Presentación de la Triumph Trophy 1200

La firma inglesa Triumph ha retornado al segmento de las GT por la puerta grande. Lo ha hecho con la Trophy 1200, una moto muy completa, confortable y de efectividad incuestionable.  

Víctor Gancedo. Fotos: S. Gadda/A. Barbanti

Presentación de la Triumph Trophy 1200
Presentación de la Triumph Trophy 1200

Estamos en Escocia, a unos 100 km al norte de la ciudad de Edimburgo. La enorme Bahía de St. Andrews queda a nuestra derecha y recorremos una carretera que discurre junto a uno de los más carismáticos, sino el que más, campos de golf del mundo. La firma Triumph ha querido impregnar la presentación de su nueva Trophy con un toque elegante y no hay duda de que lo ha conseguido. La nueva moto salida de las cadenas de montaje de Hinckley lo merece. Está claro que es el modelo más completo y distinguido de todos los fabricados por la marca inglesa. Y también se erige como una de las novedades más importantes de la temporada que viene. Además, su llegada es inminente. Se ha anunciado que comenzará a ser comercializada en octubre. Con respecto a su precio, la versión estándar va a costar 16.295 euros, por 17.795 la Special Edition, aún más equipada. Sin duda son cifras altas, pero está claro que Triumph ha hecho un esfuerzo muy grande a la hora de desarrollar esta nueva Gran Turismo y ha incorporado en ella toda su sabiduría.
Tecnológicamente incluye prácticamente todo lo que podemos encontrar en una moto moderna. Tanto que, antes de echar a andar con ella, es conveniente estudiar bien todas sus posibilidades. La versión básica incorpora frenada combinada «inteligente» con ABS, control de tracción desconectable, pantalla regulable electrónicamente con función de memoria, control de velocidad automático, regulación electrónica de la altura del faro delantero y una guantera en el lateral izquierdo con cierre automático y toma de 12V. También las maletas, con 62 litros de capacidad total, son parte del equipamiento de serie y se acompañan del sistema Triumph Dynamic Luggage, que permite cierto balanceo lateral de ambas para garantizar una elevada estabilidad a plena carga y a alta velocidad. Además, cuenta con un largo etcétera de elementos que podemos considerar como más habituales (caballete, asiento regulable, llave codificada...), y una larga lista de accesorios opcionales, entre los que destacan los puños y asientos calefactables.
Y si todavía te parece poco, puedes aspirar a más con la Special Edition. Ésta incluye un sofisticado sistema de regulación electrohidráulica de las suspensiones bautizado como TES. Permite elegir a golpe de botón entre tres modos (Confort, Normal y Sport) y también regularlos independientemente dependiendo de la carga. Además, incorpora un equipo de sonido con función Bluetooth acompañado de puerto USB compatible con MP3, iPod e iPhone. Y esto no es todo, pues también cuenta con sensores en las llantas que nos permiten verificar la presión de los neumáticos desde la instrumentación.

