Yamaha Fazer8. Prueba

¿Qué es lo mejor que le podía pasar a la Yamaha FZ8? ¡Que le montaran un semicarenado! Si ya disponía de él la anterior y primera FZ8, no tenía sentido que la última actualización solo estuviera en las tiendas en «modo naked». Aquí la tienes, mejorada como merece.

Luis Lopez: Jaime de Diego

Yamaha Fazer8. Prueba
Yamaha Fazer8. Prueba

A falta de lo que nos pueda deparar otra muy reciente novedad importante de la firma de los diapasones, la tricilíndrica MT-09 de la que tienes cumplida información en las páginas de este mismo número, nos quedamos con la juguetona, divertida y completísima Fazer8. Toda una polivalente con alma deportiva y espíritu servicial en la que se han afinado los detalles necesarios para acercarse a un nivel difícil de comparar con la competencia. El hecho de que su motor posea 779 cc y que su afilada figura se encuentre aderezada con un semicarenado, la convierte prácticamente en una moto exclusiva, diferente, atrevida y yo diría que hasta rabiosamente interesante, por más de una razón. Ten en cuenta que la desaparición de la otrora exitosa saga FZ6 con motor heredado de las YZF-R6, no ha sido suplida, al menos de forma directa, por la actual XJ6; la primera se acercaba a los 100 CV y la segunda, menos pretenciosa en este aspecto, se sigue conformando hoy día con unos modestos «setenta y pico» caballos declarados. En realidad y en nuestro banco menos de 70 CV; eso sí, es firme candidata a ser limitada para el carné A1… En realidad, no es el único aliciente de una naked, a mi modo de ver, extraordinaria.
Con la llegada de la renovada Fazer8, Yamaha cierra el círculo de sus motos intermedias, listas y perfectamente preparadas para interceder entre los escalones más bajos en cuanto a cilindrada y pretensiones, además de la lanzadera que supone subir hasta la FZ1, la mismísima YZF-R1 o la «caliente» FJR1300. Parece como si Yamaha quisiera recuperar el tiempo perdido desde la retirada del mercado de aquellas Fazer «casi cien» con una moto, «nuestra» Fazer8, en la que te puedes «plantar» perfectamente. Una vez la pruebas, es muy probable que no pienses en nada más «gordo», más potente, más pesado, más caro. Más…

He de reconocer que la primera FZ8 me supo a poco. Esperaba algo así como una FZ1 de reducidas dimensiones, o dicho con otras palabras, una digna heredera de la YZF-R1 2007 desprovista de carenado y, por supuesto también, de un buen cerro de caballos. Y en cierto modo lo era, pero quedaba una asignatura pendiente relacionada con la parte ciclo, porque las suspensiones no se acercaban, ni por asomo, a las prestaciones de un chasis en aluminio excepcional y de unos frenos sensacionales. Entonces, ¿por qué esas suspensiones tan sencillas?
Como se suele decir, todo tiene solución y en Yamaha se pusieron manos a la obra para afinar el producto. Desde luego lo han logrado, o al menos en parte, porque con los reglajes de serie esta Fazer8 sigue mostrándose algo «bailona» y con clara tendencia a multiplicar los rebotes procedentes del tren delantero, o de un amortiguador que no sujeta excesivamente en extensión en rápidos cambios de dirección, por poner un ejemplo. Por supuesto, todo ello en busca de una conducción deportiva a la que invita con que solo lo tengas en mente. La herencia de su motor así nos lo confirma. En cualquier caso, debemos tener en cuenta que esta Yamaha ha sabido conectar mucho mejor con el cliente que busca una moto de media o alta cilndrada «redonda», bien acabada en la práctica totalidad de los aspectos que deben exigírsele a un modelo de hoy. De acuerdo, es asequible y ciertamente barata en algún que otro detalle, pero puedo asegurarte que la mejora ha merecido la pena, tanto que he llegado a reconciliarme con la marca y recordar, ¡qué tiempos!, aquellos años en los que disfrutaba de mi FZR1000 «Exup» por las carreteras no tan atestadas de radares y persecuciones en helicóptero… aunque sí sufrí una en la que el operador de la cámara de la DGT se quedó con las ganas de pillarme en un «renuncio». Y un servidor, mientras, rodando el motor.

