Yamaha XV950. Prueba

En Yamaha no se han andado con rodeos. Tomando el motor de su XVS950 Midnight Star, han creado un modelo que se asemeja mucho a la Sportster Iron 883 de Harley-Davidson. El objetivo de la nueva XV950 es el de restar clientes al modelo más accesible y popular de la marca de Milwaukee

Texto: Víctor Gancedo. Fotos: Jaime de Diego

Yamaha XV950. Prueba
Yamaha XV950. Prueba

Ya lo habíamos pensado al ver las primeras fotos en primavera y al haberla probado después en la presentación organizada por Yamaha en Estados Unidos durante el verano. Pero ahora que hemos podido disponer de una unidad de pruebas en nuestro garaje, todavía nos ha quedado más claro. La nueva XV950 («Bolt» para el mercado norteamericano) ha nacido con el objetivo de competir muy directamente con la Sportster Iron 883, el modelo más económico dentro de la extensa gama de Harley-Davidson y uno de los más solicitados, sino el que más. Para ello, en Yamaha han desarrollado muchos componentes que se asemejan en gran medida a los que equipa la «pequeña» de las Sportster. De todos modos, los hombres de Yamaha América han comentado que la fuente de inspiración de la «Bolt» no está en la Sportster, sino en la XS650 que la marca de los tres diapasones comercializaba a finales de los años 70 y principios de los 80...

La nueva XV950 se propulsa por el motor de la XVS950 Midnight Star, pero estéticamente es mucho más fresca, pensando en captar la atención de un público más joven. Pequeño faro redondo en su frontal, manillar estrecho, depósito de tipo «cacahuete», aletas «recortadas», asiento muy bajo y un motor V2 «de aire» muy a la vista, dan forma a un conjunto muy minimalista de clara tendencia «Bobber». Las aletas realizadas en metal, un material que las marcas japonesas utilizan poco en estos elementos, también son una señal de las intenciones de Yamaha. Sin embargo, no todo es clasicismo en la XV950, pues cuenta con una instrumentación digital y un grupo óptico trasero formado por LED, aunque camuflados, eso sí, bajo unas formas redondeadas que les otorgan un aspecto muy tradicional. También los discos de freno lobulados delatan que nos encontramos ante una moto moderna.

Otro aspecto que llama la atención es que los cromados han sido «prohibidos» en gran medida y salvo pequeños detalles, la mayoría de los componentes están decorados en negro, al igual que los elementos de la carrocería de la unidad utilizada en esta prueba. Así, la XV950 posee una apariencia rebelde, algo que habitualmente concuerda con la mentalidad de muchos jóvenes. Y al mismo tiempo, como todas las Midnight Star, cuenta con acabados de calidad y el aspecto del conjunto es elegante. El bicilíndrico de 942 cc con refrigeración por aire lo toma directamente del utilizado por su hermana XVS950, pero ha recibido modificaciones en la gestión de la inyección, en la caja del filtro de aire, en el embrague, que posee un nuevo elemento de goma para suavizar sus reacciones, y se acompaña de un nuevo sistema de escape de tipo «2 en 1». Sin embargo, mantiene los desarrollos inalterados de sus cinco relaciones de cambio y la transmisión secundaria por correa dentada, un elemento también «suavizante» y que necesita un mantenimiento muy reducido.

Por lo que hemos podido apreciar, no hay muchas diferencias entre los dos modelos de Yamaha de acuerdo a las curvas descritas por ambos en nuestro banco de potencia, aunque sí es verdad que hay menos pérdidas por arrastre en la «Bolt», probablemente debidas a una llanta trasera más ligera. También es cierto que la potencia máxima la entrega a un régimen más bajo (en torno a 500 rpm menos) y que su funcionamiento es un poco más regular a menor régimen. Luego conviene señalar, aunque esto no es determinante en este tipo de motos, que las prestaciones han mejorado de forma ostensible en aceleración y recuperación. Probablemente es debido a los cerca de 30 kg de menos que pesa la nueva «Bolt» con respecto a la Midnight Star y también a las menores pérdidas existentes entre el motor y el neumático trasero.