Recuerda que al principio estábamos en una carretera dejando atrás la pequeña localidad de St. Andrews y ahora el objetivo es hacer una ruta de más de 400 km por el norte de Escocia, con destino al Parque Nacional de Cairngorms. El día promete, y aunque parezca mentira, luce tímidamente el sol (septiembre es uno de los meses más lluviosos en la tierra del güisqui). Aunque antes hemos levantado considerablemente la pierna para posarnos sobre el asiento ubicado en su posición más alta (820 mm sobre el suelo), la primera sensación una vez a los mandos de la Trophy SE es la de confort. Los dos semimanillares se elevan considerablemente y se proyectan hacia atrás. Nos permiten controlar muy bien la dirección y, al mismo tiempo, consiguen que la parte superior de nuestro cuerpo se mantenga considerablemente erguida y las piernas poco flexionadas. El asiento del piloto cuenta con un mullido importante y la protección que recibimos, desde los pies, hasta la cabeza, es de matrícula de honor. Las extremidades inferiores cuentan con deflectores específicos y los retrovisores también se han diseñado con el objetivo de desviar el aire de nuestras manos.
Por otro lado, el ronco sonido que proviene de la admisión es perceptible, pero nunca llega a ser molesto, y las vibraciones tampoco llegan a perturbarnos en ningún momento, incluso tras una larga jornada recorriendo distintos tipos de carreteras a ritmos diversos. La Trophy no incita a parar demasiadas veces y con su depósito de 26 litros es fácil recorrer más de 400 km. Es una GT muy genuina. En ella también se ha cuidado mucho el área destinada al pasajero y detrás es igualmente confortable. Las asas laterales son muy amplias y ergonómicas, y los pies se apoyan sobre unos robustos estribos, similares a los delanteros, con recubrimiento generoso de goma.
Esta Triumph se conduce con facilidad y soltura independientemente de la velocidad. Son más de 300 kg con el depósito lleno, pero no resulta difícil mantener el equilibrio con ella a baja velocidad y su dirección gira sin apenas esfuerzo. Moverla en parado ya es otra cosa, y aquí sí que hay que tirar  de pericia y procurar aparcar siempre con el camino despejado hacia delante para maniobrar con la ayuda del motor.  

La parte ciclo gira en torno a un robusto e inédito chasis de doble viga de aluminio y las suspensiones de WP, incluso reguladas en el modo «Confort», cuentan con unos tarados resistentes y un funcionamiento muy correcto. Por estos motivos, podemos mantener ritmos tranquilos de forma placentera o cambiar el «chip» y realizar una conducción más agresiva y deportiva para disfrutar de todo el potencial de esta moto. El control de tracción es una garantía y limita el par en caso necesario. También suaviza el posible despegue en cambios de rasante pronunciados. En Escocia, éstos abundan en algunas carreteras y con el control de tracción los puedes afrontar con cierta rapidez y con una gran sensación de seguridad. Por otro lado, teniendo en cuenta su peso, los cambios de dirección rápidos no son un problema y no hay que hacer apenas esfuerzo para mantener las trayectorias. La altura libre es generosa y los estribos se mantienen siempre alejados del asfalto.
Otro aspecto destacable es el aplomo a alta velocidad. En vías rápidas y con buen asfalto sí conviene apretar la suspensiones hasta el modo «Normal» e incluso el «Sport». La verdad es que la Trophy tiene una forma de rodar majestuosa y los técnicos de Triumph nos han anunciado que incluso a tope de carga la moto no se descompone y mantiene siempre esa calidad en su rodadura. La configuración del sistema de bieletas del amortiguador trasero también contribuye a que la moto circule muy plana, incluso cuando la sometemos a fuertes cargas en aceleración.
La frenada también es contundente. Con la maneta solo actúas en el tren delantero y con el pie mandas presión a los dos ejes. Además, en su recorrido incluye unas válvulas que detectan anomalías y nos ayudan en el reparto. 

El tricilíndrico en línea de 1.215 cc no es especialmente potente a alto régimen, pero destaca por una entrega muy constante desde apenas superadas las 2.000 rpm. Incluso en su sexta relación de cambio, con un desarrollo final muy largo, responde sin altibajos desde apenas los 40 km/h. Por otro lado, el accionamiento del cambio es muy correcto y las reacciones del cardán son poco perceptibles, incluso en reducciones efectuadas con cierta agresividad. Triumph declara una velocidad máxima próxima a los 220 km/h y una potencia de 134 CV a 8.900 rpm.
Está bien claro que Triumph ha creado un conjunto muy completo, equilibrado y robusto, en el que es muy difícil encontrar aspectos criticables. Su tacto general transmite mucha calidad, y tanto los ajustes, como los acabados, están realmente logrados. En su punto de mira no hay duda de que se encuentra la BMW R 1200 RT, aunque sus aspiraciones pueden ser incluso mayores y pueden llegar a abarcar hasta la Kawasaki 1400 GTR.