Mucho han cambiado las cosas desde entonces. Ahora tengo más años, una hipoteca, más dolores de espalda y menos pelo, pero también más experiencia que me da a entender el cariño con el que Yamaha ha evolucionado una moto que conserva el espíritu de la serie FZ. Aquella primera «siete y medio» de cilindros inclinados deja ver su secuela en esta Fazer8, donde sigue las pautas de «motor tumbado» para facilitar la admisión. Con todo ello, el tetracilíndrico en línea se muestra dulce, muy neutro de reacciones en transmisión. Lo cierto es que las aperturas y cierres de gas son tan limpias que parece que llevaras un sistema de correa dentada en vez de transmisión estándar por cadena. Sin embargo, el embrague no acompaña y si bien el cambio resulta toda una delicia a pesar de mostrar un recorrido pelín largo, en la maneta izquierda no hay suficiente «espacio» útil como para hablar de un embrague progresivo. Necesitas un buen tacto en salidas desde parado y aunque se trata de un detalle que podría mejorarse, tampoco es menos cierto que te acostumbras a poco que ruedas con esta Fazer8 cubriendo trayectos urbanos. La dirección sí acompaña con un giro suficiente y las suspensiones, que antes tildaba de ciertamente blanditas y algo «rebotonas» en conducción de ataque, no muestran una mínima imperfección en este ambiente más sosegado… a priori, que la hostilidad viene del resto de maleducados. ¡Qué te voy a contar que tú no sepas!
El motor, derivado del que utilizaba la mismísima YZF-R1 hace poco más de un lustro, reacciona tan bien como esperas y subes marchas casi sin embrague circulando a medio régimen. Todo es suavidad y finura y piensas que la inmediatez es uno de sus puntos fuertes. Pero en cierto modo esta idea acaba desvaneciéndose cuando abres gas en carretera abierta y con espacio por delante. El motor de esta Yamaha sigue siendo, como antes, algo remolón en respuesta siempre que ruedes por debajo de unas 6.000 rpm indicadas. Es a partir de esta sección del cuentavueltas cuando viene lo bueno, lo que buscas cuando estiras marchas entre curvas: potencia útil de verdad, no mero desplazamiento entre dos puntos.
Es una FZ
Es intrínseco a sus genes, así es una FZ. Tiene la especial habilidad de moverte de un lado a otro con plenas garantías de seguridad y confort. Lo primero porque siempre notas que tienes todo bajo control, con una estabilidad total tanto en largos curvones como en ángulos más cerrados, ya sea en zonas de mayor agilidad o tan rápidas como avergüenza reconocerse hoy día, y lo segundo porque la posición a los mandos es de las más cómodas, lógicas y racionales que he encontrado en los últimos tiempos. En realidad, me recuerda a una FZ750 que también tuve, aunque disponía de un manillar de dos piezas y no de una como en esta Fazer. Sin embargo era capaz de llevarte durante kilómetros sin pensar en parar porque te dolieran las piernas, el trasero o la espalda. Esta Yamaha es una FZ para todo, tanto en lo deportivo como en la vertiente más turística y lo deja bien claro con una ergonomía prácticamente perfecta para un uso intensivo y polivalente.
Supongo que en una moto así es lo mejor que se puede decir. La Fazer8 consigue aunar el espíritu de una deportiva de casta con la habitabilidad de una GT… o casi. No nos debería extrañar el encontrarnos con motos así, pertrechas con bolsas sobredepósito, maletas o alforjas recorriendo parajes lejanos por carreteras de todo tipo. Tampoco ver a más de un usuario con el mono de cuero aprovechándose de la «mala leche» del tetracilíndrico en la zona alta del cuentavueltas, con unos frenos que solo requieren el dedo índice para conseguir mordiente y un robusto chasis de aluminio dispuesto a cambiar de dirección aprovechándose del manillar alto y de unas suspensiones agradables, siempre que no lleves todo el conjunto cerca del límite. Si así fuera, no tienes más que precargar un poco el amortiguador y actuar sobre el hidráulico de la horquilla lo que, junto a una conducción afinada y predecible, nos dará un larguísimo recorrido de satisfacciones en moto… ¡que falta nos hace!