Honda CR750 1970

Cuando Honda creó la CB 750 Four no se había planteado ofrecer al público una moto de carreras, pero no tuvo más remedio que sacarla de su contexto y lanzarla a la arena junto con las otras fieras.

Pepe Burgaleta. Fotos: Katrin Sdun

Honda CR750 1970
Honda CR750 1970

A finales de los años sesenta el mundo de la moto cambió, y no sólo lo hizo porque Honda lanzó la CB 750 Four, sino porque las motos de gran cilindrada, que por entonces se encontraban entre los 650 cc y los 750 cc, habían llegado a tal nivel de competitividad que se crearon carreras específicas para ellas. América era la meta de los fabricantes de estas motos, y allí fue donde tuvieron que ponerse a correr.
Puede que recuerdes las japonesas de la época porque realmente fueron motos muy distinguidas, las dos tiempos de tres cilindros de Suzuki y Kawasaki o esta Honda 750 de cuatro tiempos, pero enfrente tenían a las motos británicas más evolucionadas de la historia lideradas por las tricilíndricas en línea que habían desarrollado en paralelo BSA y Triumph.

Hay algunos momentos a los que un aficionado a las carreras no dudaría en regresar si le diesen la oportunidad, y uno de ellos seguro que es la playa de Daytona en Florida a finales de los sesenta y principios de los setenta, y no pienses mal, hablamos sólo de motos. En la edición de 1970, una vez que había cambiado un reglamento diseñado para que Harley-Davidson ganase una y otra vez, Honda se presentó con cuatro CB 750 Four para la carrera más famosa del mayor mercado del mundo.

En realidad Honda no había planteado esta moto como un modelo para correr, pero Bob Hansen, uno de los hombres importantes de Honda en EEUU insistió en que era mejor que la marca trajese motos oficiales con posibilidades de ganar, porque en caso contrario otros las harían correr y no tendrían ninguna oportunidad frente a las británicas de fábrica. Era el mismo que ha tres años antes le había aconsejado a Soichiro Honda que se dejase de desarrollar bicilíndricas e hiciese una tetracilíndrica para el mercado americano.

En Japón le hicieron caso y construyeron de verdad una moto oficial, la CR 750, similar por fuera, completamente diferente por dentro.

Se construyeron cuatro motos siguiendo las enseñanzas de los prototipos que se habían creado para Resistencia y que ya habían ganado el Bol d’Or, y tres de ellas se destinaron a tres pilotos británicos. Había una cuarta y alguna mente pensante decidió que no sería una mala idea ofrecérsela a un piloto local, así que fue a parar a las manos del californiano Dick Mann. Aunque era piloto oficial de BSA, los ingleses a sus 36 años lo habían considerado demasiado viejo para pilotar una de las tricilíndricas oficiales preparadas por Rob North.

El error de juicio les salió caro. De las cuatro Honda tan sólo una seguía en carrera poco después de darse la salida. Las otras tres rompieron la cadena de distribución, Bill Smith en el warm up, Ralph Byans en la tercera vuelta y Tommy Robb vueltas después. Al cumplirse las 53 vueltas, tras Mann, llegaron segunda y tercera las Triumph de Gene Romero y Don Castro, tres americanos en el podio.

Y nunca fue más cierta aquella manida frase de «Gana el domingo, vende el lunes». Probablemente la victoria de Daytona de Honda en 1970 ha constituido la más importante de una sola carrera para una marca, y eso que Honda olvidó Daytona inmediatamente tras su éxito.

El caso es que un buen número de Honda empezaron a correr, muchas de ellas con las piezas de carreras que vendía el «Honda Racing Club», pero ninguna era semejante a cualquiera de aquellas cuatro Honda que tan sólo aparecieron en aquella ocasión, las únicas cuatro CR 750 que Honda construyó.