Que la Street Triple ha sido un éxito para Triumph no es nada nuevo, de hecho la marca ha vendido 50.000 unidades en sus cinco años de vida. También ha demostrado que sus prestaciones están al más alto nivel de la categoría, obteniendo siempre unas excelentes puntuaciones en nuestras comparativas. Aun así en Hinckley han actualizado su naked media, para que sea más atractiva a la vista, eficiente y segura. Hemos tenido la ocasión de probar la nueva Triumph Street Triple R, pero también se ha desvelado junto a ella la versión básica. Las diferencias entre estas dos versiones se encuentran en que la básica tiene suspensiones con menor recorrido y únicamente regulación de precarga en el tren trasero, pinzas de freno de dos pistones, leves cambios en la geometría, el asiento es más bajo, no tiene aleta trasera de serie y el motor rinde 95 CV, de modo que se puede limitar para el A2. Su precio es de 7.595 € y 7.995 € con ABS. La primera toma de contacto ha sido con la Street Triple R sin ABS, las que equipan el nuevo sistema antibloqueo llegarán en diciembre. Así que vamos con ella, que nos esperan unas interesantes y variadas carreteras en la sierra almeriense.
Lo primero que salta a la vista cuando la comparas con la anterior es la esbeltez de la zaga, que ahora ya no tiene la doble salida de escape por arriba. En su lugar hay un escape con salida corta por el lateral derecho, que puede parecerse a alguno de la competencia pero lo cierto es que ahorra nada más y nada menos que 3,6 kg. Y es que, como veremos, el ahorro de peso ha sido uno de los puntos clave de la evolución de este modelo. Las líneas son más afiladas y el subchasis también es nuevo, así que es en esa zona donde las diferencias son mayores. El cuadro de mandos cambia sus esferas y además incorpora un práctico indicador de nivel de combustible.
El siguiente cambio que notas cuando montas en la nueva «R» viene de su interior, de lo más profundo del tricilíndrico en línea. Es cierto que no se ha modificado y que mantiene los 106 CV declarados en esta versión (95 en la básica), pero se ha cambiado el cuerpo de inyectores y la caja del filtro. El resultado es que ahora, cuando sube de vueltas, tiene un sonido de admisión mucho más profundo, que hace más excitante su conducción. Pero lo mejor es que se ha conseguido un ahorro de combustible de un 30 por cien en ciudad y de un 12 por cien a 90 km/h. Las características a las que nos tiene acostumbrados el tricilíndrico inglés se mantienen y es una delicia por suavidad de funcionamiento y entrega constante de par. También se ha alargado la primera relación del cambio, con lo que mejora el tacto a baja velocidad en ciudad y facilita la operación de subir a segunda. Como accesorio hay un nuevo cambio semiautomático «inteligente», que toma diferentes parámetros en cuenta y varía el tiempo de corte entre 30 y 120 milisegundos. En general se muestra adecuado para cambiar a cualquier régimen, si bien sigue siendo más preciso al utilizarlo con el motor alto de régimen.
La parte ciclo, aunque no lo parezca por fuera, también ha recibido cambios importantes. Algunos de ellos han hecho que el peso total se reduzca en seis kg y eso que ya era una moto ligera. Lo interesante es, además de cuánto peso se ha aligerado, dónde se ha hecho. La parte trasera, ahora sin los escapes y con el nuevo subchasis, tiene que soportar 4,4 kg menos, y eso hace que haya una mejor centralización de masas y más reparto de éstas sobre el tren delantero. Otro detalle es que la masa no suspendida se ha reducido en gran medida, 1 kg en la llanta trasera y la pinza, y 600 gr en el basculante. De este modo se mejora el trabajo del amortiguador. Pero ahí no acaba la cosa y es que el chasis es también nuevo. Para aumentar el radio de giro del manillar (un 10 por cien) han tenido que hacerlo totalmente nuevo, pero el esfuerzo ha merecido la pena, dado que ese era un de los puntos mejorables del excelente conjunto anterior. Ahora, la Street Triple, además de dar la vuelta en un menor espacio, es más precisa en tramos rápidos y le transmite un poco más de seguridad al piloto. También ha ganado algo de agilidad y en tramos de curvas es sin duda una máquina de diversión total. Tiene ese carácter deportivo de las Triumph, que te permite ir muy rápido, y al mismo tiempo es fácil de llevar. Hablando precisamente de ese toque de las motos inglesas con Felipe López Córdoba, el probador de la marca, nos contó cosas interesantes. Según sus palabras, no es que traten de darle un carácter marcadamente deportivo, es que las curvas de progresividad de los hidráulicos con las que trabajan tienden a ser más constantes que las de su competencia. Esto quiere decir que tienen una gran retención al principio (en baja velocidad) y luego ésta no aumenta mucho (en alta velocidad), de modo que se notan firmes en frenadas o aceleraciones, pero luego no son tan secas en los baches. Por eso hay modelos que tienen que utilizar suspensiones más blandas para ofrecer confort de marcha. El caso es que la Street Triple sigue siendo excelente en conducción deportiva y muy buena en el resto de las conducciones, tan solo el amortiguador trasero es algo seco en fuertes baches, pero lo es menos que cualquier supersport del mercado, por poner un ejemplo.
Los frenos son tan potentes como siempre, pero nos hemos quedado con las ganas de probar el nuevo ABS Nissin, que ha sido reajustado para esta versión. Su introducción es una buena noticia y es que estos sistemas funcionan cada vez mejor y en condiciones de poca adherencia son una ayuda excelente. En este caso montarlo supone solo un incremento de precio de 400 euros, de modo que resulta una opción a tener muy en cuenta. Como es habitual hay una extensa gama de accesorios pensada para ella. La conclusión es que la rediseñada Triumph Street Triple R, te puede gustar más o menos, pero ha mejorado su excelente comportamiento y seguirá siendo una de las referencias de su categoría.