a las ganas que yo tenía. Le hice 60.000 km en menos de un año. He de decir que es y será por mucho tiempo el mejor scooter de 500 cc.                                         

Un día de junio de 2007, haciendo unas curvas por un pueblo de Guadalajara, me caí a 40 km/h. Unas obras habían dejado el asfalto lleno de gravilla. Se dobló la dirección y algo más. Debí haber denunciado al MOPU... En julio me compré una Yamaha Fazer 600 S-2, roja y negra, preciosa. En aquella época era la más vendida y se lo merecía. Le hice 97.000 km, hasta enero de 2009. Yo quería cambiarla por los kilómetros que tenía y volvió a suceder.

En febrero de 2009 adquirí la que ahora es mi moto, una CB1000R, no podía ser otra. Había ido a verla al concesionario, tras leer vuestros reportajes sobre ella y no me defraudó. Aquellos que me decían que «Honda es algo más», tenían razón, sin desmerecer a nadie. Empecé a buscar y para entonces las motos de más de 100 CV pagaban el máximo impuesto. Pero quien hizo la ley... Pues los concesionarios en previsión ya las tenían matriculadas con fecha anterior. Debido a la crisis las vi ofertadas a muy buen precio, y así conseguí mi CB1000R.

Una naked hecha para todo el mundo. Es pequeña (parece una 600), y rápida como buena R que es. Tiene una aceleración bestial, sin sobresaltos. Una frenada increíble. Desde el primer momento que te montas parece que no quieras bajarte de ella. Es como una droga, crea adicción. Mi jornada comienza a las seis o seis y media de la mañana. Me uniformo con la ropa según la época del año, mono o cordura, siempre bien equipado. Este asunto, que algunos se saltan a la torera, es muy importante. Alrededor de las siete tomo café en mi pueblo y luego elijo un sitio de mi comunidad (Madrid) adonde ir a almorzar (ésa es la excusa). Suelo hacer 80 ó 90 km para ir y otros tantos para volver, para estar a las 10 de vuelta en mi pueblo para currar.

Luego los fines de semana, sábado y domingo, toca «rulito» largo. Hago unos 500 km el sábado y otros tantos al día siguiente. Eso sí, siempre por la mañana, a la hora de comer en casa, que si no la jefa me da la «bulla».

El año pasado mi amigo Manolo me invitó a Cheste para ver el Gran Premio. Fueron tres días de cine, ¡qué pasada! Estuvimos «andurreando» por ahí, viendo los entrenos y luego las carreras. El ambiente impresiona. Volveré.

He de decir que salgo todos los días, bueno, casi todos, en invierno y en verano. A veces me encuentro infinidad de motos y otras muy pocas, sobre todo en invierno. Cualquier día es bueno para disfrutar del placer de montar en moto. A veces he salido lloviendo. Oír el sonido de las gotas caerte en el casco es suficiente para ser feliz. Espero llegar cuando sea menester a los 200.000 km con mi CB1000R y entonces volver a contarlo.

Como dice un forero, y yo estoy de acuerdo, montar en moto es una de las cosas que más placer te dan con la ropa puesta.

Solo queda despedirme, espero que publiquéis mi carta y si no la de cualquier otro adicto. Gracias, nos vemos en la carretera haciendo curvas.