Como es habitual en las motos japonesas, basta un leve toque al botón de arranque para que el motor comience a girar sin el más mínimo titubeo. Con 83 mm de carrera en sus pistones, un solo giro al puño del acelerador ya nos advierte de su carácter «percherón», que no pretende subir mucho más allá de las 5.500 rpm, régimen al que Yamaha declara 52 CV de potencia máxima (51 CV en nuestro banco). Funciona de forma suave y su rumorosidad mecánica es muy baja. Eso sí, se ancla al chasis de forma directa y esto hace que percibamos su palpitar en el asiento y en el manillar. Está claro que Yamaha ha preferido que su funcionamiento muestre cierta rudeza. El accionamiento del embrague es suave y la primera relación de cambio se engrana sin problemas y sin demasiada sonoridad. Sin embargo, al presionar sobre la maneta izquierda nos percatamos de que este elemento, al igual que el del lado derecho del manillar, es más robusto de lo habitual en Yamaha, algo que sin duda tiene que ver también con la Sportster. Del mismo modo, los puños de goma, lisos y de generoso diámetro, nos recuerdan al modelo de Milwaukee. Está claro que nada es producto de la casualidad en esta XV950. Incluso el tacto inicial del motor y su forma de responder a bajo régimen nos traen a la mente a la 883.
Por otro lado, el asiento bajo y muy próximo al cilindro trasero, ligeramente desplazado hacia la izquierda, hace que enseguida nos empapemos del funcionamiento del motor. Aunque sin llegar a molestarnos, llama la atención lo cerca que se encuentran nuestras partes nobles de la culata posterior. Yamaha la ha cubierto con una tapa de material plástico y gracias a ella ha conseguido el aislamiento necesario para que el uso de la XV950 no sea tortuoso. Por otro lado, en un principio también parece que la caja del filtro del aire puede llegar a incomodar a nuestra rodilla derecha, pero durante la conducción las piernas tienden a abrirse ligeramente y no sentimos molestias. Se vuelve a confirmar que no se han «dado puntadas sin hilo».

De este modo, la conducción de esta Yamaha es sencilla desde el primer momento, con el asiento muy bajo (solo a 690 mm del suelo), los brazos ligeramente estirados y nuestros pies bien ubicados sobre unos estribos que no se adelantan en exceso, como sí ocurre en otras custom. Poner los dos pies en el suelo al detenernos no supone ningún problema y manejarse a baja velocidad no implica complicaciones. Eso sí, conviene contar con la ayuda del motor, pues el peso de esta moto supera los 250 kg con el depósito lleno y se perciben cuando la movemos sin arrancar su V2.
También es verdad que la dirección no se siente especialmente ligera a la hora de girarla a baja velocidad, y que el manillar adelantado y estrecho tampoco contribuye en exceso a facilitar esta tarea, pero una vez acostumbrados a esta particularidad, todo discurre con suficiente normalidad. 

Sin dejar de ser una custom, la XV950 posee un comportamiento moderno y un dinamismo acorde con la época que estamos viviendo. De todos modos, lo que te pide esta Yamaha es una conducción ciertamente sosegada y tranquila. Para circular más rápido y/o con prisas ya existen otro tipo de motos. La horquilla posee un funcionamiento muy correcto gracias a un recorrido normal (120 mm) y a un tarado suficientemente resistente al hundimiento. También hay que señalar que el único disco de freno delantero no le exige en exceso y a la hora de detener la moto conviene apoyarse debidamente en el freno trasero, característica habitual de la mayoría de las custom, que al ser motos largas suelen cargar más peso sobre el eje trasero.

Por otro lado, la suspensión posterior se muestra firme y funciona con corrección siempre que circulemos sobre asfaltos en buenas condiciones. De lo contrario, con solo 70 mm de recorrido, es fácil que percibamos algunas reacciones un tanto secas al abusar de carreteras con firmes irregulares o al superar algunos baches habituales en nuestras ciudades.
En cuanto al comportamiento, al igual que ocurre en maniobras a baja velocidad, la XV950 no se muestra especialmente rápida en los cambios de dirección entre virajes. Sin embargo, una vez inclinada, demuestra un buen paso por curva y su capacidad de inclinación es aceptable para tratarse de una moto tan baja y con una distancia entre ejes considerable (1.590 mm verificados).

Con esta «Bolt», Yamaha ha realizado un buen trabajo. Ha desarrollado una moto que, aunque no lo es, desprende un palpable «sabor» americano, y además llega con un precio que es ligeramente inferior al de su más directa competidora. Así, para hacernos con sus servicios, deberemos desembolsar 8.699 euros, y sumarle 600 euros más si queremos que nuestra «Bolt» incluya sistema ABS.
Otro aspecto que conviene destacar y que es muy importante en este tipo de motos, es la gran capacidad de personalización que posee. Para ello, Yamaha se ha adelantado a otros fabricantes y ha preparado una larga lista de accesorios específicos para su X950 «Bolt».  

El segmento de las custom de media cilindrada está en auge en algunos mercados. Yamaha no ha querido quedarse fuera del reparto y ha puesto en escena un modelo de incuestionable atractivo con la idea de competir muy directamente con la superventas de la categoría, la Harley-Davidson Sportster Iron 883. La nueva XV950 «Bolt» se asemeja en muchos apartados a la representante norteamericana, pero además cuenta con una estampa muy elegante, buenos acabados y un funcionamiento logrado en líneas generales, además de un buen comportamiento de acuerdo a lo que podemos esperar de una moto de este tipo. En Yamaha han trabajado de forma acertada, pensando en llamar la atención de una clientela joven que no se identifica demasiado con la XVS950 Midnight Star. Hasta ahora las custom japonesas destacaban por ser quizá excesivamente suaves, y con la nueva XV950 los de Yamaha se han saltado esta norma. La «Bolt» muestra una rudeza inusual, sin por ello dejar de ser agradable al uso.